Estos últimos días hemos asistido a eventos de la naturaleza que dejaron huella; aludes en Perú y Colombia e inundaciones en varias provincias de nuestro país. Ciudades con geográficas muy diversas como Comodoro Rivadavia y Las Lajitas, por citar algunas, sufrieron lluvias muy superiores a las habituales.
Esta primera comparación nos hace preguntarnos ¿qué culpa tiene la agricultura y la ganadería en eventos de esta naturaleza? Salta tiene 8 millones de hectáreas de bosques nativos, 1,2 millones de hectáreas bajo producción agrícola y 1 millón de has. ganaderas.
Los productores agropecuarios somos conscientes que el bosque nativo tiene una mayor capacidad de absorción de agua que un campo agrícola o ganadero. Por esta razón trabajamos en el cuidado de nuestros campos aplicando técnicas y tecnologías como siembra directa, curvas de nivel, cortinas forestales y represas de contención que nos permiten evitar la erosión.
Nuestro trabajo nos obliga a estar en el interior del interior, en los pueblos de nuestra provincia que pocos se acuerdan cuando “no pasa nada”. Somos testigos de la ausencia del Estado en todas sus formas. Somos testigos de la falta de planificación urbana, de alcantarillas que nadie limpia para que el agua escurra, de canales aliviadores tapados de basura, de barrios asentados en lugares bajos que naturalmente se inundan, de viviendas construidas en banquinas y tierras del ferrocarril que nadie controla. Somos testigos de rutas que actúan como diques, de la falta de mantenimiento de cauces y puentes de nuestros ríos. Sabemos que existen proyectos de conducción de agua que podrían evitar o mitigar estas catástrofes pero, lamentablemente, nunca se llevaron a cabo.
Muchas de estas razones explican por qué se inundan pueblos como Las Lajitas. No es la primera vez que pasa y si no se realizan obras, seguramente no será la última. Surge entonces otra pregunta ¿ A dónde fueron a parar la enorme cantidad de recursos que el campo viene pagando a través de un sinnúmero de impuestos? A modo de ejemplo, en el período 2010-2015, los productores de granos salteños aportaron alrededor de $8.000 millones solo en concepto de retenciones. Más del 90% de esa producción se genera en los Departamentos de Anta, Gral. San Martín, Orán, Metán y Rosario de la Frontera, quienes solo recibieron $295 millones en total en esos 6 años, a través del llamado Fondo de la Soja; es decir, un 3% de lo que aportaron quienes allí producen e invierten.
¿Cuántas escuelas, hospitales, caminos, viviendas, etc. se podrían haber construido con semejante cantidad de dinero? ¿Cuántas emergencias se podrían haber evitado? Seguramente muchas, pero es hora de mirar hacia adelante; es hora de que el futuro se haga presente.
Nuestro compromiso con los pueblos donde vivimos y trabajamos es grande; queremos lo mejor para el desarrollo de su gente, porque también somos parte de su gente. Los productores estamos dispuestos a aportar nuestro conocimiento y experiencia pero necesitamos que el Estado se disponga de una vez por todas a trabajar en el largo plazo, en los cambios profundos, en comenzar a prevenir y dejar de remediar.