La cantante Roxana Amed presenta su última producción discográfica “Unánime” y a partir del 16 de septiembre está disponible en plataformas digitales y además se editó en formato de CD y en él ha reunido un grupo de músicos con el que comenzó una búsqueda de melodías y sonoridades con el que amalgamó una propuesta musical / artística de una estética que lleva su impronta personal inevitable.
Y allí, en Unánime, la melodiosa y educada voz de Roxana se interna en esa búsqueda de sonidos recolectados por virtuosos músicos y compositores que en algún momento ha dejado huellas y por ellas transita un terreno que reconoce como propio: el sudamericano. En esta nueva travesía musical participan notables artistas invitados de América Latina y España, como son Chucho Valdés (Cuba), Pedro Aznar (Argentina), Niño Josele (España), Chico Pinheiro (Brasil), Julio Reyes Copello (Colombia), Tony Succar (Perú) y Linda Briceño (Venezuela).
El repertorio recorre obras de autores diversos, desde Miles Davis hasta Luis Alberto Spinetta, pasando por Egberto Gismonti y la propia Amed. En el flamante Unánime, su octavo disco, Roxana Amed aporta una nueva mirada sobre el Latin Jazz. Y es sobre este subgénero que Amed realiza una aclaración crucial: “Puede que tradicionalmente se lo asocie con la zona del Caribe y con los grandes ensambles, pero en Sudamérica tenemos otras influencias y diferentes formas de abordar una fusión con el jazz. Por ejemplo, incluso cuando cantamos en español, el fraseo, el color y el estado de ánimo de nuestra música es muy diferente. Entonces, sentí la necesidad de hacer un álbum en colaboración con artistas latinos, para experimentar otros modos y no estar atada a los estilos tradicionales”.
En ese rumbo, ya preestablecido, Roxana Amed pasó por el tamiz de su talento y su educación de tinte académico, las melodías de esta región y fiel a su ADN artístico, logra fusionar y concebir temas con otra esencia, otra constitución melódica. La propia y que no solo pasa por lo musical, sino también por la intuición y la sensibilidad.
Son diez temas en los que quedó reflejado esa búsqueda en la diversidad de voces y músicas de perfil latinoamericano como “Flamenco Sketches” tocando junto a Niño Josele; “Nueva Luna, Mundo Arjo, con Pedro Aznar; y “Adiós a Cuba” junto a Chucho Valdés.
También al frente desde el rol de productora de este álbum, Amed está acompañada por su ilustre ensamble que viene tocando con ella hace tiempo, integrado por el pianista y arreglador cubanoamericano Martín Bejerano, el bajista Edward Pérez y el baterista Ludwig Afonso. Ofrece así una versión íntima y alternativa de un repertorio que abarca tanto el jazz flamenco y la música peruana como las manifestaciones de distintos autores de Brasil y nuestra propia fusión argentina con el folklore o el rock, cada una con su rítmica singular y su poesía.
En charla con El Ágora, Roxana Amed contó y amplió el concepto rector sobre Unánime.
–El CD lleva un mandato conceptual. ¿Podrías ampliar, de ser así?
– Después del lanzamiento y comunicación internacional de mi álbum “Ontology” en 2021, me pareció que era necesario mostrar más otras expresiones de la música hispanoamericana que también convivieran con el jazz estadounidense. Así fue que busqué repertorio de distintos países y a intérpretes de esos países para armar este sonido en donde conviven esas raíces y todo converge en mi voz, en la interpretación vocal, que es lo que une todo.
– En este trabajo tuviste artistas invitados que pusieron el acento a ese concepto…
– Esos invitados notables también han estado parados en ambos géneros: Chucho Valdés (Cuba, piano), Chico Pinheiro (Brasil, guitarra, importante en la escena del Jazz en NY y el mundo), Pedro Aznar (Argentina, desde su pasado con Pat Metheny y todas las otras creaciones en su Carrera), Julio Reyes Copello (Colombia, además de célebre productor de pop, destacado compositor de música clásica contemporánea), Tony Succar (Perú, ganador de Grammys como percusionista y productor), Linda Briceño (Venezuela, artista en ascenso, cantante y trompetista).
– El CD goza de una musicalidad sonora, por momentos contundente, pero sin perder la melodía interior que te llevó a este proyecto.
– Las melodías y las palabras son importantes en esta música, y aunque también hay piezas más “abstractas” todo converge en la voz…
– Un repertorio rico en expresión tanto en la lírica como en la melodía. Pero todo pasa por el tamiz de tu voz, tu cadencia y la intención de una búsqueda sonora…
– En mis producciones siempre rato de que la voz lleve la historia. Pero eso no significa que no deba ser flexible a la música que la rodea, y a las composiciones o idiomas. EL sonido debe ajustarse sutilmente y con la tímbrica el fraseo y la articulación. Todo al servicio de la obra.
–Escucho un vínculo estrecho entre música, historias cantadas y melodías…
– Creo que la voz es un instrumento poderosísimo en el momento de llevar lenguaje. Y también creo que es muy importante que los y las cantantes conozcamos el idioma que usamos y la historia detrás de cada letra. Todo eso debe llevarnos también a que la interpretación musical sea la adecuada para la historia. Desde los arreglos hasta el tempo…
–Pienso que está en tu ADN musical, la fusión de géneros y con ellos tu propia historia.
