“Mariquita Sánchez de Nadie”, el unipersonal protagonizado por Rafaela Gamba, con la dirección de Ariel Haal, se presenta en la sala Teatro Polonia (Fitz Roy 1477, CABA), con funciones los viernes a partir de las 22. La obra encuentra su génesis en el cuento de Paula Jiménez España quien ubica a Mariquita Sánchez de Thompson en un universo ficcional para abordar, con profunda ironía, temáticas tales como el deseo sexual y el erotismo lésbico. Sin duda todo un desafío el poner en la boca y en el cuerpo de una dama de alta alcurnia de la Buenos Aires posrevolucionaria de comienzos del Siglo XIX.
Rafaela Gamba es una actriz de gran expresividad corporal, desde lo gestual a lo físico y esos dones (naturales pero trabajados con disciplina escénica), lo pone al servicio de una historia que no escatima en secuencias de humor, incertidumbre y una pasión adormecida, pero que despierta inesperadamente y que va moldeándose a medida que transcurre el relato y que en el cuerpo (siempre expresivo) de Rafaela, se suceden personajes entrañables que solo el teatro siempre puede dar un paso más allá y hasta en el plano histórico.
La versatilidad y la flexibilidad para transitar una puesta en escena que resuelve con creatividad el paso de la actriz, se le suma lo corporal: con una media vuelta, los personajes asumen su rol y su presencia llena el escenario, con una soberbia actuación y que apunta a una intensa sensibilidad del texto que llega a borbotones al espectador, producto de un gran despliegue de talento de Rafaela Gamba que enriquece el devenir narrativo de este unipersonal con varios personajes.
El espectador no encontrará un relato histórico y ni siquiera algún dato de aquella época; es una narrativa anacrónica, mágica y que cobran vida esos personajes, gracias a los recursos actorales expresivos, en el marco de una puesta en escena que facilita y mucho ese despliegue de talento que al mismo tiempo lo sostiene. Sí encontrará a mujeres empoderadas y un risueño personaje masculino desarrollado con una visión ficcional, muy lejos de la verdadera historia de aquellas tertulias. Un espectáculo unipersonal basado en el cuento “Mariquita Sánchez” del libro “Pollera Pantalón, cuentos de género”, de Paula Jiménez España Ed. La mariposa y la iguana)– Pieza con la cual, además, uno de los actores más queridos del mítico Adrián Blanco, Ariel Haal, debuta como director.
Mientras se prepara para entonar por primera vez las estrofas del Himno Nacional recibe una visita por demás inesperada: Lucía Thompson. El encuentro entre ambas producirá que tiemble la mismísima tierra patria, poniendo en riesgo el destino que la propia Mariquita creía tener escrito. Una experiencia intimista y audaz que nos invita a recorrer la revolución interna del instinto y la fantasía sexual.
La actriz Rafaela Gamba, le contó a El Ágora, acerca del deseo de montar y actuar en esta obra.

¿Cómo nace este proyecto ahora transformado en una obra unipersonal?
Mariquita Sánchez de nadie es la culminación de un proceso en el que vengo trabajando desde el año 2013. Todo comenzó cuando cursaba la Licenciatura en Teatro (Universidad Nacional de Córdoba). En una Feria del Libro Independiente y Autogestiva (FLIA) me llamó la atención el libro “Pollera Pantalón, cuentos de género” de Paula Jiménez España (ed. La mariposa y la Iguana, 2012). Allí, la autora toma a diferentes mujeres icónicas de la cultura universal para construir un universo ficcional maravilloso, con el fin de hacerlas vivir una historia distinta que las reivindique en su valía. La trama describe una situación que yo misma había atravesado: la atracción por alguien del mismo género; todo un dilema interno en el marco de una sociedad hetero patriarcal como la nuestra. La misma revolución, junto con sus diversas sensaciones físicas, le sucedía también a esta mujer emblema de nuestra historia nacional.
