La policía nicaragüense irrumpió en la madrugada de este viernes 19 de agosto en la sede de la diócesis de Matagalpa, en el norte del país, y detuvo al obispo Rolando Álvarez que llevaba más de dos semanas bloqueado en la curia. Las autoridades habían anunciado previamente que la Diócesis de Matagalpa estaba investigada por incitar al “odio” para “desestabilizar al Estado de Nicaragua”. Este domingo el papa Francisco manifestó su “preocupación y dolor” por la situación del país centroamericano.
El presidente Ortega acusa a los obispos de ser “terroristas” desde que actuaron como mediadores de un diálogo nacional con el que se buscaba una salida pacífica a la crisis que vive el país desde 2018. El mandatario les reprochó haber acogido una propuesta opositora que buscaba adelantar los comicios del 2021 y así acortar su período presidencial.
En lo que va de año, el Gobierno sandinista ha llevado a prisión a tres sacerdotes, ha cerrado ocho radioemisoras católicas y ha sacado de la programación de la televisión por suscripción a tres canales católicos. También ha expulsado a 16 monjas de las misioneras de la orden Madre Teresa de Calcuta.
Este mes también se conoció la detención de otro sacerdote. El 14 de agosto, el padre Oscar Benavides fue encarcelado en la conocida prisión política de El Chipote, que múltiples informes periodísticos describen como un centro penitenciario con condiciones represivas.
La Policía nicaragüense allanó para su detención la curia episcopal donde estaba el obispo Rolando Álvarez, fuerte opositor del régimen de Daniel Ortega. El religioso fue arrestado junto a cinco sacerdotes y tres laicos.
En ese momento la alerta se extendió rápidamente durante la mañana entre los defensores de los derechos humanos, ya que Álvarez es etiquetado como opositor a Daniel Ortega, el presidente nicaragüense que a menudo trata a la Iglesia católica como su enemigo.
Mientras la prensa local habló de un “secuestro”, el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos alertó sobre la “violencia” de la detención. “No se sabe para dónde se lo llevaron”, agregó la presidenta de la ONG, Vilma Nuñez.
En un comunicado publicado unas horas después del suceso, la Policía de la nación centroamericana aseguró que el obispo estaba en Managua, bajo “resguardo domiciliar”. Las autoridades mencionaron un “operativo que permitió recuperar la normalidad para la ciudadanía y las familias matagalpinas”.
Su arresto representa el siguiente paso de una presión policial que empezó hace dos semanas. En efecto, desde el pasado 4 de agosto, la Catedral San Pedro de Matagalpa fue asediada por agentes policiales, quienes bloquearon todos los accesos de la iglesia con vallas amarillas.
El Gobierno anunció por su parte acusar al obispo de la Diócesis de Matagalpa de “organizar grupos violentos”, supuestamente “con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales”.
“Durante varios días se esperó con mucha paciencia, prudencia y sentido de responsabilidad una comunicación positiva del Obispado de Matagalpa, que nunca llegó a darse, y que, al persistir las actividades desestabilizadoras y provocadoras, hizo necesario el citado operativo”, amplió ese viernes la Policía Nacional.
Vigilia en la parroquia Santa Lucía por posible detención de su párroco
Luego del asedio al Obispo Álvarez feligreses de la parroquia Santa Lucía de la Ciudad Darío acompañan al párroco Vicente Martínez y al vicario Sebastián López donde pernoctan con el intento de protegerlo ante las patrullas de antimotines que fueron a buscarlo desde el martesa 14 de agosto por haber sido crítico sobre la detención del Obispo Álvarez.
En declaraciones a Comunidad Digital los miembros la comunidad de la parroquia Santa Lucía, explicaron que “la opresión es tan grande contra la Iglesia, que nunca se había visto una así en la historia” del pueblo”. Apoyados en su fe, los moradores de “Darío” decidieron que lo mejor en el actual contexto era pernoctar la noche y madrugada del 19 de agosto en los alrededores de la iglesia.
Preocupación
Tras la detención del obispo, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, dijo estar “muy preocupado” por lo que calificó como ataques contra la democracia y la Iglesia católica en Nicaragua. “(Guterres) está muy preocupado por el grave cierre del espacio civil y democrático en Nicaragua y por recientes acciones contra organizaciones de la sociedad civil, incluidas las de la Iglesia católica”, dijo su portavoz, Farhan Haq, a la prensa.
Días antes de la detención del Obispo, en una sesión extraordinaria, el Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos (OEA), el órgano ejecutivo de la organización, adoptó la resolución sobre la situación en Nicaragua por 27 votos a favor de los 34 miembros activos, uno en contra (San Vicente y las Granadinas) y cuatro abstenciones (Bolivia, El Salvador, Honduras y México).
La presidenta de la CIDH, Julissa Mantilla Falcón, denunció en la sesión “la nueva arremetida contra la Iglesia” y el caso del obispo Rolando Álvarez, retenido en la curia y a quien la vicepresidenta y esposa de Ortega, Rosario Murillo, acusa de cometer “crímenes de lesa espiritualidad”.
Hubo en la sesión dos delegaciones ausentes: la de Nicaragua, como era de esperar, y la de Colombia, gobernada desde el domingo por el presidente izquierdista Gustavo Petro.
Por su parte el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM), bajo el título “Cuando un miembro sufre, todos los miembros sufren con él” realizó su pronunciamiento público el 13 de agosto solidarizándose con el pueblo nicaragüense, en un mensaje firmado por los arzobispos Miguel Cabrejos y Jorge Lozano, presidente y secretario general del organismo.
“Acompañamos a nuestros hermanos que por distintos caminos buscan ser voz de los que no tienen voz, para construir un diálogo capaz de trazar un camino de unidad y de paz”, ratificó el CELAM, y ratificó “su cercanía y solidaridad con todo el Pueblo de Dios de Nicaragua: obispos, sacerdotes, religiosas, religiosas, laicos y laicas frente al duro hostigamiento de las autoridades gubernamentales”.
Recién este domingo 21 de agosto, el papa Francisco manifestó su “preocupación y dolor” por la situación del país centroamericano, en el que el Gobierno y la Iglesia Católica arrastran un profundo enfrentamiento. El pontífice deseó que “se puedan encontrar las bases para una convivencia respetuosa y pacífica”. Y
La prensa de ese país reflejaron esta expresión como necesaria e importante para la visibilización de lo que ocurre en la comunidad católica.
Con su pronunciamiento, el Papa sale al paso de la demanda de un grupo de 26 expresidentes que le pidieron que hablara sobre la persecución contra los nicaragüenses y su libertad religiosa, entre los que se encontraban el Premio Nobel de la Paz, Oscar Arias, además de los expresidentes José María Aznar (España), Felipe Calderón (México), Vicente Fox (México) Andrés Pastrana (Colombia), Laura Chinchilla (Costa Rica), Luis Guillermo Solís (Costa Rica), Sebastián Piñera (Chile) y otros.
Ante lo que ocurre en el ámbito religioso el diario La Prensa de Nicaragua, recuerda que la persecución a monseñor Álvarez no fue la primera en el país, ya que hace 36 años el obispo Pablo Vega de Juigalpa al ser invitado a una reunión fue acusado de traición a la patria, y fue trasladado en un helicóptero hasta la frontera con Honduras.
Con France 24, EFE, AFP y medios locales como Confidencial digital y La Prensa. dos medios perseguidos y censurados por el Gobierno de Ortega- Murillo.
