Los eurodiputados y los Estados miembros de la Unión Europea llegaron a un acuerdo de la noche a la mañana sobre una reforma de gran alcance del mercado europeo de carbono, esos espacios donde las empresas y las personas, pueden comprar o vender certificados que representan emisiones o reducciones de gases de efecto invernadero (GEI).
Lo acordado se instala en el corazón del plan climático pactado por los 27 estados miembros. Un acuerdo que eleva considerablemente las ambiciones de la Unión Europea en este ámbito.
El plan busca acelerar la reducción de las emisiones y eliminar progresivamente los “derechos gratuitos de contaminar” que tienen actualmente las industrias. La reforma formaba parte del paquete legislativo conocido como “En forma para el 55” (Fit For 55), la gran hoja de ruta de la UE para reducir las emisiones de CO2 en 2030 al menos un 55% con respecto a 1990.
Sobre la base del acuerdo alcanzado después de alrededor de 30 horas de duras conversaciones entre los negociadores del Parlamento Europeo y los estados miembros de la UE, para cubrir sus emisiones de CO2 (dióxido de carbono), los productores de electricidad y las industrias de alto consumo energético (acero, cemento, etc.) en la Unión ahora deben comprar “permisos contaminantes” en el mercado europeo de cuotas de emisión (ETS), creado en 2005 y que se aplica al 40% de las emisiones del continente.
Las cuotas totales creadas por los Estados disminuyen con el tiempo para alentarlos a emitir menos. La reforma fue propuesta en julio de 2021 por la Comisión Europea para alcanzar los ambiciosos objetivos de reducción de gases de efecto invernadero del plan climático de la UE.
Según el acuerdo alcanzado, la tasa de reducción de cuotas propuesta se acelerará, con una caída del 62% para 2030 en comparación con 2005 (frente a un objetivo anterior del 43%), lo que significa que los productores afectados tendrán que reducir sus emisiones en un 62%.
Los mercados de carbono son una de las herramientas disponibles para abordar el cambio climático. Son acuerdos en los que los países u otras entidades, como por ejemplo las empresas o incluso individuos, intercambian permisos para emitir CO2, a menudo conocidos como créditos de carbono.
Si bien existen distintos tipos, su funcionamiento se resume en que los países y empresas pueden reducir sus emisiones de carbono por debajo de ciertos niveles acordados y vender el “permiso” de emisiones sobrante (en forma de créditos de carbono) a otros que siguen contaminando por encima de esos límites.
Los mercados de carbono son una forma de trasladar las consecuencias del cambio climático, como olas de calor más frecuentes e intensas, inundaciones y sequías, a los contaminadores, que tendrían que gastar dinero para comprar más créditos para seguir con sus actividades contaminantes. Es un incentivo financiero para reducir las emisiones, según explica la organización Carbon Market Watch. (ANSA).