El Turismo Rural, cuya alta tasa de crecimiento obliga permanentemente a una mayor dedicación por parte de los sectores involucrados, encuentra en la localidad tucumana de Tafí del Valle una excelente plaza donde los visitantes pueden gozar de un clima particularmente agradable, paisajes espectaculares y la posibilidad de realizar numerosas actividades inmersas en un entorno acogedor y sosegado que resulta poco usual en ámbitos urbanos.
Contorneada por imponentes cadenas montañosas de deslumbrante policromía y aromatizada por la deliciosa frescura de sus hierbas, Tafí del Valle se encuentra enclavada en el extremo sur de los Valles Calchaquíes a unos 100 kilómetros de la ciudad capital y a más de 1900 metros de altura sobre el nivel del mar.
Manteniendo un clima semiárido, con temperaturas máxima promedio en verano de 26 grados centígrado y 16 en invierno, el “Pueblo de Entrada Espléndida” conserva aún vestigios de la ancestral cultura diaguita que, como agregado a sus espléndidas bellezas naturales, cautiva al turismo tanto nacional como internacional.
Presentándose como un orgulloso lugareño y entusiasmado por la tarea desarrollada junto a un numeroso grupo de personas que intenta mostrar a los viajeros las bondades de Tafí del Valle, el operador turístico Daniel Carrazano, explica la labor llevada a cabo por el Grupo de Turismo Rural Valle de Tafí que cuentan ya con una infraestructura muy desarrollada.
En tal sentido nos relata que existen establecimientos que alojan a gente interesada en contactarse con la naturaleza, y que se encuentran trabajando por incrementar la calidad del servicio que debe brindarse durante todo el año. “Nuestro grupo quieres mostrar un Tafí de campo como realmente lo fue hace 200 años atrás. Más allá de querer trabajar como estancias y turismo estamos bregando por un valle más estable y que se puede visitar en todas las estaciones del año”, señala.
A partir del asesoramiento de Cambio Rural del INTA, a través del Ing. Agr. Jerónimo Crito se logró la unión de un grupo de empresarios dedicados a diversas actividades -propietarios de estancias, hoteleros, prestadores de servicio de excursiones y artesanos- confeccionando un Plan de Trabajo destinado a atenuar la estacionalidad de la actividad turística a través de la optimización de la gestión empresarial, del diseño de una efectiva estrategia de mercado y de la capacitación permanente.
Como parte de las opciones propuestas es posible realizar cabalgatas, excursiones en vehículos 4×4, visitas a estancias jesuíticas con más de doscientos años de antigüedad, visitar Campo del Molino que realiza dulces y escabechados y conocer a los artesanos del lugar.
En el plano deportivo los excursionistas “tienen una variedad de actividades desde hacer una cabalgata guiada o alquilar un caballo, volar en parapente, ir al lago y hacer winserf o pesca deportiva, rapel, escaladas a rocas de 45 grados, y alta montaña de 1800 metros para pasar la noche. También existe un circuito especial que se extiende desde Tafí del Valle a las ruinas de Quilmes” ideal para la práctica de mountain bike y treekking.
El valle es atravesado por el Río Los Sosa que, además de rápidos y cascadas, ofrece una excelente oportunidad para la pesca de pejerrey y trucas, como así también para la práctica de deportes acuáticos.
El tafileste relata que el vocablo diaguita taktillakta da origen al nombre Tafí del Valle, y que de la cultura aborigen aun permanece evidenciada por pircas de piedra, construcciones de adobe, artesanía en cerámica y ténicas agrícolas. Los indígenas utilizaban los materiales encontrados dentro de su entorno natural que abunda en la montaña y con ella construían sus viviendas que aún hoy pueden verse a los lados del camino.
“Tafí del Valle es el único lugar en el mundo que tiene un cerro (Pelado) en el medio de un valle de altura y un clima muy variable que jamás supera los 28 grados en verano y en invierno una mínima de 8. Sin embargo, el promedio anual de temperatura es de 18 grados por lo que cualquier época es propicia para visitar Tafì”, concluye Carrazano.
