Desierto y Agua, el dúo formado por Andrea Feiguin y Dany Riaño presentó en el escenario de La Tangente, los temas de su último álbum Yuyo y la propuesta fue un show deslumbrante; una experiencia de música, luces, danza y letras que suenan simples, pero con un carisma que trascendió la simple poesía, desde el momento en que se pronunciaron oportunamente durante un espectáculo que prescindió de la pausa.
El dúo ofrece un discurso que reúne recursos sonoros con coreografías y letras que “hablan” de sanación, vida, planeta, todo con un sabor ancestral y que remite a la sabiduría humana y con cierto aire a chamanes y druidas que son llamados desde un lejano pasado, pero que se proyectan hacia el futuro.
Es este mensaje en el hacen transitar por la música, con un marcado ritmo electrónico y al que se suma una serie de instrumentos de tradición originaria de América Latina como el Erke, el Ronroco, Trutuca, Quenas, Toyos y Charangos. Todos ellos provenientes de la tradición andina, pero que trajeron al escenario un recorrido por las raíces y la fertilidad de la Tierra y con la necesidad de hacer cada vez más habitable este, nuestro único hogar.
Se suma a este recorrido, un vestuario con base en el color blanco y unas máscaras doradas que resalta el mensaje y lo coloca en el campo del futuro. Un futuro que llega de la mano de la música electrónica que propone una fusión de sonidos, cadencias y melodías que se desatan armoniosamente durante el espectáculo.
Lo visual acrecentado por un eficaz juego de luces y el ritmo acompasado dio como fruto la adhesión empática del público que se sumó con baile, exclamaciones, palmas y la aprobación generalizada de un espectáculo global y con mucho para proponer.

Sin duda, durante el espectáculo sucedió una expansión sonidos ancestrales, junto a una combinación la música electrónica, un condimento que le brindó actualidad y con él una expansión hacia el futuro, siempre presente y casi al alcance de la mano, gracias al llamado al amor a la tierra que deriva naturalmente al cuidado de los recursos naturales y a su equilibrio con la vida humana. El dúo trasladó al público a lo más antiguo, los conectó con sus ancestros y la sabiduría de la tierra, y con la sangre invocó el amor para sanar.
Todo ello remarcó la importancia del amor al planeta como nuestro hogar que desató una serie de vibraciones que atravesaron los sentimientos de aquellos que disfrutaron de un espectáculo del que formaron parte con la danza y con los sonidos tribales que propuso Desierto y Agua durante su noche. Un viaje chamánico tan actual y antiguo como la misma Pacha Mama en un show deslumbrante.
Desierto y Agua se formó en 2017 y desde entonces realizó giras por el Argentina, Israel, Europa y Sudamérica obteniendo reconocimientos como el Premio Ibermúsica 2019 y 2021.
Cuentan con tres álbumes, un EP y varios singles publicados, incluyen un remix de Rodrigo Gallardo (Chile) y Dandara (Suiza). Hernán Bruckner es su productor artístico. Su último álbum Yuyo fue presentado en diciembre 2022 y repitió en la noche del 18 de marzo en La Tangente, previo a la próxima gira europea.
Participaron del show, la cantante Big Mama Laboratorio, los bailarines de Casa Pactum y Trío Shakupa que se presentó en la previa del show.
En diálogo con El Ágora, Andrea Feiguin integrante de Desierto y Agua explicó que este espectáculo “es la continuación de otras presentaciones del álbum Yuyo, al que también le sumamos un tema nuevo y que tocamos por primera vez y hubo unas visuales; una estética nueva que probamos y que afiancemos nuestro arte en algo sorprendente. Es mucho más que un show de música.
¿Por qué es mucho más que un show de música? ¿Podrías definirlo?
Es una experiencia diferente que es bueno vivirla, como es bueno vivir esta vida. El espectáculo tiene como misión elevar las vibraciones del alma, algo tan necesario en este mundo en que vivimos. Es arte, pero también es música – medicina, porque sana a través de mantras y sonoridades ancestrales; es una medicina vibracional.
Dani (Riaño) ¿Cuál es el origen de esta fusión de la música electrónica y lo ancestral andino?
La fusión nuestra nace de una necesidad de querer hacer música electrónica sabiendo que uno es sudamericano. La electrónica es un concepto universal, pero nosotros somos argentinos. Sentimos que no tenía sentido trabajar una electrónica que sea “gringa”. La fusión nace por las ganas de conectar con nuestra identidad con nuestra raíz y nuestra raíz es bien sudamericana. Los instrumentos ancestrales que usamos son producto de viajes que vamos teniendo y así los vamos obteniendo. Cuando vos escuchas un instrumento de esos sonando, despierta una memoria que habita en nosotros, una memoria que también te cuenta quién sos vos.