Juan Vila acaba de lanzar su segunda propuesta discográfica autoral de este destacado compositor, charanguista, guitarrista, percusionista y cantante. Y como si fuera poco, es doctor en Filosofía, magister en Creación Musical Nuevas Tecnologías y Artes Tradicionales; docente e investigador.
Con este bagaje académico y un trabajo colectivo de músicos y técnicos propone “sacar a pasear la escucha” para Axolote, su último álbum por el que transita su arte y de la mano de un folklore al que le sumó su inevitable impronta personal, para crear esta propuesta original y repleta de calidad y calidez.
Vila se adentra a un universo de melodías nuevas en el marco del folklore, pero mantiene firme y seguro, los ritmos y sonidos originales –como el axolote que puede cambiar su fisonomía, pero conserva signos históricos-. En ese rumbo asoman con delicadeza zambas y chacareras que mantiene esa esencia ancestral, pero que a la vez invita a la experimentación de sonidos que da como fruto maduro, un arte contemporáneo.
Sin estridencias y con una pulcritud musical que hace de la delicadeza un don que preserva a este álbum de contaminaciones sonoras, para encumbrarlo una propuesta superlativa y con espíritu aperturista.
En ese rumbo, Vila camina por letras propias que recorren los sentimientos, los sueños y recorre geografías difíciles de cruzar y que sólo se logra transitarlas a través de la canción y la música. Los anhelos, los deseos, las carencias y el olvido, solo lo reparan el canto necesario y pronunciado a tiempo. Ese mismo tiempo que le tomó al axolote ser lo que hoy es.
El axolote –nombre de este trabajo musical- o axolotl es una especie de anfibio que vive únicamente en México y que tiene propiedades atribuidas a sus poderes místicos: cambiar de forma, de color, y poder regenerar miembros perdidos, etc. Es una criatura que preserva su capacidad de transformación porque mantiene rasgos de su estado de larva, como una reserva de infancia que le garantiza la metamorfosis, para así no quedar apresado en formas estables una vez alcanzada la “edad madura”.
Esta propuesta reúne diez obras originales de música popular contemporánea, nueve compuestas por Juan Vila y una de ellas por Víctor Jara con arreglos corales propios de Vila. Con esta misma idea el artista trabajó durante dos años hasta reunir el repertorio que forma parte de este disco, y que podría considerarse como folklore en transformación.
Todas las obras del álbum Axolote tienen una riquísima variedad y experimentación sonora y un profundo sentido poético en sus letras. Y como músico, licenciado, docente e investigador académico, el artista tienen un amplio conocimiento, experiencia y recorrido en el estudio en la Música de todos los tiempos y estilos y en los múltiples instrumentos y sonoridades autóctonas y contemporáneas, Esta virtud ha dado a este disco un gran valor que le da un sello autoral propio de alta categoría artística.
A esto se suma un compromiso social y humanístico ya que una de las canciones autorales de este repertorio incluye una zamba La zamba sin Nombre, tan importante por su valor artístico como por el valor del compromiso al que nos convoca por estar dedicada a la memoria de Esther Ballestrino, fundadora de Madres de Plaza de Mayo, luchadora incansable, y una de las primeras y más emblemáticas víctimas del terrorismo de Estado argentino. Otra de las canciones con fundamento y compromiso es la Chacarera del Desmonte, compuesta en la Patagonia durante los incendios del año 2022. Es una denuncia el extractivismo que daña a la Madre Tierra, generando incendios intencionales y desplazando comunidades.
En diálogo con El Ágora Juan Vila desgranó su trabajo fonográfico y dejó párrafos para el análisis y, porque no, para el debate.
– Luego de escuchar atentamente tus canciones, eludo etiquetarlo, pero es inevitable ubicarlas en un lugar que no sea el folklore…
Es que del mismo modo que el axolote, creo que lo que llamamos folklore no está cristalizado en una época, en una narrativa o en un lugar: tiene movimiento y está en constante transformación. Pero no por eso pierde el arraigo. Como el axolote, el folklore tiene su hábitat propio y siempre está buscando ser cantado y bailado”.