Recorrido por las Estancias Jesuíticas
La primera Estancia Jesuítica abierta al turismo del norte del país fue Las Tacanas, que data del siglo XVIII y en la actualidad mantiene sus originales muros de adobe, techos internos de paja, todo pintado de blanco, convirtiendo al antiguo convento en una cálida casa elegida por los turistas europeos, es especial alemanes.
Destaca su típico patio interno, amplias galerías y terraza al parque, desde donde se puede observar la maravillosa vista a los cerros. Las Tacanas ofrece habitaciones con historia, ya que habitó en ellas Don Nicolás Valerio Laguna, propietario de la Casa de Tucumán, donde se firma la Independencia Argentina en 1816.
Por su parte la encargada del emprendimiento familiar de la estancia Las Carreras, Inés Frías Silva, reseña los comienzos indicando que “cuando abrimos hace dos años lo que quisimos hacer es mostrar Tafí en una forma diferente ya que en ese entonces lo que había era un casco original que se usaba como oficina del campo, la fábrica de quesos y la casa del capataz. Cuando la gente venía a recorrer la zona o a conocer nuestro tambo y los quesos se mostraba entusiasmada por dormir en el lugar debido a que está muy cerca del pueblo en un sitio tranquilo con paisaje característico”.
A partir de allí se desarrolla un proyecto para acondicionar el lugar con elementos de la región como el adobe, la paja y la caña.
Con relación a la historia del valle, Frías Silva relata que “en el año 1740 cuando llegaron los jesuitas, lo hicieron con la misión de evangelizar aunque también enseñaron el modo de vivir más dignamente. Había una gran diferencia entre los indios tafíes y los de otra parte del valle comparándolos con los indios Lules o Quilmes, quienes eran más avanzados por la influencia inca”.
“Se encontraron con una civilización que vivía de una forma muy arcaica e inclusive cuando se van los jesuitas la historia muestra un antes y un después. En tal sentido uno de los tantos legados que dejaron los jesuitas es el queso Manchego”, agregó la titular de Las Carreras.
El queso Manchego es originario de la región de la Mancha aunque actualmente se produce en toda España. Está elaborado con leche de oveja de la raza Manchega, es muy graso, la cascara es dura, su color amarillento, y está prensado con algunos agujeros muy pequeños. El queso elaborado en Tafí mantiene la misma técnica que la empleada para fabricar el queso Manchego, aunque existe una gran diferencia ya que “en lugar de utilizar leche de oveja nosotros trabajamos con leche de vaca. Hoy por hoy el queso Manchego acá es el queso de Tafí, porque desde 1779 esta estancia pertenece mi familia y se viene elaborando este queso permanentemente. Creo que este queso tiene unas raíces propias”, aclara Inés.
La tercera estancia jesuita es Los Cuartos que fue adquirida al ser expulsados los jesuitas por Silvia Zavaleta de Genoud, el primero fue utilizado como calabozo de castigo y luego empezaron a sumarle cuartos, que originan su denominación.
Al respecto, Marcelo Genoud explica “que ya somos nueve generaciones que habitan en Los Cuartos y hace 13 años decidimos abrirlos al turista, porque esto siempre fue una casa de familia”.
“El perfil del visitante que se aloja aquí viene a disfrutar del turismo de estancia. Elige pasar unos días en la casa de alguien, con un trato personalizado de los dueños y encuentra amistad en un lugar donde el tiempo se ha quedado y se tropieza con las tradiciones del lugar”.
El turismo rural, de creciente desarrollo en todo el mundo, está basado en dos pilares fundamentales como son por un lado los recursos geográficos propios de la región, y por el otro una cultura autóctona ancestral que permanece vigente en el tiempo.
Tafí del Valle, con su magnifica riqueza natural y el encanto de la cultura diaguita, se presenta como una excelente opción para los amantes del turismo rural.