Es evidente que el personaje te sedujo…
Me sentí magnéticamente inspirada y pensé: este cuento debería de convertirse en una pieza teatral. Había en mí, tanto como en la Mariquita del cuento, una necesidad de decir. En el año 2015, me mudo a Capital Federal. Viajaba a Córdoba para dar los exámenes de la Licenciatura y regresaba. Así preparé “Mariquita, la revolución empieza por casa”, la primera presentación que hice a público de este material en versión teatral, para rendir una materia actoral troncal de la carrera. En dos funciones colmadas confirmé que lo que tenía entre manos era potente y conmovedor. Me planteé la posibilidad de trabajar con un elenco. Convoqué a un director y una actriz para el personaje de Lucía Thompson. Luego de un periodo de ensayos no pudimos continuar. No desistí, armé un nuevo elenco con otra directora. Luego de trabajar por meses, el proyecto se truncó. Allí hubo un quiebre importante para mí. Todo indicaba que debía abandonar la gesta. Estaba angustiada y desmotivada.
¿Qué sucedió para que el proyecto de obra con elenco cambiara? En el interín, se acercaba la hora de encarar mi tesis, y con ello una nueva oportunidad de regresar con este unipersonal. Hice de ese proceso en solitario, mi trabajo de investigación de grado. “Soltera pero no sola. Potencialidades del trabajo unipersonal” fue el título, camino que comencé previo a la pandemia y que culminó en pleno confinamiento por Covid- 19. Trabajé, ensayé, leí, estudié y escribí sobre cómo Mariquita se iba convirtiendo en unipersonal en el que yo me dirigía a mí misma. En medio de dicho proceso, conozco a Ariel Haal. En ese momento él estaba actuando en “Bacacay, un crimen premeditado” del querido Adrián Blanco. Me pareció un actor talentosísimo.
Empezamos a frecuentarnos y supe que él además tenía un recorrido en cine, y yo necesitaba a alguien que me ayude a filmar la obra, porque, dado el confinamiento, la presentación de mi tesis sería a la distancia.
¿Entonces…?
Ariel acepta filmarla y allí la ve por primera vez. Mi tesis fue presentada y recibí un 10 como calificación. Y si bien yo había logrado un buen trabajo, la autodirección me limitaba a profundizar. Necesitaba, para que la obra crezca, alguien que la dirija. Así llegamos a esta versión de Mariquita Sánchez de nadie, con Ariel Haal, como director y mi compañero de vida. Ariel, con su mirada rigurosa de actor y director, detallista y creativo logró madurar esta propuesta en un unipersonal dinámico, rítmico y desafiante para una sola actriz. Me impulsó a trabajar los caracteres de los cuatro personajes en un intenso y profundo proceso de búsqueda del que estamos orgullosos, con una puesta cuidada y efectiva.
En ese rumbo, Ariel Haal a cargo de la puesta en escena y la dirección señaló: “El deseo de dirigir siempre estuvo latente en mí. Es una experiencia que sabía que iba a suceder en algún momento de mi recorrido artístico. Priorizaba el disfrute de la actuación hasta que un suceso bastante doloroso provocó que ciertas cuestiones en torno a mi trayectoria se vieran internamente modificadas. Luego de la muerte de mi amigo y director Adrián Blanco, sentí la necesidad de plasmar arriba del escenario todo ese arsenal maravilloso y único que él me enseñó en tantos años de trabajo compartido. Rafaela, quien además es mi compañera de vida, venía trabajando con esta pieza desde una decena de años. Luego de verla actuar, con su tremendo potencial escénico, no lo dude. Sentí que, más allá de nuestro vínculo, su trabajo merecía ser visto. Ella es una actriz versátil e intensa, con una presencia hipnótica sobre el escenario. Los resultados, confirmaron mi intuición. Objetivamente, el trabajo de Rafaela es descomunal”.
Detrás de escena: Intérprete, Rafaela Gamba. Dramaturgia: Ariel Haal. Diseño de Vestuario: Marcos Di Liscia. Diseño de Luces: Braian Mustafá. Realización de Vestuario: Javier Laureiro. Música: Maximiliano Aguirre; Fotografía: Carla Guzmán, Laureano Gatto. Asesoramiento Escenográfico: Marcos Di Liscia. Asistencia de Dirección: Antonella Fagetti. Puesta en Escena y Dirección: Ariel Haal.