Los pastizales templados húmedos de nuestro país, como el de la Pampa Deprimida, son recursos naturales valiosos para la producción ganadera y como reservorio de una amplia biodiversidad de fauna y flora nativa, de agua dulce y nutrientes del suelo.
Como alternativa para revertir el proceso de deterioro de los pastizales, durante los últimos 15 años se ha implementado una metodología de pastoreo controlado y planificación del sistema con receptividad de los recursos forrajeros y posibles variaciones climáticas.
El proyecto “Pastizales y Sabanas del Cono Sur de Sudamérica: iniciativas para su conservación en Argentina” co-ejecutado por Aves Argentinas y Fundación Vida Silvestre Argentina consiste en adecuar la carga ganadera y los períodos de tiempo que los animales permanecen en cada ambiente, a las características y épocas de crecimiento de las principales especies de valor forrajero del pastizal.
Las investigadores Adriana Rodríguez y Elizabeth Jacobo de la Cátedra de Forrajes de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires con la colaboración de Pablo Preliasco del Programa Pastizales de la Fundación Vida Silvestre Argentina y el apoyo de Aves Argentinas sugieren algunos pasos de implementación a partir de las conclusiones obtenidos en los Sitios Pilotos en Corrientes, en la Bahía Samborombón de Buenos Aires, en pastizales de Gualeguaychú de Entre Ríos y las Sabanas de San Javier en Santa Fe.
El especialista en ganadería sustentable de pastizal de la Fundación Vida Silvestre, Pablo Preliasco explica que “se trata de aplicar tecnologías de procesos: producir con bajos insumos externos para no generar impacto sobre los sistemas, conservar el ecosistema y garantizar su correcto funcionamiento y características naturales”.
Para aplicar estas tecnologías de procesos no se requieren insumos caros, sino más bien de algunas inversiones de larga vida útil como alambrados y aguadas. Para incrementar la producción secundaria aún más hay que utilizar también otras herramientas que aumenten la disponibilidad de recursos del ambiente, como la fertilización fosforada.
“La aplicación del pastoreo controlado generalmente permite un incremento inmediato de la carga en un 30% como consecuencia de la mejor distribución de los animales y del aprovechamiento del forraje remanente. A los pocos años, el incremento de la producción de forraje invernal y de la calidad de la oferta forrajera permite un nuevo aumento de la carga, del orden del 50 al 70%”, detallan las especialistas de la Cátedra de Forrajes.
La intensidad, la duración y el momento adecuado de pastoreo, así como la duración del período de descanso, se determinan según el objetivo perseguido. Este puede ser recuperar el vigor de las plantas preferidas por los animales, mediante descansos o minimizar la selectividad obligando al ganado a consumir también las plantas menos preferidas, mediante pastoreos intensos cuando los requerimientos animales son mínimos.
También evitar el sobrepastoreo de las plantas más preferidas controlando el tiempo de ocupación, y promover la germinación y el establecimiento de las especies anuales, mediante la combinación de pastoreos al comienzo del ciclo y descansos posteriores.
Las expertas consideran que para implementar el pastoreo controlado, “es necesario establecer la cantidad de subdivisiones (potreros) que necesitamos para cumplir con el tiempo de ocupación y el tiempo de descanso que consideramos apropiado para cada época del año”.
Se debe concentrar los animales en pocos rodeos numerosos. Los rodeos rotan a través de los potreros existentes o de nuevas subdivisiones. Así unos pocos potreros son ocupados y una mayor cantidad de potreros descansa, permitiendo a las plantas pastoreadas crecer y recuperar vigor. En general, en los planteos de cría no es necesario tener más de dos o tres categorías para manejarlas según sus requerimientos.
Respecto del tamaño de los potreros, la principal recomendación a tener en cuenta es que su superficie permita satisfacer los requerimientos del rodeo durante el tiempo de ocupación que se le asigne. Por lo tanto, la superficie del potrero dependerá del tamaño del rodeo y de su consumo individual y del tiempo de ocupación, y del tipo de ambiente predominante en el potrero.
La superficie calculada para el momento de mayor productividad de un potrero (primavera), puede resultar insuficiente para cubrir los requerimientos del mismo lote en invierno. Puede ocurrir, por ejemplo, que en invierno se necesite una mayor superficie. Esto señala la importancia de utilizar alambrado eléctrico, ya que es imposible variar la superficie de pastoreo de otra manera.
Fertilización fosforada
La mayoría de los pastizales naturales de la región templado húmeda presentan muy bajos niveles de fósforo, siendo común encontrar suelos con 5 ppm o aún menos. El déficit de este nutriente afecta el crecimiento de la vegetación y, en particular, de las leguminosas.
Incrementar la población de leguminosas en los pastizales es estratégico porque las leguminosas aportan nitrógeno al suelo y mejoran la calidad de la dieta, como el trébol blanco y el Lotus en las medias lomas y bajos dulces y el trébol de olor amarillo y blanco (Melilotus sp) en los ambientes salinos.
La fertilización con fósforo puede aplicarse con productos de liberación rápida (fosfato monoamónico, fosfato diamónico) o con productos de liberación lenta (roca fosfórica, totalmente orgánica).
En cualquier caso, el fósforo que no es utilizado por las plantas en el momento de su aplicación (por ejemplo por falta de lluvias o bajas temperaturas) no se pierde, si no que queda retenido en el suelo y se libera posteriormente, o sea que es una inversión a mediano plazo para el pastizal.
Otra posibilidad es la intersiembra de pastizales mediante la introducción de algunas especies forrajeras, manteniendo la vegetación original.
Algunos ejemplos de intersiembra:
La intersiembra de leguminosas sobre pastizal natural de Entre Ríos duplicó la producción invernal. Las leguminosas aportaron un 67% de la biomasa total, la digestibilidad aumentó en un 30 a 50% y la PB en un 100%. (Battista y Miller,1995).
La intersiembra de Lotus tenuis en una media loma de la Depresión del Salado permitió un aumento del 26% el primer y un 20% el segundo año respecto del testigo sin intersembrar (Colabelli y col., 1993).
La intersiembra con fertilización de Lotus tenuis en un bajo dulce de la Depresión del Salado produjo un 15% más.