A la mejora de las condiciones locales, por eliminación de retenciones y aumento en el tipo de cambio real, se suma una demanda mundial muy dinámica que posiciona al país como el único gran productor que puede dar respuesta al mercado internacional. Además, nuestra oferta exportadora ingresa al Hemisferio Norte en contra estación, cuando se atenúa la posición dominante de Ucrania.
Respecto al girasol, el presidente de ASAGIR, Luis Airas, puntualiza que “la quita de las retenciones, que eran del 32% para el grano y del 30% para el aceite, le ha sacado una mochila muy pesada a la producción de girasol. Mientras que en la última campaña, al momento de la siembra, la tonelada cotizaba en 180 dólares hoy estamos en el orden de los 300”.
El nuevo mix entre derechos de exportación y tipo de cambio explica que de las 1.250.000 hectáreas sembradas en la última campaña se haya pasado a una estimación para el ciclo 2016/17 de 1.700.000 hectáreas. “Esto se debe a que, con el nuevo esquema económico, en muchas zonas se ha repotenciado el cultivo –explica Arias-. Hoy tenemos un girasol disponible de más de 300 dólares al que además se le debe agregar una bonificación por contenido de aceite que en el promedio del país alcanza el 11%, es decir, otros 33 dólares por tonelada que se suman al precio del girasol”.
Las perspectivas de año Niña potencian aún más el interés por el cultivo. Se sabe que frente a ciclos con escasez de lluvia la oleaginosa mejora su competitividad productiva. Como dato, es válido recordar que la media nacional de rendimiento durante la última campaña fue de 2.13 toneladas por hectárea. Puntualmente, los rindes del NEA y centro norte de Santa Fe fueron de 1.95 t/ha promedio; en el norte de La Pampa y oeste de Buenos Aires, de 2.25 t/ha; en el sudoeste de Buenos Aires de 2.02 t/ha, y en el sudeste bonaerense de 2.36 t/ha.
Pero las buenas perspectivas de la oleaginosa van más allá de la frontera de la próxima campaña. En el corto y mediano plazo se estima que la demanda mundial de aceite de girasol seguirá creciendo por encima de la producción de grano (4,5% versus 3,7% en los últimos diez años). La brecha se cubre con una impactante suba de las importaciones, de 8,3% anual, todo un record entre las commodities. Por ese motivo, se vienen reduciendo los stocks mundiales. En ese marco, cualquier problema económico o productivo en alguno de los principales países productores (Ucrania, Rusia, Unión Europea y Argentina) desencadenaría una suba considerable de las cotizaciones del aceite de girasol a nivel internacional.
La ventaja que tiene la Argentina es que es el único gran productor que puede aumentar su oferta. “Ucrania está complicada económicamente, devaluando su moneda –explica Arias-, y con un retroceso tecnológico importante debido a que muchos productores de ese país están volviendo a usar variedades y eso puede implicar rendimientos un 20% menores que los que se obtienen con semillas híbridas, en buena parte importadas”.
Otro factor que frena las posibilidades de crecimiento del área girasolera en Ucrania es el aumento de la superficie destinada a soja en ese país, que en los últimos 10 años pasó de casi cero a 2,15 millones de hectáreas. Esto viene generando una sustitución de las superficies destinadas a cada cultivo que juega en detrimento del girasol. El USDA pronostica menos de 4 millones de hectáreas para la nueva campaña frente a más de 5 millones en las siembras de 2012/14.
Con este panorama, ASAGIR y un grupo de empresas que participan de la cadena convocan a tres simposios regionales que se estarán realizando el próximo 15 de junio en el Círculo Católico de Obreros de Avellaneda, Santa Fe (Calle 8 N° 444), el 12 de julio en la Sociedad Rural de Trenque Lauquen y el 14 de julio en la Sociedad Rural de Tandil. Allí, de la mano de importantes especialistas, los productores podrán actualizarse sobre la conveniencia de utilizar las tecnologías disponibles sobre manejo, control de malezas e insectos, además de analizar las nuevas perspectivas de mercado que presenta la oleaginosa.