El año pasado por primera vez se realizó un censo popular de personas en situación de calle en Lomas de Zamora y Lanús entre los meses de agosto y octubre por un grupo de organizaciones sociales de la zona sur del conurbano.
En estas dos ciudades donde viven casi un millón y medio de personas, 1.024 personas habitan en las calles, siendo 547 son adultas y 477 son niños.
Las organizaciones que llevaron adelante la iniciativa fueron No seas Pavote, Bondi Sur, Proyecto MÁS, Comunidad Duchas, Sopa de Letras, Red Puentes, MP La Dignidad, Lanús Debate, De Raíz, Fundación Hastinapura y Manos que ayudan. El censo, que se realizó durante setiembre del 2019, contó con la participación de “más de 150 voluntarios” y alrededor de 10 organizaciones sociales.
El 66 por ciento son varones. Y, del total, el número de adultos se duplicó en los últimos tres años. Informe
Entre quienes trabajan según informa el resultado del censo “el 84% se desarrolla en la economía popular (venta ambulante, changas, cartoneo, entre otros), el 9% de manera informal (para un patrón que no le realiza aportes ni le otorga cobertura médica), el 5% es cuentapropista (sin patrón, aportando al monotributo para jubilación y obra social) y solo el 2% de la población está inserto en la economía formal (para un patrón con aportes jubilatorios y obra social)”.
Se observa que el 50% cuenta con nivel educativo igual o superior al secundario y entre los que poseen trabajo 71% son varones y solo el 43% mujeres. Además, 237 personas aducen contar con algún tipo de ingresos por derechos sociales (jubilación, pensión, AUH, etc.). De las cuales 35 personas perciben jubilación o pensión por viudez, 63 cuentan con pensión no contributiva, 94 acceden a la AUH, 12 acceden al programa Hacemos Futuro, 33 a otros beneficios (seguro de desempleo y subsidio habitacional de CABA), mientras que 296 personas manifiestan no acceder a ningún beneficio estatal.
Más allá de las estadísticas se registró la vida de familias, personas solas que viven y se mueven en las calles de los barrios del tercer cordón del conurbano. Invisibles en la vorágine diaria. Solos. Quizás todavía con la esperanza de una mano solidaria que los ayude en el día a día y de políticas públicas acordes que colaboren en revertir esta situación cada vez más compleja en la región.