Después de un mes de negociaciones en las que parecía que Washington iba a desistir en sus amenazas arancelarias contra sus vecinos, Donald Trump asesta un golpe de realidad que pone en peligro el futuro de la integración en América del Norte. Medida que afectará a la Argentina en las exportaciones de cítricos y vinos sumado al anuncio de nuevos aranceles del 25% sobre el acero y el aluminio, que entra en vigor el 12 de marzo.
El presidente estadounidense confirmó que la Casa Blanca continuará con los planes ya anunciados sobre la imposición de aranceles a sus vecinos en el norte y sur, a pesar de semanas en las que tanto Ciudad de México como Ottawa habían emprendido estrategias intensas para disminuir el flujo de migrantes y fentanilo a territorio estadounidense; el principal reclamo trumpista para justificar los aranceles.
El lunes, 3 de marzo, tras días de incertidumbre, Trump confirmó lo que parecía evitable: la imposición de aranceles del 25% a las importaciones procedentes de Canadá y México, dos de sus principales socios comerciales.
“No hay margen para México ni para Canadá, no. Los aranceles están listos y entran en vigor mañana”, expresó Trump, descartando también un escenario similar al ocurrido el pasado febrero, cuando delegados mexicanos y canadienses lograron negociar con Washington una pausa de 30 días en la materialización de la decisión, esperando convencer al mandatario estadounidense durante ese periodo que los aranceles no son la mejor política.
¿Qué impacto tendrían los aranceles estadounidenses en México, Canadá y Estados Unidos?
Aunque aún parece incierta la duración de los aranceles estadounidenses contra sus vecinos – o si finalmente no existirá un acuerdo in extremis para frenarlos – la sola posibilidad de que las barreras comerciales estadounidenses existan ha provocado una sacudida en los mercados regionales, además de abrir la puerta a un panorama económico desolador para los tres países.
El distinto tamaño y poderío de las tres economías norteamericanas hacen que los analistas predigan un efecto asimétrico dentro de ellas, México siendo el posible principal afectado por los aranceles de Estados Unidos, su principal socio comercial al que exporta el 80% de los objetos de consumo producidos en suelo nacional.
México es uno de los eslabones más fuertes en las cadenas de producción trilateral dentro de la región, sin embargo, también es el país más dependiente de la economía estadounidense, por lo que algunos economistas vaticinan que la imposición de aranceles le costaría a Ciudad de México millones de empleos y pérdidas en oportunidades de inversión, ya que los altos costos que supondría para las empresas continuar empleando en suelo mexicano dejarían de hacer al país un territorio atractivo para el dinero extranjero.
A nivel macroeconómico, los aranceles estadounidenses podrían provocar un decrecimiento de hasta dos puntos porcentuales en la economía mexicana, según mencionó Marcus Noland, vicepresidente ejecutivo y director de estudios del Instituto Peterson de Economía Internacional.
“En efecto, iniciarían un proceso de desindustrialización de México”, explicó Nolan el pasado 22 de enero para el diario estadounidense ‘The New York Times’.
El panorama canadiense no es mucho mejor que el mexicano. Sosteniendo un intercambio comercial anual con Estados Unidos de unos 800.000 millones de dólares al año – principalmente relacionado con la venta de petróleo y materias primas –, Canadá es uno de los principales beneficiarios del flujo libre de aranceles, que ha existido en la región desde hace más de dos décadas, por lo que un cambio en la dinámica pondría en riesgo los niveles de producción en el país.
Para algunos análisis económicos, Canadá podría sufrir una pérdida porcentual anual de entre el 2 y el 2,6% de su producción económica, lo que pondría en riesgo “más de un millón de empleos” en el país, según avisó Doug Ford, primer ministro de Ontario.
En medio de las especulaciones sobre los efectos puntuales en cada país, los aranceles que Trump ha prometido implementar el 4 de marzo amenazan algo más grande que la economía individual de dichas naciones, algo más que puntos porcentuales en las escalas económicas. Las tarifas podrían acabar con el proyecto de integración regional en América del Norte.
Impulsado hace más de 20 años, el objetivo de la integración comercial entre los tres países vecinos de la región fue materializado en una firma en 1994 del entonces llamado Tratado de Libre Comercio (TLC), un acuerdo comercial que, presuntamente, eliminaba las fronteras económicas entre México, Estados Unidos y Canadá para conseguir el bienestar económico entre sociedades interdependientes.
Con AP, EFE, Reuters y medios locales