Apenas unos pocos años atrás, algunos gobernantes de países clave en el planeta se animaron a nombrarla al pasar, durante una de las Asambleas Generales de las Naciones Unidas. Evidentemente algo cambió, a raíz del lanzamiento de ChatGPT y el entusiasmo general, la Inteligencia Artificial derivó en un tema candente dentro de la diplomacia global.
Presidentes, primeros ministros, monarcas y ministros de gabinete se reunieron para reflexionar acerca de su regulación. Los pesos pesados del sector reconocen que se necesitan barreras de contención, pero quieren proteger los beneficios que visualizan en el uso de esta tecnología. Por otro lado, varios expertos externos asumen que también existen riesgos potencialmente catastróficos, por lo que no hay tiempo que perder y urge tomar cartas en el asunto.
En este sentido, el organismo mundial tiene algunos atributos por ofrecer como su notable alcance y un historial de negociación de pactos sobre temas globales. “Tener una convergencia, una comprensión común de los riesgos, ése sería un desenlace muy importante”, admitió Amandeep Gill, enviado del secretario general de la ONU para la Tecnología. “Sería muy valioso llegar a un entendimiento común sobre qué tipo de gobernanza funciona, o podría funcionar, para minimizar los riesgos de la inteligencia artificial y maximizar las oportunidades que ofrece para hacer el bien”, amplió.
Apenas tres oradores se habían expresado al respecto en 2017, escasa cifra en relación a los veinte de este año, desde lugares diversos que van desde Namibia hasta Macedonia del Norte, desde Argentina hasta Timor Oriental. El secretario general António Guterres adelantó planes para nombrar este mes a los integrantes del consejo asesor, y para que las recomendaciones preliminares ya hayan sido establecidas a finales de año, una velocidad vertiginosa para los estándares de la ONU.

A Sam Matekeane, primer ministro de Lesotho le preocupan las amenazas a la privacidad y la seguridad; en tanto el premier nepalés, Pushpa Kamal Dahal, teme sobre su posible uso indebido y el ministro de Asuntos Exteriores de Islandia, Thórdís Kolbrún R. Gylfadóttir, recooció que sigue con atención que el potencial de esa tecnología “se convierta en una herramienta de destrucción”. Gran Bretaña publicitó su próxima “Cumbre de Seguridad sobre la IA”, mientras que España se presentó como un anfitrión dispuesto para una posible agencia internacional sobre inteligencia artificial.
Días después de que los senadores estadounidenses conversaran sobre IA a puerta cerrada con escépticos y altos directivos del mundo de la tecnología, el presidente Joe Biden dijo que Washington trabaja “para asegurar que nosotros gobernemos esta tecnología y no al revés: que ella nos gobierne a nosotros”. Y con la Asamblea General como centro de gravedad, la semana pasada hubo tantos paneles de discusión y reuniones sobre políticas de IA en la ciudad de Nueva York y sus alrededores que en ocasiones los asistentes tuvieron que correr de uno a otro. “Las reuniones más importantes que estamos teniendo son las reuniones en la ONU, porque es el único organismo que es inclusivo, que nos trae a todos aquí”, dijo Omar Al Olama, ministro para la inteligencia artificial de los Emiratos Árabes Unidos, en un evento patrocinado por la ONU en el que participaron cuatro funcionarios de alto rango de varios países. Atrajo tal interés que media docena de sus homólogos ofrecieron comentarios desde la audiencia.
“Lo más alentador es cómo hacer esto bien, y la ONU está en una posición de ayudar a armonizar todas las conversaciones”, dijo James Manyika, vicepresidente sénior de Google. El gigante tecnológico ayudó a desarrollar un nuevo sitio web de la ONU, habilitado con inteligencia artificial, para buscar datos y hacer un seguimiento de los avances en los objetivos clave del organismo mundial.
Las ideas difieren sobre cómo debería ser un posible organismo global que regule la IA: “¿quizás un panel de expertos en evaluación y determinación de hechos, similar al Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático? ¿O una agencia de vigilancia como el Organismo Internacional de Energía Atómica? ¿Una entidad normativa similar a las agencias de la ONU que regulan la aviación civil y y el tránsito marítimo? ¿O algo diferente?
Un ejecutivo de OpenAI convertido en competidor dijo después al Consejo de Seguridad de la ONU en julio que la inteligencia artificial plantea “amenazas potenciales a la paz internacional, la seguridad y la estabilidad global” debido a su imprevisibilidad y su potencial de ser utilizada indebidamente.No obstante, existen puntos de vista claramente divergentes sobre dónde residen los riesgos y las oportunidades.

“Para países como Nigeria y el Sur Global, el mayor problema es: “¿qué vamos a hacer con esta tecnología asombrosa? ¿Tendremos la oportunidad de utilizarla para mejorar las condiciones de nuestra gente y nuestras economías por igual y al mismo ritmo que Occidente?”, preguntó Olatunbosun Tijani, ministro de Comunicaciones de Nigeria, en un debate sobre IA organizado por la Biblioteca Pública de Nueva York. Mencionó que “incluso la conversación sobre la gobernanza ha sido liderada desde Occidente”.
Aisén Etcheverry, ministra de Ciencia de Chile, cree que la IA podría permitir una renovación digital, una oportunidad para reducir las brechas que tecnologías anteriores abrieron en materia de acceso, inclusión y riqueza. Pero se necesitará más que mejorar la infraestructura de las telecomunicaciones. Los países que quedaron rezagados anteriormente necesitan que el idioma, la cultura y las diferentes historias de las que provienen estén representados en el desarrollo de la inteligencia artificial, expuso Etcheverry en el evento paralelo patrocinado por la ONU.
Gill, quien es de India, comparte esas preocupaciones. El diálogo sobre la IA debe expandirse más allá de una dicotomía de “promesas y peligros” hacia “una comprensión más matizada donde el acceso a las oportunidades, su dimensión de empoderamiento … también estén en primer plano”, dijo.