– ¿Y cómo te ubica ese folklore como cantor y compositor?
Como compositor siempre me sentí interpelado por una música que logró preservar una raíz vital en su propio suelo, sus sabores y colores, sin por eso perder la experimentación sonora, armónica y tímbrica que uno puede encontrar en la música y el arte contemporáneos.
– El folklore que propones conlleva a someterse a un arduo trabajo teniendo en cuenta la enorme cantidad de ritmos y melodías.
Para mí, hacer folclore es, por un lado, salir al encuentro de estas danzas, ritmos y armonías que vienen de antiguas tradiciones populares, por otro lado, ponerlas al servicio de lo que se tenga para decir aquí y ahora. Por eso es tan necesario el juego, la infancia, como metodología musical, dejar un aspecto de la búsqueda sin madurar, significa dejarla ahí como pura posibilidad, como una semilla. Esta zona de juego es la que permite descubrir nuevas formas; jugar con otros lenguajes musicales, en fin, mantener activo el órgano del descubrimiento.
– Y todo este juego que nombras, se ve reflejado en Axolote…
De alguna manera, con este disco quise jugar con la idea de poder hacer un Artaud para el Folclore. No pretendo con esto adjudicarme la inmensidad del clásico de Spinetta, sino reconocer su influencia en mi búsqueda: la experimentación con los límites del estilo, su forma, su armonía, incluso su duración; todo esto a veces condensado en instrumentaciones a veces mínimas, y a veces más grandes, como hizo el Flaco en los 70.
– ¿Dentro del folklore tuviste algún referente que haya influenciado en esta realización?
Si, otro músico cuyo trabajo guio mi realización de este disco es el gran Raúl Carnota. En particular, su primer disco Raúl Carnota y Suna Rocha (de 1983) y su último trabajo Espejos (de 2005) determinaron mi manera de escuchar y disfrutar la música argentina. En ambos discos la protagonista es la guitarra, y la manera que tiene Raúl de producir innovaciones dentro del folclore y que parezcan totalmente tradicionales, es simplemente maravillosa.
– Bajo estas premisas, la transformación del folklore llega a tu propuesta con Axolote…
El axolote nunca deja de transformarse y de igual forma, mis canciones asumen formas distintas todo el tiempo; lo que iba a ser una tonada tradicional terminó siendo un coral a cuatro voces y con texturas de música electrónica; lo que iba a ser una chacarera simple, finalmente fue un juego salvaje de improvisaciones. Este disco es, en definitiva, una fotografía de un proceso que no culmina, sino que sigue su camino y se hace en el andar. Cada canción es el producto de una artesanía sonora que en algunos casos me tomó meses o incluso más de un año terminarla. Por eso la sonoridad del disco invita a que la escucha se abra a los múltiples arreglos; a los diálogos entre los instrumentos como la guitarra, el acordeón y el piano… voces, bajo, vientos, tambores, desde que empieza hasta que termina. Axolote nos invita a pasear la escucha; y parafraseando a Paul Klee quien dijo que dibujar es sacar a pasear una línea. Pero por sobre todas las cosas este trabajo discográfico es producto de muchísimo trabajo colectivo: músicos, ingenieros, sonidistas, artistas plásticos, comunicadores que hicieron posible esta obra, aglutinados todos gracias al amor incansable por lo que hacemos.
Todas las obras son compuestas en letra y música por Juan Vila excepto la obra 9 Gira Gira Girasol compuesta por Víctor Jara y con arreglos corales de Juan Vila. Ellas son: Juncal (Chamamé); Zamba sin nombre (Zamba); La vanidosa (Chacarera); Humano (Tonada); Puentes donde hay muros (Canción); Cascabel (Huayno); Chacarera del desmonte (Chacarera); Los morochos (Morenada); Gira, Gira, Girasol (Canción); Puede la copla (Bailecito).
![Juan Vila su folklore en movimiento y en transformación](https://i0.wp.com/elagora.com.ar/wp-content/uploads/2022/07/Juan-Vila-II-scaled.jpg?w=180)