Como aquel héroe solitario que irrumpió en el Siglo XV, según reza ‘Juan, el noble caballero ‘ de su memorable ’30 minutos de vida’, el dejo de arrogancia de Mauricio Birabent (Moris, a secas) no da lugar a dobleces ni especulaciones. Se toma como viene. Nada transgrede al hombre que en breve, el 19 de este mes, celebra sus 79 años y que supo dejarnos un manual de vida a partir de ‘El Oso’, ”Ayer nomás’ y fundamentalmente los 7 minutos 45 segundos de ‘De nada sirve’. Hoy, sin embargo, transita una propuesta menos beatnik y más ¿componedora? con el disco compartido con su hijo Antonio e Inés González Fraga. Ellos desde el desafío músical, ella dándole forma plástica a ‘La última montaña’. Hacia allí, entonces.
¿Cuál es tu evaluación sobre ‘La última montaña’? ¿qué significó para vos, Inés y Antonio? y ¡cómo fueron recibidas sus canciones hasta el momento?
– Para evaluar ‘La última montaña’ hay que escucharla a fondo. Las letras si se entienden, porque se entienden, cuentan todo lo que es el disco. Creo que es un disco con emoción, con ansias de libertad y con ansias de comunicación. En cuanto a Inés, ha puesto en ese disco su cuadro de la última montaña. Y Antonio ha puesto mucha música, mucho ímpetu y muchas ganas. El disco ha sido recibido mejor de lo que esperábamos.
¿Qué significa para vos compartir proyectos y escenario con Antonio en este contexto?
– Compartir este proyecto con Antonio es una alegría, una felicidad y es sentirnos juntos en un mismo camino, desde hace mucho tiempo cuando él empezó tocando la guitarra en mi conjunto y recordar sus canciones, mis canciones, cantarlas juntos, realmente un momento de gran emoción.
Leí en una entrevista reciente acerca de tu preocupación por los adultos, la especie y el dolor ¿sentís alguna responsabilidad en tal sentido como músico y referente de una generación que peleó por cambiar el mundo?
-No es una responsabilidad lo que siento, es un sentimiento por el hecho de ver a la gente mayor luchando por su vida, caminando en un mundo muy rápido. Es un semáforo que solo dura un minuto y pensar en cómo van a poder hacer para cruzar en pocos segundos. Y por la especie, siento un sentido de compasión por todo lo que tiene que soportar en un mundo contaminado, en un mundo con problemas, con poca libertad. Y en cuanto al dolor, el dolor es un maestro y no existe otra forma de aceptarlo que aceptándolo.

¿Qué lugar ocupa el rock en el presente y qué más te hubiese gustado promover con tus colegas para mantenerlo más vivo?
-Habría decir qué lugar ocupa la balada argentina, porque el rock nacional tiene mucho más de balada que de rock, no ocupa mucho lugar aunque hay mucho público. Pienso que tiene y va a tener trascendencia en el tiempo. En cuanto a mis colegas, sobre lo que hubiéramos querido hacer, creo que hicimos todo lo que pudimos, con todas las energías que teníamos, hicimos lo máximo posible.
Pudiste ver la serie ‘Rompan todo’ de Netflix ¿cuál es tu punto de vista al respecto?
-La serie no la vi y yo en vez de romper todo, construiría todo.
¿Cómo sobrellevaste la pandemia y qué actividades te propusiste a partir del famoso y esperado ‘día después’?
-La pandemia afortunadamente no me afectó mucho porque no tomé mucha conciencia, ahora estoy tomando más conciencia, por lo tanto me vacuné dos veces. En cuanto a mis actividades no cambie mucho, seguí con mis actividades de las cuales estoy conforme.
Que el presidente reivindique a su generación y haga explicita su admiración por Lito, por vos y el rock en general te merece algún análisis o comentario?
-Que se inspire en las letras, para actuar políticamente.

Con tanto recorrido, ¿te quedaron asignaturas pendientes en la música y en el escenario?
-Asignatura pendiente suena a pregunta del colegio secundario, muy simpática. Del escenario, lo que he hecho me ha alcanzado. En cuanto a otras expectativas, me hubiera gustado componer obras sinfónicas, pero eso ya lo ha hecho Beethoven, Mozart y Chopin.
Que muchas de tus canciones perduren o sigan vigentes en cuanto al análisis social y a la actitud de la humanidad ¿significa que no hemos aprendido nada, que es una cuestión existencial o que falta todavía mucho por cambiar?
-Falta mucho por cambiar, está en cada uno de nosotros y hay que recordar que hubo esclavitud en los EEUU con los negros que fueron traídos de Africa, incluso hasta a América. Hay que recordar a Mussolini, Hitler, Fidel Castro, los tiranos, que finalmente el tiempo los detuvo, los venció y no sé mucho más que decir.
Las expectativas de los jóvenes respecto de tocar, cantar y ser reconocido, parecen haberse multiplicado al infinito ¿Qué les recomendarías o sobre cuáles aspectos pondrías el acento en relación al camino que eligen?
-La primera expectativa es que no tengan tantas expectativas y simplemente compongan, hagan letras, escuchen el nacimiento de la música del siglo XX, empiecen por el año 20, 30, 50, vayan escuchando cómo se relacionó la música. Ese es el camino. Ver lo que se hizo antes, qué rescatar sobre lo hecho y consejos, el mejor consejo es que se escuchen a si mismo.