En el Día Mundial del Agua que se celebra hoy, UNICEF afirma en un comunicado que más de 1.420 millones de personas en todo el mundo, incluidos 450 millones de niños, viven en áreas con alta o muy alta vulnerabilidad al agua. “Esto significa que 1 de cada 5 niños en el mundo no tiene suficiente agua para satisfacer sus necesidades diarias”, dice el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
Del total del agua disponible en el planeta, solo el 3% está en reservorios de agua dulce. Entre ellos uno muy destacado son los recursos en glaciares y altas cumbres, y aproximadamente un 30% en agua subterránea.
Por otro lado, una investigación de la OIT y el INTA relevó 497 casos de niños, niñas y adolescentes de todo el país. Las horas semanales dedicadas a la recolección de agua se redujeron casi un 50 por ciento gracias a obras de acceso al agua familiares y comunitarias, para uso doméstico y productivo. El trabajo infantil alcanza a 2 de cada 10 niños y niñas de entre 5 y 15 años de las zonas rurales de Argentina.
A nivel internacional
A modo de ejemplo casi un tercio de los niños nigerianos no tiene acceso a una cantidad suficiente de agua potable, advirtió hoy UNICEF, que pide medidas urgentes para abordar el problema, especificó que “las cifras de Nigeria son particularmente preocupantes, con 26,5 millones de niños que experimentan una vulnerabilidad al agua alta o muy alta, o el 29 por ciento de los niños nigerianos”.
Se estima que alrededor de 100.000 niños en el país africano mueren cada año por enfermedades relacionadas con el agua. “La crisis mundial del agua no se avecina, ya está aquí y los niños son las principales víctimas”, dijo Peter Hawkins, representante de UNICEF en Nigeria.
Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, más del 86 por ciento de los nigerianos no tienen acceso a una fuente de agua potable gestionada de forma segura. Si bien alrededor del 70 por ciento de los nigerianos tiene acceso a servicios básicos de agua, de hecho, más de la mitad de estas fuentes de agua están contaminadas.
Argentina
En las zonas rurales de Argentina, según un estudio reciente del proyecto Offside de la OIT Argentina , los efectos de esas obras en la reducción del trabajo infantil, que en las zonas rurales del país alcanza a 2 de cada 10 niños y niñas de entre 5 y 15 años y representa al 43,5 por ciento de los adolescentes de entre 16 y 17, de acuerdo con la Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes (EANNA).
El proyecto fue realizado junto al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), que comparó el antes y el después de los proyectos especiales del programa ProHuerta –conducido por el INTA y financiado por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación–, mediante los que se instalaron diversas tecnologías de captación, conducción, almacenamiento y distribución del agua para uso integral, es decir, destinados al consumo doméstico, a la producción y el riego.
“La implementación de tecnologías de acceso al agua y su apropiación por parte de las familias rurales y campesinas es crucial para que los niños, niñas y adolescentes no deban destinar tiempo a su acarreo, ya sea para fines productivos o de consumo en el hogar como para preparar alimentos y otras actividades de la vida cotidiana, dijo María Eugenia Figueroa, coordinadora nacional del proyecto “Offside: ¡marcando la cancha!” de la OIT Argentina.
De acuerdo con la coordinadora de la OIT, “esta investigación representa un aporte fundamental para el diseño de políticas públicas que busquen pasar de los compromisos a la acción, como proponen las Naciones Unidas durante el Año Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil”.
El estudio y sus resultados
Tras relevar los casos de 497 niños, niñas y adolescentes, distribuidos en 187 hogares de todas las regiones del país, la investigación observó que la mejora en el acceso al agua redujo significativamente el promedio de horas semanales dedicadas a distintas tareas de acarreo y provisión de agua, que pasaron de 4,88 a 2,33. De esta manera, la dedicación de niños y niñas a esas tareas mostró notables disminuciones, particularmente entre quienes tienen de 5 a 12 años, cuya participación en el acarreo de agua pasó del 14 al 3,8 por ciento.
Por otra parte, el 85 por ciento de los hogares encuestados consideran que, a partir de la implementación de la tecnología, pudieron dedicar más tiempo a la escolaridad de los niños y niñas; y dar nuevos usos al agua, como alimentación, lavado de ropa e higiene personal.
A partir de la implementación de los proyectos especiales del programa ProHuerta, fue posible pasar del 17 al 53 por ciento de hogares que cuentan con agua por cañería dentro de la vivienda, al tiempo que todas las familias involucradas en esos proyectos cuentan ahora con acceso al agua dentro de su predio, lo cual reduce el tiempo destinado a la obtención y el transporte de agua.
“La asociación con la OIT es clave”, dijo Diego Ramilo, director del Centro de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar (CIPAF) del INTA, quien destacó que los más de 550 proyectos especiales del programa Prohuerta beneficiaron a 16 000 familias y permitieron instalar diversas tecnologías de captación, conducción, almacenamiento y distribución del agua para uso integral.
Fuente: ANSA/INTA/OIT




