A distancia pero con firmeza, Jessica Servín (@nenapunk, en Instagram) asocia nuestro país con el afecto. Más específicamente destaca: “Mi vínculo con Argentina es de amistad”. Experta en periodismo turístico y cultural, accede gentil a conversar desde colonia Condesa, en Ciudad de México, sobre el presente, fundamentando el vínculo con nuestros compatriotas de “Con ellos he aprendido ese significado, el de la amistad. Como sea, nunca te olvidan y siempre te ayudan, aun estando lejos”, destaca. Acaso esta nota refiera más a su particular sensibilidad que a nuestras bondades.
La adaptación a la nueva modalidad por la pandemia, llevó a su rutina como freelance, a negociar la dinámica a priori con su esposo, obligado a hacer home office. “Tuvimos que acordar ciertas cosas como quién hacía qué y qué actividades podíamos hacer juntos. Incrementamos las veces en las que meditamos, los trabajos en casa y los paseos con Travis (nuestro perro), esto porque solo uno puede salir a la calle o al supermercado, había que dividir esas tareas”, explica.
¿Y en cuanto a tu profesión?
Profesionalmente he estado trabajando más, porque por un lado, las revistas en las que colaboraba prescindieron de los freelance para ahorrar, ya que por la pandemia no se están imprimiendo ejemplares, solo se hacen digital. Por otro, donde aún sigo colaborando me pidieron bajar un 30% de lo que facturo al mes, con este sueldo ya llevo cinco meses, el acuerdo finaliza en agosto. Tuve que buscar otra entrada de dinero y conseguí una colaboración en un portal de finanzas, pero aun así, no llego a cubrir los gastos del mes. Ajustamos varias cosas como el gasto del estacionamiento del auto, preferimos dejarlo en casa de mi suegra, igual no lo estamos ocupando.
¿Qué sucedió con los medios mexicanos, como trataron y tratan el tema en general?
La mayoría empezó con recortes de personal, cerraron varias revistas y otras se declararon ya solo como digitales. Hay mucho desempleo en el medio editorial porque es un efecto 360, no hay nada abierto, las personas no compran más que alimentos o medicamentos y evidentemente no van a comprar una revista o la publicidad que se anuncie en ellas. En cuanto a la información, creo que al principio no se le dio la importancia como debieran. Ahora si se le da un seguimiento puntual, sobre todo en la radio. Hablan del mal trabajo que la Secretaria de Salud Federal y el Presidente han hecho, la poca importancia que le dan y cómo se dirigen al número de muertes por COVID-19 como si estuvieran dando un reporte financiero, pésimo, sumado a que no hay ayudas para el desempleo, quieren que tomemos nuestros ahorros de la pensión de retiro.

Desde hace mucho tiempo trabajas a través de portales, plataformas y redes sociales, ¿te sirvió esa formación para esta nueva modalidad global?
Sí, sobre todo porque la clave está en llevar una rutina y tener un espacio aparte del resto de la casa. O sea, al que debas trasladarte, sin la televisión ni en la cocina. Es básico mantener la rutina del trabajo formal e implementarlo en casa. Izas, mi esposo, aprendió a hacerlo, aunque a veces se quedaba más tiempo porque bueno “al fin en la noche lo hago”, pero no. El tema es tener horarios y cortar, cambiar el chip. Hay que reinventarse porque nada es permanente, todo cambia, como esto que ahora nos está atacando de manera global.
¿Qué recomendaciones darías en este sentido?
Justamente lo que te mencionaba, tomarlo en serio. Hacer como si fueras a tu oficina, levantarte igual, bañarte, desayunar. Puedes salir a caminar y regresar para empezar con tus labores. Ponerte un horario de trabajo y apagar la computadora a esa hora. Llevar una agenda de objetivos al día e ir tachando uno a uno los que vayas haciendo, sin presionar por no terminar alguno. Permitirte, también, descansar. Ya sabes, no trabajar los fines de semana. Eso, más disciplina y menos telarañas en la cabeza, solo hacerlo. Es difícil para quien nunca lo ha hecho, pero es posible, nos acostumbramos a todo.