Creo que como artista he sido inquieta y disconforme con los lenguajes artísticos que estudié y desarrollé. Y también como argentina he crecido acostumbrada a las convivencias de mundos: el folklore y el rock, el jazz y el rock, el jazz y el folklore… Al margen de mi educación creo que está en nuestra cultura. Y eso es lo que la hace tan única.
Roxana Amed
Nacida en Buenos Aires, la cantante, productora, compositora, multi instrumentista y entrenadora vocal también realizó posgrados en literatura española y cine. Se crió en una familia de raíces italianas y de Medio Oriente, pero desde 2013 vive en Miami. Allí mantiene un ajetreado programa académico y de presentaciones, trabajando también con renombrados músicos argentinos radicados en los Estados Unidos, como los pianistas Guillermo Klein y Leo Genovese, o la cantante Sofia Rei, además de enseñar en la prestigiosa Frost School of Music de la Universidad de Miami.
Roxana Amed comenzó a materializar lo que se convertiría en este nuevo trabajo al escuchar música clásica cubana antigua escrita por compositores como Ernesto Lecuona e Ignacio Cervantes. Bejerano había escrito un arreglo de “Los Tres Golpes”, una elegante pieza en el estilo de danza compuesta por Ignacio Cervantes (1847- 1905).
Roxana imaginó una selección de ensueño de posibles artistas invitados para la grabación, y el pianista cubano Jesús “Chucho” Valdés fue el primero en la lista. “Pensé que esta pieza sería interesante para él, y estaba en lo cierto. Nunca lo había grabado”.

Valdés terminó haciendo dos composiciones de Cervantes en la grabación y compartiendo el protagonismo del teclado con Bejerano. “Martin se puso a llorar de la emoción al conocer personalmente a esta leyenda viviente y tocar con él”, señala Roxana. “Con Chucho todo fue súper fácil. Además de ser una estrella y un genio musical, es una persona muy generosa y tranquila. La sesión fue un ejemplo de lo que estaba buscando con Unánime: tirar de los hilos de la música latinoamericana, pero no de los obvios”.
Además de “Los Tres Golpes”, Amed grabó junto a Valdés, “Adiós a Cuba” pieza para la cual escribió una sentida y conmovedora letra. El resto del repertorio es igual de osado. El hilo conductor es la inquietante y dominante voz de la líder del set, Roxana Amed. El tema de apertura es una versión rítmicamente activa y vertiginosa de “Flamenco Sketches”, un standard de jazz escrito por Miles Davis y Bill Evans con la participación de Niño Josele, guitarrista de jazz flamenco.
“Él es un ejemplo de por qué seleccioné a todos los músicos invitados”, dice Roxana sobre el exuberante artista español. “Es por su versatilidad y su capacidad para combinar diferentes tradiciones. Puede dominar tanto el jazz como el flamenco, por lo que fue la elección perfecta”.
“Nueva Luna, Mundo Arjo”, del inigualable Spinetta con el legendario Pedro Aznar, es un punto culminante de la sesión. Roxana ya había compartido con él varias grabaciones y les une una hermosa amistad. Con “Agua y Vino”, Amed cambia de marcha dramáticamente para hacer una versión muy particular de la melancólica pieza del compositor brasileño Egberto Gismonti, acompañada por el exquisito guitarrista brasileño residente en Nueva York Chico Pinheiro.
Otra perspectiva más sobre el universo del jazz latino la ofrece la trompetista y vocalista venezolana Linda Briceño en la canción folclórica “Nostalgia Andina”. “Se trata de la nostalgia y la inmigración, de muchos de nosotros que hemos dejado nuestros países de origen para vivir en otro lugar”, afirma Roxana. “Estoy muy feliz de que ella pudiera mostrar su hermoso sonido como trompetista. Suelo colaborar con hombres, así que fue bueno contar con la participación de Linda, porque las instrumentistas femeninas deben trabajar muy duro para encontrar su lugar en esta escena”.
En un cambio de ritmo estimulante, Roxana recurre a las poderosas cualidades de uno de los estilos de la música folclórica de raíces africanas de Perú, el landó. La sección rítmica central aporta la sólida impronta rítmica del cajón de Antonio Guillermo “Tony” Succar. El joven percusionista, productor, director de orquesta y arreglista peruano-estadounidense es una estrella en ascenso en la creciente comunidad de música latina de Miami y ganador de varios Latin Grammy.
La canción, “A Veces No, Siempre”, fue escrita por el bajista Edward Pérez, conocedor y erudito de la música peruana, con letra de Roxana. Amed ofrece una incursión vocal sin palabras asombrosamente vivaz en su dúo con el pianista colombiano Julio Reyes Copello, conocido por sus composiciones clásicas contemporáneas y proyectos con un cuadro de artistas pop latinoamericanos de élite que le han valido cuatro premios Grammy y siete Latin Grammy.
“Dúo Concertante – Primer Movimiento” es uno de los tres movimientos que Copello escribió para piano y flauta. Es otro audaz ejemplo de la curiosidad y la amplitud con la que Roxana transita, con dominio, sobre una abrumadora variedad de géneros estilísticos. “Más allá de la traducción común del término unánime, para mí, Unánime significa una sola alma, una sola voz”, explica Roxana.
“Los diferentes invitados en este álbum, aunque provienen de diferentes países, están unidos en el amor por el jazz norteamericano. Y también está ese ‘sonido latino’ mezclándose con esa otra tradición, sin importar de dónde vengamos”.