“¿Por qué hablamos de salud en relación a la comida?”, preguntó la Licenciada en Nutrición, Lucila Bacci en el XXIII Congreso de Aapresid “Siempre vivo. Siempre verde”. La especialista hizo un recorrido de cómo fue la alimentación en la humanidad y la incorporación del concepto saludable, hasta llegar al presente y en Argentina.

“Hoy sabemos que no solo se limita a una dieta nutritiva sino que abarca varios ejes de la vida de las personas, y por eso necesita una comprensión global”, expuso la especialista. Y agregó: “Es importante revisar las decisiones que como individuos, familia y sociedad tomamos cada día y que definen nuestro estilo de vida”.
Bacci explicó que “el organismo mantiene el ADN del primer hombre, que comía lo necesario. Pero ahora todo lo que se come demás se transforma en grasa. La comida tiene que ver con nuestro estilo de vida”.
Analizó el “Estudio de los siete países” post Segunda Guerra Mundial, origen de las primeras recomendaciones alimentarias para una buena salud, y también el surgimiento de los supermercados y la industrialización de los alimentos.
“El mundo fue cambiando con el surgimiento del supermercado y la industrialización de alimentos. De esta forma se empezaron a utilizar agregados y aditivos, no necesariamente naturales. Otro gran cambio fue que la mujer empezó a dejar el rol de la casa y la cocina para ocupar otros roles en la sociedad”, afirmó.
Para la nutricionista no haber incorporado una alimentación saludable genera en el mundo que 2,8 millones de personas mueran por año por obesidad, enfermedad que padece el 30% de la población mundial.
En Argentina según la encuesta nacional de factores de riesgo, seis de cada diez adultos tiene exceso de grasa corporal; el 30% de los niños en edad escolar tiene sobrepeso y 6% obesidad. Además, el 65% realiza poca actividad física y solo el 6% consume al menos 5 porciones de frutas y verduras al día.
Al respecto, Bacci consideró que “todo indica que no se siguen las recomendaciones de los expertos y organismos del Estado para llevar un estilo de vida que evite las enfermedades relacionadas con la mala alimentación. Debemos ser conscientes de lo que hacemos y así poder tomar decisiones que nos permitan vivir de otra manera, con menos enfermedades y mejores parámetros de salud”.

En la misma sintonía la última de las Guías Alimentarias para la Población Argentina (GAPA) pone el acento en el agua (seis a ocho vasos por día), realizar más actividad física, consumir menos sal, y comer más verduras y frutas. “Cuesta cumplir esas pautas porque es muy difícil desarraigar usos y costumbres”, describió, haciendo hincapié en que “los hábitos son consecuencia de los malos ejemplos que hemos tenido de chicos con las comidas y esos mismos malos ejemplos son que damos. La palabra convence, pero el ejemplo arrastra”.
Bacci habló del “Imprinting” o impronta genética, que es la huella imborrable que dejan las primeras experiencias. “Los invito a que estos valores que tenemos en Argentina de sobrepeso y obesidad los repensemos en vista a un futuro mejor”, concluyó.




