La función por hacer, una pieza teatral –por demás original- que se ofrece en la sala El Método Kairós (El Salvador 4530, Palermo, CABA), los domingos a partir de las 20.30 horas. Es allí y en ese horario en que una historia que comienza a narrarse y cuyos protagonistas, una pareja de jóvenes que luego de algunos arrumacos, una pintura y su lectura generan una situación incómoda entre ellos. Sin embargo, la obra se interrumpe por la aparición cuatro personajes que fueron abandonados por su autor.
De estos personajes aparecidos casi de la nada, llevan consigo un mandato y una necesidad de contar su historia; una historia que los atrapó y no saldrán de ella hasta que no concluya sobre un escenario teatral.
Los actores interrumpidos pasan abruptamente del desconcierto al enojo y el choque entre personajes no se hace esperar. Es que ambos “elencos” esgrimen argumentos que se sustentan en conceptos teatrales, escénicos y en la imperiosa necesidad de contar sus historias que alguna vez los autores la imaginaron y les dieron vida. Esa vida es la que se pone en juego.
Unos, a regañadientes, permiten que los otros –los recién llegados- puedan personificar un relato que adquiere protagonismo y hasta se animan a interpretarse los unos a los otros. Y así surgen nuevas discusiones sobre el arte de dirigir e interpretar; interrupciones que finalmente llevarán a que la historia concluya y se resuelva el conflicto.
Por momentos y esto es sencillamente genial, es el público que queda inmerso en la misma situación de desconcierto e incertidumbre, ya que surgen interrogantes como ¿Cuánto hay de verdad en el teatro y en el arte? Todos, personajes y autores deben enfrentarse al mandato que subyace en una obra de teatro: contarse y personificarse.
Y desde allí se escuchan voces que dicen: “La vida es irresponsable”; “Quién más quien menos –por fuera., ante los demás-se reviste de dignidad. Pero por dentro sabe muy bien todo lo que hay de inconfesable al quedarse a solas consigo mismo.” “No marees con la verdad. La verdad es siempre relativa y en el teatro mera apariencia.” “Sabemos que el problema del Ser o no Ser nunca se resolverá, y no sólo para Hamlet, sino para cualquier espíritu que contemple esa forma de vida… Eso es arte.”
En tal sentido, el director Sebastián Bauzá señaló a El Ágora que “como director me seducen los textos que no solo tengan una trama exquisita, sino que, además, el modo particular de su narrativa me sorprenda. Los desafíos de interpretación y puesta, la generosidad en el detalle son cuestiones que siempre me han resonado en esta tarea de llevar la batuta a la hora de crear una nueva pieza teatral. Todo esto me sucedió cuando di con esta obra. Esos personajes que aparecen, en el medio del humor y el juego, con la urgencia de ser escuchados. Cuánto de fantasía hay en lo real y cuánta verdad hay en el arte es, al fin y al cabo, la vida misma”.
Con actuaciones convincentes en cuanto a lo dramático y humorístico, en un marco de desconcierto, los actores transitan el espacio marcando cada escena y con una frecuencia adecuada y que denota un gran trabajo de ensayo y de cómo transmitir esas secuencias. Un violín que por momentos logra crear un clima específico para una escena; un vestuario que define a cada personaje; un juego de luces que logra acompañar el desplazamiento de estos personajes sufridos, abandonados y con la carga de contar y concluir su historia en la se vieron atrapados.
La obra nacida a partir de otra, Seis Personajes en Busca de un Autor, inspiró a los autores Miguel del Arco y Aitor Tejada, para dar vida a Una Función por Hacer.
La interpretan: Julieta de Moura, Sebastián Sinnott, Bianca Vicari, Pehuén Cordero, Iara Moreno y Juan Manuel Docampoy Violeta Averbuj (violín). Diseño de vestuario y escenografía: Sabrina López Hovhannessian; Diseño de iluminación: Del Bianco Estudio; Diseño gráfico: Cecilia Cuccioletti; Fotografía: Leo Marino – Estudio2uo; Asistencia de dirección: Gloria Arscott; Dirección: Sebastián Bauzá.
