La obra de teatro La Madonnita, regresó a la cartelera porteña para presentarse los domingos a las 19.30, en la sala Itaca Complejo Teatral (Humahuaca 4027, Abasto, CABA). El texto de Mauricio Kartun fue, sin lugar a dudas, una de las piezas más aplaudidas del célebre dramaturgo argentino, referente del teatro nacional, que en su nueva versión cuenta con la dirección de la joven y talentosa Malena Miramontes Boim.
Más de 2.000 espectadores y 40 funciones agotadas, es el saldo que dejó La Madonnita, durante su permanencia en cartelera, durante 2022.
Interpretada por la actriz Natalia Pascale, y junto a los actores Fito Pérez y Darío Serantes, la pieza teatral ofrece una lectura profunda de la sociedad porteña a comienzos del Siglo XX; una Buenos Aires con muchos hombres solos y sin la compañía de una mujer.
Una sociedad signada por la falta de tiempo para el amor y en un ambiente en el ese sentimiento profundo y cuya falta hace estragos sin importar sexo o condición. Allí el amor es escaso y esquivo, en una ciudad que poco a poco se puebla de otros idiomas y otros valores conductas que nacen de la necesidad.En ese contexto, transcurre la historia de La Madonnita, una mujer cuyo destino parece inevitable; un destino de mujer / objeto, un objeto de nítidos rasgos sexuales; un cuerpo para mirar e imaginarse actos y palabras que no suceden, pero que la imaginación vuela con sólo tener una foto de ella en las manos.

En un altillo de alguno de los edificios que rodean al Parque Lezama, dos hombres intentan ponerse de acuerdo sobre esas fotos que los clientes de uno de ellos les reclama. El otro, un fotógrafo diestro en captar el momento, gracias a la luz que es la que trae la imagen de La Madonnita; una mujer iluminada y que trasciende más allá de la realidad.
La Madonnita se muestra por momentos sumisa y temerosa; intenta imponer en aquel altillo su lugar. Sin embargo, los dos hombres se lanzan en discusiones casi triviales, pero esas giran, en torno a esta mujer que no olvida ni minimiza su condición. Un romance clandestino, una huida sin destino y una búsqueda implacable que la traen de regreso, preanuncia un final signado por la tragedia que sólo dejará de ser tal con un recuerdo.
Con actuaciones convincentes y de gran presencia en el escenario, la historia gana en interés a cada paso. Pérez y Serantes asumen un protagonismo que definen la historia en cada una de sus intervenciones, mostrando signos de la época y sus códigos.
Una apreciación merece la actuación de Natalia Pascale, en el papel de La Madonnita, quien lleva al escenario el poder de comunicación de los gestual y un brillante lenguaje corporal que llena los espacios de esta historia y deja de lado las palabras que quizás no dicen tanto como sí lo hace su cuerpo.
20 años es mucho
En escenografía poblada de elementos que definen el entorno y las circunstancias de esta historia; un vestuario que reafirma la identidad de los personajes y una iluminación que a veces guía los pasos de los actores, hacen de esta obra altamente recomendable y que seguramente seguirá en el mismo sendero que el año anterior.
Al cumplirse 20 años de su estreno original, su directora actual, Malena Miramontes Boim señaló: “En un contexto social diferente al de la versión original, el público verá reflejado a través de la risa, lo que hoy en día lo conmociona, en el marco de un universo poético convocante”.
Un hombre que saca fotos a su mujer y luego las comercializa entre la clase trabajadora inmigrante y en un contexto socioeconómico de crisis, la obra dispara con astucia la pregunta por la mujer, como enigma y objeto de intereses sexuales y económicos, es el resumen que albergan las palabras, pero que en el escenario cobran un valor superlativo.
Es en esa situación en que puede apreciarse la construcción de masculinidades férreas. Opresivas y violentas, que de alguna manera quedan expuestas por con cierta suavidad, mediante el grotesco criollo que construye al personaje de La Madonnita como a una mujer que soporta hasta donde puede su destino de sumisión.
El personaje y la actriz
Si bien la “pluma” de Kartun describe ese mundillo de deseo, sexo y opresión, la caracterización del personaje y el perfil definitivo lo realiza la actriz Natalia Pascale que, en diálogo con El Ágora, contó que “La Modonnita se estrenó en 2003 y es la primera obra que Kartun además de escribirla, la dirigió desde ese año, no se volvió hacer en Capital. Nosotros desde 2019 comenzamos a pensar en el proyecto de llevarla al escenario y le pedimos los derechos (de autor) a Mauricio y el los cedió. Y después llegó la pandemia. Pese a esto, nosotros seguimos vinculados como grupo de trabajo y pudimos consolidarnos como grupo de trabajo, gracias a que atravesamos la pandemia juntos; todo esto hizo que el proyecto de La Madonnita se haya sostenido. Lo estrenamos en abril del año pasado y estuvimos en cartel hasta diciembre y ahora volvimos y estamos muy felices.
Consultada sobre su personaje Natalia explicó que “esta mujer tiene un marido fotógrafo y la retrata en fotos pornográficas; la Madonnita tiene un partenaire que desaparece y entra a jugar un personaje que es un vendedor de estas fotos y que las vende a la clase trabajadora de la época. En realidad, Madonnita tiene como un doble personaje porque, por un lado, es la mujer que está en las fotos y que llama la atención, pero por otro lado también es la esposa del fotógrafo. Para mí es muy interesante y superador abordar estas dos instancias del personaje.
Frente la pregunta sobre qué le dio la actriz al personaje, Natalia expresó: “el cuerpo, la piel. Todo, pero también pensé mucho en el rol de la mujer. Pero también comparé la lectura que hice del texto cuando se estrenó por primera vez (año 2003) y si yo tuviera que componer este personaje hace 20 años atrás, no habrá sido el mismo de hoy. Además de haber tenido otro tránsito en la vida, sino también por el movimiento feminista de estos últimos años, la mirada social del mundo cambió. Ya no puedo mirar esta obra con la misma óptica de hace 20 años. Esto me hizo reflexionar mucho sobre este personaje y en su construcción. Fue muy interesante el trabajo de composición del personaje”.
Los que hicieron posible la obra
Dramaturgia: Mauricio Kartún
Actúan: Natalia Pascale, Fito Perez, Darío Serantes Diseño de vestuario: Cecilia Gómez García
Diseño de escenografía: Micaela Sleigh
Asistencia de escenografía: Guadalupe Borrajo
Realización Audiovisual: @fiero.fuego
Música original: Matías De Stéfano Barbero
Diseño De Iluminación: Javier Vázquez
Fotografía: Lucas Suryano
Asistente Fotografía: Florencia Laval
Diseño gráfico: Niko Fran
Producción de gira: Cristina Sisca
Prensa: Cecilia Gamboa
Asistencia de dirección: Vanina Cavallito
Dirección: Malena Miramontes Boim
