Numerosas investigaciones científicas han comprobado que el consumo diario de mate proporciona múltiples efectos benéficos para la salud. El Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM) recabó información y preparó una infografía donde detalla el poder antioxidante, el efecto neuroprotector y la colaboración en la reducción de los niveles plasmáticos de triglicéridos, colesterol LDL y total.
Cebar mate, tomarlo y compartirlo produce sensaciones placenteras. En parte porque contiene cafeína, pero también porque al realizar una actividad que nos da placer nuestro organismo produce dopamina, un neurotransmisor que participa en los mecanismos de motivación y
recompensa, y eso exacerba el momento placentero.
Colabora en la prevención de enfermedades cardiovasculares como infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares. Además estudios epidemiológios indican que la enfermedad de Parkinson tiene una incidencia menor en quienes toman mate que en quienes no lo consumen. Por otra parte, investigaciones en cultivos in vitro y en ratones demostraron que la yerba mate tiene efecto reuroprotector sobre las neuronas dopaminérgicas, cuya muerte ocasiona el parkinson.
El aporte calórico del mate es muy bajo: 25 kcal por medio litro. Además, tiene cantidades muy bajas de sodio: 17 mg cada medio litro de mate cebado. No aporta grasas de ningún tipo. Proporciona cantidades significativas de las vitaminas B1 y B6.
Acompañado de una dieta hipocalórica colabora con el descenso de peso corporal. Además, tomar mate reduce los niveles plasmáticos de triglicéridos, colesterol LDL y colesterol total, mejorando el perfil lipídico de personas que sufren hiperlipemias.
Potente antioxidante
El mate es una importante fuente de antioxidantes, sustancias que nos protegen del daño oxidativo. A diario estamos expuestos a la acción de radicales libres, moléculas inestables que dañan nuestras células oxidándolas. Los radicales libres pueden ser producidos por el cuerpo o tomados del ambiente. Nuestro organismo se defiende de ellos mediante defensas antioxidantes.
Cuando se produce un desequilibrio entre la cantidad de radicales libres y las defensas antioxidantes nos enfrentamos a un estado de estrés oxidativo, directamente ligado al desarrollo de muchas enfermedades crónicas.
