En el cierre de la primera jornada de A Todo Trigo 2021, los representantes de la cadena agroindustrial aportaron su mirada sobre las potencialidades y las amenazas que enfrenta el sector.
En una charla amena participaron Javier Buján, de la Cámara Arbitral Bolsa de Cereales; Diego Cifarelli, de Federación Industrial Molinera; Gustavo Idígoras, del Centro de Exportadores de Cereales (CIARA-CEC); Jorge Chemes, de CRA; Miguel Cané, presidente de ArgenTrigo; Ernesto Crinigan, del Centro de Corredores de Buenos Aires; Andrés Ponte, de Matba-Rofex; Alfredo Paseyro, de la Asociación Semilleros Argentinos, y Fernando Rivara, presidente de la Federación de Acopiadores.
A modo de introducción Buján consideró que “hoy hay mucho diálogo en toda la cadena. Por supuesto que hay momentos que cruje, pero de manera constructiva”, señaló y aclaró “algunos podrán decir que estoy de acuerdo con la autorregulación, como se dice ahora en el mercado, y la realidad es que sí. Ninguna de las intervenciones fue virtuosa”.
Según el representante de la Cámara Arbitral “la posibilidad de la autorregulación ha sido dentro de todo fructífera para lo que podía haber sido cualquier tipo de intervención”.

En la misma sintonía, Cifarelli, coincidió que la cadena “ha madurado”, al encontrar espacios para el diálogo entre distintos actores. Sin embargo, afirmó que “esos encuentros permiten sopesar el presente pero no clarifican el futuro”.
Seguidamente, Idígoras marcó la cancha: “No me gusta hablar de autorregulación”, al considerar que se trata de procedimientos “formales y limitativos de la posibilidad de crecer”. En este sentido, opinó que la cadena tiene una “enorme responsabilidad de ser competitiva dentro de la complejidad” del país.
“Argentina ha diversificado mercados; ya no es Brasil el único gran comprador. Nos interesa mucho lo que pasa con Indonesia, Kenia y Bangladesh”, remarcó el representante de CIARA-CEC y solicitó continuar fortaleciendo la Mesa Intersectorial de trigo.
Seguidamente, el presidente de CRA, tomó la palabra por los productores al considerarlos “el eslabón fundamental”. En este sentido, sostuvo que el productor se siente importante y sabe su rol, pero el problema surge cuando “no se tiene un panorama con objetivos claros hacia adelante”.
“Es fundamental que haya reglas claras y políticas de Estado que generen confianza. Sin confianza no se puede pensar en producción y crecimiento” puntualizó Chemes y destacó que la previsibilidad es fundamental y que el productor “no quiere ganancias extraordinarias” sino “reglas de juego claras para poder producir. Se necesitan criterio, sentido común y decisión política para llevar adelante ahora”.
Consensos
Por su parte, Cané remarcó que “patear el tablero no sirve de nada; hay que saber dialogar con nuestros pares porque somos socios estratégicos” y expresó su preocupación ante los amagues de intervención del Gobierno porque “sabemos que hay un Gobierno que interviene, que quiere bajar la inflación que aprieta a ciertos sectores dentro de la cadena. Obviamente que preferiríamos tener un mercado libre y pensar solo en producir y tener un campañón de trigo, como todo hace pensar que se viene”.
Crinigan recordó que “cuando existían las restricciones a las exportaciones, el productor tenía una pérdida de valor relativa de 40 o 50 dólares por tonelada. Hay que evitar ese modelo”. En contraposición, sostuvo que en los últimos 6 años tenemos incremento de área, de producción y de exportaciones. “Tenemos que entender que es mucho más complicado administrar miseria que administrar volumen. Es importante no caerse de esta tendencia positiva. Con volumen podemos discutir toda la cadena, pero si se generan políticas restrictivas, va en detrimento de la intención de siembra del productor y caemos en el volumen”.
Sobre la actualidad Ponte, de Matba-Rofex destacó que “hoy la foto de la posición abierta de trigo de Matba-Rofex es la más grande la historia con 800 mil toneladas, de las cuales es trigo de la cosecha que va a venir, de esta gran cosecha que estamos todos ilusionados que puede venir”.
Paseyro, de la Asociación Semilleros Argentinos, puso en relieve el rol de mejoramiento genético que viene a dar respuesta a los aspectos de productividad y calidad. “En los últimos 10 años se inscribieron 135 variedades de trigo que tienen que cumplir con cuatro condiciones: tienen que ser nuevas, distintas, homogéneas y estables; esa es la capacidad que tiene este sector siempre trabajando en función de la demanda”.
A modo de cierre expuso que “responsabilidad, compromiso y previsibilidad, son palabras que nos tienen que guiar”.