El AMBA (Área Metropolitana Buenos Aires) continúa siendo la región más castigada por la pandemia de coronavirus, y no sólo en lo referido a cantidad de contagios y muertes causados por la enfermedad, sino también por la fuerte caída de la actividad económica, que, en algunos casos, ya dictaminó el cierre definitivo de comercios y pymes.
Un reciente estudio elaborado por la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) reveló que las ventas minoristas -contabilizando la modalidad online como en locales físicos- se retrajeron un 33% en este conglomerado urbano durante el pasado mes de agosto en relación a igual período de 2019, mientras que en el resto del país esa merma se ubica en el orden del 9,4%.
Ni siquiera el Día de la Niñez pudo morigerar un poco estas cifras. Jugueterías y librerías sufrieron un desplome del 17,3%, siempre en referencia al mencionado período; e Indumentaria, otro de los más buscados para agasajar a los más pequeños, experimentó una de las mayores retracciones, siendo el segundo rubro de mayor caída anual en el mes (-32%).
La medición de CAME se realizó en base a 1.100 comercios de todo el país, que fueron relevados entre el 31 de agosto y el 5 de septiembre por un equipo de 30 encuestadores localizados en las capitales del país, el Gran Buenos Aires y CABA.
Si se analiza la situación a nivel país, las ventas minoristas cayeron en promedio un 17,8% el mes pasado, y en lo que va del año, acumulan un descenso del 30,5% que se explica por las fuertes bajas registradas en los primeros cinco meses de la cuarentena.
Los técnicos de CAME explicaron que la situación de las ciudades del interior, a pesar de que muchas ciudades normalizaron su actividad, el consumo se ve afectado por “el cumplimiento de los protocolos, los menores ingresos de las familias, los altos niveles de endeudamiento y la menor circulación de gente en las calles”.
El panorama es diametralmente distinto en el AMBA, donde el aislamiento social, preventivo y obligatorio es más estricto. Cabe recordar que, de acuerdo a un relevamiento de la Cámara Argentina de Comercio, entre marzo y julio de este año, fueron más de 25.000 las pymes que bajaron la persiana de manera definitiva en el AMBA, ya sea por recesión imperante o a la imposibilidad de mantener activos los negocios a pesar de los programas de asistencia que brindan los gobiernos nacional, bonaerense y de las respectivas intendencias.
De los comerciantes y empresarios
Un ejemplo de la situación y de la angustia que enfrentan quienes aún logran mantenerse de pie, sostenidos, quizás, por las cuerdas del ring, pudo palparse durante el último fin de semana en varias localidades del Sur del Conurbano bonaerense, donde un gran número de empresarios gastronómicos -dueños de pubs, bares y restó- decidieron atender al público -en patios y veredas-, a pesar de no contar con una autorización fehaciente por parte de las autoridades municipales. Si bien no se registraron amontonamientos como el que se vio en Capital Federal, lo cierto es que en varios lugares mucha gente no mantuvo la distancia correspondiente y se vio a varias personas sin barbijos.
Ni los esenciales se salvaron
El informe de CAME da cuenta, además, que en mayor o menor medida “todos los rubros finalizaron en baja”, incluso aquellos considerados esenciales como alimentos, farmacias o materiales eléctricos y ferreterías.
El rubro con menor caída interanual en el mes fue nuevamente Farmacias (-4,9%), siempre medidas en cantidades. Las ventas en ese sector se mantuvieron activas incluso en lo peor de la cuarentena.
El segundo rubro con menor descenso anual en agosto fue Alimentos y bebidas (-6,7%). A medida que la gente comenzó a circular por las calles, el consumo de esos productos dejó de concentrarse en los grandes supermercados. A su vez, se redujo la compra online y se incrementó la realizada en locales al público.
En el otro extremo, el rubro de mayor desplome anual fue Relojería, joyerías y bijouterie con una baja de 38,1%. Las ventas en esos comercios hace tiempo que se mantienen con caídas muy profundas. Incide la venta ilegal callejera de esos productos, que a pesar de la cuarentena no se retiró de las calles.
Indumentaria fue el segundo rubro de mayor caída anual en el mes (-32%). Influye la falta de poder adquisitivo de las familias, las menores necesidades de esos productos debido a las estadías largas en el hogar y el cumplimiento de los protocolos que limita la cantidad de gente que puede entrar al mismo tiempo al local. En algunos negocios se llegaron a realizar largas colas para ingresar.
Igual ocurre con Calzado y marroquinería, con una retracción promedio de 28,5% anual. Si bien se desaceleró la tasa de caída, sigue siendo significativa. Poco interés despertaron esos productos en agosto.
En mueblerías, decoración y textiles para el hogar, las ventas cayeron 23,8% anual en el promedio país. Hubo más consumo de productos nacionales debido a las menores importaciones en ese rubro, y al mismo tiempo los comercios a cielo abierto volvieron a captar ventas que se estaban concentrando en grandes supermercados.