Algunos expertos pronostican que para el año 2050 la carne vacuna será a las mesas del mundo lo que hoy es el caviar, es decir, muy demandada, escasa y por supuesto cara.
Para los productores ganaderos argentinos esta bonanza anunciada para dentro de 35 años no representa absolutamente nada. Ellos tienen que resolver el mejor precio posible para la jaula de mañana, el caviar en el mejor de los casos lo aprovecharan sus nietos si es que siguen con la tradición ganadera familiar.
La lógica indica que el cambio no será repentino y que de ahora en más el valor de la carne de vaca entrara en un paulatino ascenso para nada despreciable. Lo interesante seria saber si la Argentina se encontrará preparada para sacarle el mejor provecho posible a semejante oportunidad. Este es un sayo que le cabe tanto al gobierno respecto de las políticas que se tomen para el sector como a los productores.
Será la nueva administración, quien tenga la responsabilidad de instrumentar las medidas necesarias, para que exportar nuestros alimentos al mundo no se vea como un delito sino como un negocio fabuloso que traería al país los tan ansiados y escasos dólares que necesitamos, como también aportaría un aumento en la mano de obra del sector agroalimentario generando nuevas fuentes de trabajo genuinas.
Con respecto a los vaqueros criollos es imprescindible que se instrumente una faena arriba de los 450 kilos, será el primer paso de muchos que hay que dar para aumentar la producción y estar listos para atender la demanda externa. Reducir el costo de engorde, estar atentos al mejor método de terminación y el buen trato de los animales son responsabilidades que los productores tendrán que asumir para estar a la altura de las circunstancias.
Dar por sentado que el territorio argentino es rico por naturaleza y que tiene los cuatro climas es una generalización nociva y demodé, no es lo mismo hacer carne en el norte, centro o sur del país. Cada cual tendrá que estudiar minuciosamente sus condiciones más favorables y explotarlas al máximo, este ejercicio de humildad permitirá invertir más fuerte allí donde se es más débil o asociarse con alguien que complemente a la perfección un ciclo completo.
La tradicional foto que mostraba agricultores por un lado y ganaderos por el otro debe quedar intacta para el álbum de los recuerdos. El presente exige un mix indispensable para el mejor aprovechamiento de los rindes de cada uno.
Para hacer grande una Nación, todos tienen que aportar lo suyo. Los argentinos tendremos que acostumbrarnos a comer carne de novillo (la ternerita ya fue). Aquellos que rechazan las verduras y pastas como opción tendrán que aprender nuevas formas de cocción u optar por otras alternativas: el pollo, el cerdo, el cordero, el chivo y el pescado también aportan carne a nuestras mesas.
El crecimiento global que se viene tanto en población como en ingresos. Nos pone una vez más una oportunidad en la puerta de casa, es responsabilidad de todos no dejarla escapar.
[su_custom_gallery source=”media: 1393,1394,1396″ width=”630″ height=”410″ title=”always”]