Historias de búsquedas de oportunidades, evangelización y esperanza fueron las motivaciones de un grupo de familias que ingresaron a la Argentina en épocas de la conformación de un país federal con un fomento de la producción agrícola.
En el marco de los acuerdos entre Bernardino Rivadavia y los hermanos Parish Robertson llegaron a Buenos Aires inmigrantes británicos criadores de ovejas, carpinteros entre otras actividades en 1826.
Sin embargo, 1806 fue el primer registro de la llegada de dos escoceses a la Argentina y desde entonces hasta 1825 se acrecentó la llegada de inmigrantes provenientes de la región. Según registros en 1822 había 1200 escoceses.
En 1825 llegó un nuevo grupo de 220 escoceses en la goleta Symmetry que se radicó en Monte Grande formando una colonia agrícola con los hermanos Parish Robertson. Esta colonia trae en 1826 al primer pastor presbiteriano para atenderlos.
Desde 1828 la colonia fue dispersándose hacia otras localidades y fue necesario en 1829 establecer oficialmente la Iglesia Presbiteriana San Andrés en Argentina, inaugurando la primer capilla en Capital Federal. Al poco tiempo, en 1838, se inauguró también la Escuela San Andrés, que continúa hasta hoy en nivel primario, secundario y universitario.
A partir de 1855 comenzaron a establecerse iglesias en varias localidades, a medida que la comunidad de creyentes crecía. Ese año se inauguró una capilla en Florencio Varela, en 1868 ocurre lo mismo en Jeppener y en 1872 en Chascomús junto al cementerio.
Con anterioridad los escoceses de Chascomús resolvieron construir una iglesia donde celebrar sus cultos. El lugar elegido fue el puesto de Thomas Bruce cerca de la laguna “La Yalca” y para financiar la construcción resolvieron que toda persona que tenga ovejas pagaría anualmente un canon equivalente al monto de 10 por cada mil de su rebaño. La comunidad británica estaba compuesta por 1500 personas entre escoceses, ingleses e irlandeses.
Con esfuerzo y pasión se construyó el “Rancho Kirk” para 200 personas, siendo atendido por el pastor James Smith de la Iglesia presbiteriana de Quilmas en algunas oportunidades. Posteriormente, llegó a Chascomús desde Escocia el pastor Martín Ferguson.
En 1868 el flagelo del cólera azotó a la zona castigando duramente a la comunidad debiendo habilitar un sector junto al templo para cementerio.
Con el tiempo la comunidad se restableció y fueron creadas escuelas vinculadas a las tradiciones británicas. Sin embargo, los integrantes de la comunidad en los fines del Siglo XIX empezaron a disgregarse al buscar nuevos rumbos como La Plata y Capital Federal por las dificultades económicas en la actividad rural, principalmente por la caída del precio de la lana a nivel internacional.
A fines del Siglo XX la comunidad prácticamente desapareció quedando algunos descendientes que conservaron las tradiciones familiares, con el tiempo la iglesia fue sumando adeptos de otros cultos evangelistas.
Hoy la Iglesia Presbiteriana de Chascomús es atendida por el Pastor Luciano Mirazo, quien cuenta la historia de la comunidad a “El Ágora”.
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