¿Cuál es tu punto de vista sobre la política de gobierno en relación al Covid-19?
Desastrosa. Un pésimo manejo de la información y la comunicación. Es desesperante ver que no les importa que la gente se muera ni que no se tomen medidas obligatorias; que no se den cuenta que si no hay vacuna, esto seguirá y todos perderemos nuestros empleos. Es triste que no vean que los médicos y las enfermeras están expuestos hasta a la discriminación. Terrible que no haya oportunidades para que los pequeños empresarios puedan recuperar lo perdido y saber que hoy muchos tuvieron que cerrar sus negocios porque el gobierno no hizo nada. Darle una ayuda de 25 mil pesos (80 mil argentinos) que deberán pagar a tres meses es una burla, no sirve de nada y solo les abona una deuda. No condonarles los impuestos es otra fatal decisión en un país donde se viene de un año donde no creció para nada el PIB.
¿Qué supones en relación a la industria del entretenimiento?
Creo que como la conocíamos solo podrá activarse hasta que exista una vacuna. Mientras tanto se organizan auto conciertos o auto cines, pero no es lo mismo y además los costos son altos. El teatro puede sobrevivir pero deben tener medidas muy estrictas para recibir a las personas. Lo mismo que el cine. Igual no me siento confiada de ir a un cine, es imposible controlar ciertas áreas como los sanitarios o sí el encargado de limpiar el asiento, realmente lo haya hecho bien. Creo que un sistema de limpieza donde no intervenga ningún humano, sería más confiable. Triste, futurista pero esperanzador.
¿Qué lamentas más haberte perdido en relación a lo artístico?
Definitivamente el cine.
¿Qué te permitió ver o repetir aprovechando el tiempo de cuarentena?
Vi Fargo y probé el resto de plataforma como Apple TV y MUBI. Siempre me ha gustado ver la televisión y las series, pero digamos que no le había entrado a ciertas plataformas y ahora ya las domino.
¿Cómo imaginas el día después? ¿Qué cambios supones desde lo personal?
En lo personal no necesito tantas cosas para estar bien. Y hablo de todo. Esta pandemia nos ha enseñado a aprender. Aprender a cocinar mejor, a hacer mermeladas caseras, a no posponer y armar esos rompecabezas que se tenía ahí desde años. A odiarnos por tener tantas camisas, a ser más conscientes de cómo nos comportamos con los nuestros y que de verdad, no necesitamos tanto para ser felices.
¿Y en lo social?
Creo que también nos da una patada en la cara, o sea, todas estas medidas de sanidad es un absurdo, es decir, tendrían que estar presentes antes de la pandemia ¿no? O sea, cómo que las personas no limpian sus zapatos antes de entrar a sus casas o no te lavas las manos luego de saludar a alguien o al llegar a tu casa después de regresar de la calle. O que los restaurantes no desinfecta el restaurante diariamente ¡en serio! Los cambios sociales espero que no sean radicales y que las personas no se aíslen. Los hábitos cambiarán, y las exigencias hacia los servicios también. Hoy vemos a gente en la calle cubiertas, no sabemos si sonríe o no, pero espero que pronto exista una vacuna porque no podemos dejarles esto a las nuevas generaciones, un mundo sin conciertos, sin esa experiencia de abrazarte rodeado de tus amigos al terminar el colegio, sin darle la mano a un desconocido que te acaba de ayudar, sin poder ir a comprar un libro a la librería y abrir ese libro para ver si realmente me interesa. No creo que lo pueda hacer.
Muy interesante “radiografía” que hace esta joven colega. Descarnada por momentos y audaz. Su discurso va de adentro hacia afuera.
Comparto conceptos, sobre todo aquellos que anteponen la buena comunicación de los estados, en época de pandemia. Aquí en Argentina sucede algo similar.
Muchas gracias Hugo por tu punto de vista. Es casi necesario atender diferentes voces pensando más en las preguntas que abren opciones nuevas, antes que en las “certezas” que se instalan para cerrar caminos y perspectivas.