La necropsia del animal y el diagnóstico de las muestras de tejido se realizaron en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional de La Plata, y permitieron hallar diferentes estadios del parásito en tejidos como cerebro, tiroides y riñón.
Las medidas sanitarias adoptadas por el Senasa en el establecimiento, consistieron en la interdicción preventiva con prohibición de movimientos hasta cumplimentar la desinfestación del ambiente y la desparasitación de los equinos.
Halicephalobus gingivalis es de vida libre en el ambiente y aunque la vía de contagio es variable para los equinos, generalmente suele producirse a través de lesiones en la mucosa bucal. Este parásito suele provocar lesiones granulomatosas en encías y maxilar del animal y puede eventualmente pasar a la sangre y ser diseminado, siendo el sistema nervioso central uno de los órganos con afecciones más frecuentes.
Si bien algunos casos en la bibliografía describen que dicho nematodo puede transmitirse a las personas (es una zoonosis), su ocurrencia en humanos es inusual.
La dificultad para su diagnóstico radica en la ausencia de signos clínicos cuando diferentes órganos internos se ven afectados, de modo que suele realizarse después de la necropsia y por el examen histopatológico de muestras de tejido. De esta manera, es probable que estas parasitosis pasen desapercibidas si los animales afectados se encuentran con buen estado de salud.
Se recomienda a los propietarios de equinos consultar con su veterinario de confianza, a los efectos de establecer un plan de desparasitación de rutina para el control de parásitos.
La foto es ilustrativa.