Lara Recce, es de Monte Grande, Partido de Esteban Echeverría, tiene 25 años y es mamá de Bautista de 8. A partir de la cuarentena por la pandemia del coronavirus como tantos otros tuvo que repensar qué hacer al quedarse sin trabajo.
Con el tiempo y el apoyo de sus seres querido, amigos y familia, se dedicó a lo que siempre le gustó y comenzó su emprendimiento, Pastas Dolcevittt, especializado en sorrentinos y tallarines. Lo hace junto con su mamá María Alicia, que la acompaña en todas las circunstancias, y le pone la misma garra que ella. Alicia se dedica a las ventas, y los sábados y domingos, a entregar los pedidos a domicilio.
Al detallar los motivos del nombre del emprendimiento, Lara sostuvo que “hace mucho llevo tatuado al Dolcevittt, siempre amé amasar y sentía que mi apellido italiano, era el que me daba tanto amor por las pastas”.

Hoy luego de unos meses la joven emprendedora habla de @Dolcevittt con orgulloso, aunque fueron difíciles los primeros pasos, porque “me encontraba trabajando en eventos con mi hermana, así que enterarme de un día para otro, que no vas a tener ingresos fue muy duro. Diría sorpresivo y shockeante”. Además, pensar en su hijo le dio la razón de hacer algo nuevo sin depender de un jefe o empresa, porque “sos la única persona que le brinda todo y hace que no le falte nada, tenés que salir adelante”, aclaró.
“Fue un instante donde pensás mil cosas, y te das cuenta que no solo escasea el dinero, sino el ánimo y el no saber cómo afrontar algo tan duro como el aislamiento por esta enfermedad”, explicó Lara y agregó, que “fue mi amor por la cocina que me ayudó a poner los pies sobre la tierra”.
“Fui mamá a los 17 años, y nunca pensé en dedicarme a cocinar, mi prioridad siempre fue mi hijo, afrontar una vida de trabajo, donde dividía mi tiempo en el trabajo y estar con él”. Sin embargo esta cuarentena, “hizo que piense en lo que amo hacer, y generar ingresos a través de lo que uno le gusta. Como madre estoy muy orgullosa de haberle dedicado todos estos años a mi hijo, cosa que seguiré haciendo, pero aprendí que puedo hacer ambas cosas. Hoy más que nunca mi meta es ahorrar para pagarme una carrera de gastronomía”, adelantó.
Tallarines y sorrentinos
Pedidos a punto de salir Tallarin con distintos gustos Sorrentinos a la carta
Las raíces, los afectos y la infancia fueron los primeros pasos que construyeron el presente de Lara, porque “desde muy chica mi abuela me llevaba a cada curso de cocina en el cual se anotaba. Yo la acompañaba con mi cuaderno y anotaba. Ese fue un comienzo muy importante, y después a medida que iba creciendo, cocinaba recetas de los libros que iba juntando o me iban regalando”, explicó la joven emprendedora.
“De a poco voy perfeccionando mis masas y mis rellenos, sé que todos los días puedo hacerlo cada vez mejor, cada caja de pastas que haga, es con el mismo amor y pasión que la primera”. Y agregó: “Al principio solo amasaba sorrentinos de tres sabores distintos. Ahora no solo hago cuatro sabores sino masas distintas y tallarines. No veo la hora de sumar ñoquis, canelones, ravioles y muchas cosas más”.
Listo para disfrutar Espinaca, ricota y queso De ricota, jamón y muzzarella y nuez
Como muchos iniciativa en esta época, empezó a difundir sus pastas por Instagram @Dolcevittt, porque como se sabe en cualquier rubro la mejor propaganda es la del que te recomienda el famoso “boca en boca”, pero “por redes es mucho más fácil”.
Consultada por El Ágora sobre el comportamiento del consumidor actual, la cocinera analizó que “hoy más que nunca las personas buscan precio y calidad, y gracias a las redes sociales nos hacemos visibles a través de las publicaciones de nuestros clientes ante sus seguidores. Muchas personas se toman la molestia de no solo comprar y confiar en el producto sino de subir una foto y hacer una “historia” recomendando las pastas”.
Sobre cuáles fueron sus primeros obstáculos Lara consideró que “en lo personal mi traba era mi cabeza, tuve que modificar la confianza en mí. Me desafíe y aprendí que las oportunidades no siempre son externas, sino que vienen de uno mismo. Y somos nosotros los que decidimos hasta dónde queremos llegar y que limites mentales queremos romper. Lo demás llega solo”, y reconoció que “siento que tengo mucho para brindar y no solo con las pastas. Comunicar que hay esperanzas es muy bueno, espero que ayude al que lo necesite para animarse a más”.