¿El agro brasileño es sustentable?. Es el interrogante planteado por Gustavo Spadotti Amaral Castro, Jefe General de Embrapa Territorial, en su conferencia “Sustentabilidad de la producción de soja en el Mercosur: Hechos y Rumores”, realizada en la tercera jornada de Mercosoja 2022.
La media mundial de protección de la tierra en el mundo es del 15,7%, mientras que en Brasil es del 30%. “Brasil tiene la mayor protección de áreas terrestres en el mundo, pero el mensaje que llega no es ése. Sin Brasil, el promedio de áreas protegidas caería a 11%”, inició la charla Spadotti Amaral Castro.
Brasil tiene el 66,2% de su área vegetal protegida y preservada. El 33,2% de todo el territorio brasileño es preservado por los productores rurales. En 6 millones de establecimientos rurales se preservan 280 millones de hectáreas. El 30,2% del territorio brasileño tiene uso agropecuario.
“En cinco décadas, Brasil fue capaz de crear un modelo sustentable y competitivo de agricultura tropical sin paralelo en el mundo”. Se removieron las limitaciones que tenía el país en la década del ‘70, cuando era importador de alimentos.
Con investigación y desarrollo se logró la transformación de ácidos y pobres en suelo fértil, “tropicalización” de variedades como la soja y animales, desarrollo de una plataforma sustentable con siembra directa en más de 33 millones de hectáreas, por ejemplo.
Si Brasil tuviera la misma productividad de la década del 70, necesitaría más de 200 millones de hectáreas para producir la misma cantidad de alimentos.
“No se logró solo con la ciencia de los investigadores y científicos, también fue la extensión rural, la industria, el comercio y, sobre todo, la fuerza del productor para implementar nuevas tecnologías”, señaló el directivo de Embrapa.
En cuanto al porcentaje de área cultivada para agricultura, según NASA, Google y FAO entre otras instituciones, Brasil planta en el 7,6% de su territorio. Argentina planta en 14% y Estados Unidos en 18%. Casi todos los países de Europa siembran en más del 50% de su territorio arando la tierra. Francia siembra en más del 60% de su territorio.
“Los países de América del Sur deben trabajar como un bloque unido para conquistar los mercados. Según USDA, el año que viene la región concentrará el 55% de la producción mundial de soja. Tenemos peso para conseguir conversar con esos actores y colocar estrategias para la apertura de nuevos mercados que paguen por los servicios ecosistémicos”.
“En la campaña 2022/23, Brasil producirá casi 150 millones de toneladas y Argentina 51 millones. Argentina, Brasil y los Estados Unidos concentrarán más del 83% de toda la producción mundial que se hace en más de 60 países. Cinco países sudamericanos están entre los 15 primeros del ranking. Tenemos peso para negociar”.
“En una reunión de Aprosoja Brasil, Aprosoja Mato Grosso, con Acsoja, CREA y Aapresid de Argentina y APS de Paraguay, se propuso una agenda común y eso es maravilloso. Son tres países que no compiten entre sí porque el mercado mundial carece de soja y está la oportunidad de abrir nuevos mercados juntos”, destacó el especialista.
“Conversaron sobre el posicionamiento en relación con el uso de pesticidas y residuos, la necesidad de nuevas biotecnologías, un modelo de cobro de royalties único para el bloque, la unificación de información de las cosechas y la estructuración de una Bolsa de América del Sur. Sin embargo, faltó hablar de medio ambiente, que es una oportunidad que tiene la región para diferenciarse. ¿Qué tienen en común Uruguay, Bolivia, Paraguay, Argentina y Brasil?: el respeto por el medio ambiente, con áreas preservadas”.
En el debate posterior a la presentación, surgieron varios temas interesantes. Se destacaron el pago por los servicios ecosistémicos, el aumento de área versus la productividad adonde no se considera tabú crecer en áreas debidamente seleccionadas con inteligencia ambiental, y el uso de los patrones de sustentabilidad relacionado al tamaño de los productores. Productores grandes seguramente logran contar con Gestión Ambiental propia pero los productores medianos y chicos necesitarán ayuda y compromiso de los gobiernos para cumplir ese propósito. Esto merece ser conversado, dar plazos y que no se convierta en una pérdida de competitividad de estos.
“Hay que tener una agenda más positiva relacionada al equilibrio entre la producción y la preservación ambiental. Es posible producir soja con balance cero entre emisión y secuestro de carbono, porque todas las métricas solo hablan de emisión y nadie recuerda que esos cultivos secuestran carbono. Nadie lo tiene cuenta, por eso debemos hacer una agenda conjunta para llevar esos números de secuestro y que sean debatidos en esas grandes mesas de negociación internacional”, finalizó Spadotti Amaral Castro, en su disertación en el Congreso Mercosoja 2022, el evento convocado por Embrapa, y que cuenta con la presencia de directivos y la colaboración de Acsoja.