“Mis libros, tus libros”, la obra de Nicolás Marina y codirigida por él y Eleonora Di Bello, se ofrece en la sala El Extranjero (Valentín Gómez 3378, CABA), con funciones los sábados a las 22.45. Con la interpretación de Ailín Zaninovich y Matías Dinardo, la pieza teatral es todo un hallazgo de la cartelera porteña del teatro independiente.
Con una frescura a flor de piel y con diálogos hilarantes, actuales y bien construidos, Zaninovich y Dinardo logran transmitir la historia de dos jóvenes inmersos en la tarea de escribir y enseñar, con los tiempos de esta época y con sus conflictos sin resolver.
Es así que una visita inesperada de uno a la otra, se convierte un descubrimiento increíble que sucede en los libros que alguna vez compartieron, en una convivencia ecléctica para los dos, pero que finalmente terminó en separación.
Sin embargo, ante un hecho inusitado y ligado a la magia del teatro, los libros ponen en evidencia una mezcla de textos inverosímiles, ocurrentes que sitúan a personajes y textos literarios en situaciones que sólo el ingenio teatral es capaz de crear, y cuando el valor de las palabras adquiere una dimensión superlativa.
En el medio, se suceden los conflictos no resueltos, las preguntas sin respuestas oportunas, los reclamos que perduran, los celos disimulados de una pareja que acaba de separarse y que se ve enredada en un episodio fantástico: los libros de ambos, que convivieron durante años en la misma biblioteca, se mezclaron y se convirtieron en “textos nuevos”.
Es a partir de este descubrimiento en que la obra se convierte en un paso obligado a un juego literario que entretiene y hace reír, pero al mismo tiempo es una invitación a pensar que es lo se queda de una persona en nosotros, cuando se termina una relación amorosa.
En el lapso de una noche Soledad y Darío deberán encontrar la manera de regresarlos a su versión original, en tanto, la pareja que aún no termina de atravesar el proceso de separación, se reencuentra. Todo en una escenografía acorde con el tema y que permite a los protagonistas moverse con soltura y una acertada puesta en escena y dirección de Eleonora Di Bello y Nicolás Marina.
La hicieron posible
Actúan: Matías Dinardo y Ailín Zaninovich. Diseño de escenografía y vestuario: Vessna Bebek. Realización de escenografía: Analía Schiavino, Fernando Díaz. Diseño de luces: José Binetti. Diseño Gráfico: Yanina Níttolo. Producción Ejecutiva: Trías Gestión Cultural. Prensa: Paula Simkin. Dirección: Eleonora Di Bello, Nicolás Marina. Autor: Nicolás Marina.
En palabras del autor y codirector a la prensa, en la obra “aparecen varias temáticas recurrentes en mí: el poder de la palabra y de la imaginación; la naturaleza cambiante de la memoria y de la identidad; las huellas que las relaciones humanas dejan en cada uno de nosotros.”
Con relación a la obra Marina detalló que “antes de ser texto fue una idea a la que le di vueltas y vueltas en la cabeza durante años sin decidirme a escribirla, hasta que surgió la oportunidad de presentarse en el Torneo de Dramaturgia del Festival TABA de Timbre 4, en 2023. Cuando vi el interés que esa primera versión del texto suscitó en el público, me entusiasmé con la idea de seguir trabajándolo para poder llevar la obra a escena de manera autónoma. Por otro lado, al tratarse de un texto tan personal (que no autobiográfico) me pareció la ocasión ideal para dar el salto a la dirección. Pero eso significó todo un desafío” y añadió que “como autor, a veces cuesta despegar de la palabra escrita y del armazón conceptual que se quiere transmitir. Para poder traducir todo eso al trabajo escénico, la mirada y la experiencia de Eleonora fueron fundamentales”.
Por su parte, Eleonora Di Bello explicó que “resulta imposible abordar este texto sin recurrir al realismo mágico para su puesta en escena. Un encuentro fuera de lo común obligará a los personajes a tomar una decisión crucial. Esta realidad trastocada, nos permite abordar temas como el amor y las expectativas personales, pero también la transformación que sucede en uno a partir de entender las diferencias que tenemos con el otro” y agregó que “se trata de construir y no de dinamitar, de respetarse incluso ante lo que parece irreconciliable. Premisas que el realismo mágico de lo cotidiano parece haber dejado en el olvido.”