La precumbre de Naciones Unidas (ONU) en Roma sobre Sistemas Alimentarios concluyó hoy con optimismo con posturas internacionales para conseguir el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) de Hambre Cero en 2030, aunque con el realismo de que aún hay mucho trabajo por hacer. Participaron delegaciones de 145 países, como los de la Unión Europea, Reino Unido, Brasil, Uruguay, Argentina, Estados Unidos, Canadá y China con la ausencia significativa de Rusia.
La vicesecretaria general de la ONU, Amina Mohammed, refirió en una comparecencia final que el foro, antesala de la cumbre de Nueva York de septiembre, sirvió para ver “identificar coaliciones” para ayudar a los países modificar sus sistemas alimentarios.
En este sentido avisó de que el hambre cero está “lejos de lograrse”, en parte por los efectos de la pandemia, pero reafirmó el objetivo de la ONU de invertir en sistemas para lograr los ODS.
No obstante confió en obtener “buenos resultados” en la cumbre de Nueva York, en el marco de la Asamblea General, y destacó el “rol central de los pueblos indígenas, las mujeres y los jóvenes” en la transformación de los sistemas de alimentación del planeta. También puso de relieve los planes nacionales que muchos países han presentado durante los tres días de precumbre para la transformación de sus sistemas antes de 2030.
Para ella la precumbre, celebrada en la sede de la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), demostró que “hay una salida a la crisis” del hambre y que “solo trabajando unidos” se logrará “un planeta próspero para todos”.
La jefa de la delegación del Vaticano, Sor Smerilli, sostuvo que “La PreCumbre se centra en los sistemas alimentarios, es decir, en todos los aspectos de la alimentación y la nutrición de la gente: el cultivo, la cosecha, el envasado, la elaboración, el transporte, la comercialización y el consumo de alimentos. Es un evento de relevancia mundial que pretende centrar la atención en la necesidad de transformar los sistemas agroalimentarios para hacer realidad la visión de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, aumentar la resiliencia en el contexto de la pandemia de covid-19, fortalecer las cadenas de valor locales, mejorar la nutrición y reutilizar y reciclar los recursos alimentarios para poder reducir los desperdicios a la mitad”.
“En el mundo actual, los tres factores clave del hambre pueden resumirse en tres C: Conflicto, Covid-19 y Cambio Climático. Sus efectos devastadores combinados en todas las etapas de la cadena de suministro de alimentos son alarmantes. Se calcula que sólo la pandemia, por sus efectos sobre el poder adquisitivo de los consumidores, la reducción de la capacidad de los pequeños agricultores para producir alimentos y acceder a los mercados, y el aumento del desperdicio de alimentos, entre otros, sumirá a 132 millones de personas en la desnutrición. Por supuesto, el impacto más duro de la carestía recaerá en los ya vulnerables o desplazados por la guerra, el conflicto, el malestar social y el desempleo. Estas cifras revelan un sistema que no funciona. ¿Cómo podemos seguir haciendo la vista gorda ante esta injusticia? Como señaló el Papa Francisco en el Día Mundial de la Alimentación en octubre de 2020, “para la humanidad, el hambre no es solo una tragedia, sino también una vergüenza.” De hecho, como escribió en Fratelli tutti (189), “el hambre es criminal”, ya que “la alimentación es un derecho inalienable”, sostuvo la representante de la Santa Sede.
La unidad latinoamericana
Una de esas alianzas internacionales es la de los países latinoamericanos, que proponen soluciones contra la inseguridad alimentaria como “la protección social para la reducción de la pobreza, la seguridad alimentaria y la nutrición“, siguiendo el ejemplo de países como Perú, República Dominicana o México.
Un hombre con personas sin hogar en una calle en Ciudad de México (México). Efeagro/José Pazos
La vicepresidenta de Uruguay, Beatriz Argimón, expresó la necesidad de “lograr la construcción de consensos políticos” para luchar contra la inseguridad alimentaria, que en 2019 y 2020 sufrió un gran aumento en América Latina y el Caribe, según la ONU.
“Vamos a aportar una visión conjunta de las realidades de nuestros sistemas productivos. Somos la región del mundo que más alimentos produce y también la que más servicios ecosistémicos presta”, dijo el ministro paraguayo de Agricultura, Moisés Santiago Bertoni.
Por parte de Argentina, el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, Luis Basterra, sostuvo que “la agricultura es parte de la solución para lograr el desarrollo sostenible, no del problema. Este tiene que ser el ánimo que nos tiene que atravesar a todos los que estamos aquí, que tenemos responsabilidades específicas en producir, en el cómo producir, y hacia quién transitar esos productos”.
“sigue habiendo necesidad de alimentos para la gente y la pandemia ha profundizado las inequidades, y en ese sentido uno podría haber imaginado que ante una situación global tan adversa pudiera haber emergido un espíritu de solidaridad que lo resolviese”.
“Ese no ha sido el caso. No lo hemos logrado como género humano, pero estamos a tiempo, y esta convocatoria ha disparado esta movilización en quienes producimos alimentos, actividad noble y vital para el género humano”, remarcó el Ministro argentino.
Miles de “ideas transformadoras”
La enviada especial de la ONU para la cumbre de Seguridad Alimentaria, Agnes Kalibata, señaló que la precumbre terminó con “2.500 ideas transformadoras emergidas desde distintos lugares” para lograr los ODS.
“Sí que podemos alcanzar los ODS empoderando a las personas, entendiendo que nos compete a todos avanzar en la consecución de estos objetivos, que los países pueden hacer cosas y se necesitan entre ellos”, afirmó.
La científica ruandesa consideró que la pandemia de la COVID-19 causó un “daño increíble” en el camino para lograr los ODS, pero al mismo tiempo subrayó que ha permitido a los países “darse cuenta de que todos son vulnerable y que hacen falta soluciones conjuntas”.
“Cada uno puede hacer algo para ayudar a las 811 millones de personas que sufren hambre en el mundo”, indicó Kalibata, que puso de ejemplo a países como Etiopía, que ya han iniciado planes nacionales de transformación de los sistemas alimentarios de los cuales se “puede aprender mutuamente”.
“El precio de retroceder ahora sería demasiado elevado. Tenemos solo un billete de ida hacia los sistemas alimentarios del futuro“, aseguró.
Objetivo 1: la lucha contra el desperdicio
Por su parte, el ministro italiano de Exteriores, Luigi Di Maio, explicó que la precumbre abordó temas como “la contribución del sector privado, cómo reducir el desperdicio de alimentos o cómo hacer que los sistemas alimentarios locales complementen a los mundiales”.
Di Maio puso de ejemplo la Declaración de Matera, aprobada en la reunión de ministros de Exteriores del G20 bajo presidencia italiana, como una prueba de cómo “la acción política común” en el ámbito internacional “puede traer unos resultados más amplios sobre el terreno”
El ministro italiano destacó dos puntos de Declaración de Matera que deben ser una “energía útil” para la próxima cumbre de Nueva York: la necesidad de “reforzar medidas de protección social para los más vulnerables” y la “adaptación de la agricultura al cambio climático”.
Todas estas ideas, de las que no se ofrecieron grandes detalles, servirán para la cumbre de septiembre de Naciones Unidas pero también saldrán a relucir en la esperada Conferencia sobre el Cambio Climático de 2021 (COP26), que tendrá lugar en la ciudad británica de Glasgow (Reino Unido) el próximo noviembre.
EfeAgro/ Ministerio de Agricultura/IICA/ Vaticano