“Es considerada internacionalmente como la enfermedad más destructiva de los cítricos. En los últimos 7 años ha mostrado un preocupante avance en todas las zonas citrícolas del mundo y especialmente sobre el continente americano, provocando la pérdida dramática de cultivos en poco tiempo”, manifestó el director de Vigilancia y Monitoreo del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), Pablo Cortese a la Agencia Noticias Argentinas.
Todas las especies de cítricos pueden ser afectadas por esta enfermedad así como varias clases de ornamentales: el mirto o jazmín árabe (Murraya paniculata).
“El HLB provoca un taponamiento en el floema (vasos de conducción de la savia de la planta) causando paulatinamente la muerte de la misma”, indicó Cortese. También destacó la importancia de que “esta enfermedad no tiene cura y una vez instalada en un área productiva, su avance puede causar importantes pérdidas que según información internacional puede alcanzar al 40% de la capacidad productiva en menos de 5 años. En Sudáfrica se citan pérdidas de cosecha de hasta el 100%”.
La trasmisión de la enfermedad se produce a través del uso de yemas infectadas utilizadas en la injertación para la obtención de nuevas plantas y por medio de un insecto vector (Diaphorina citri) que cuando se alimenta de la savia de las plantas cítricas adquiere la bacteria y la transmite al alimentarse de una planta sana.
“Es importante saber que este vector se encuentra presente en la mayoría de las provincias citrícolas del país exceptuando a Tucumán, Catamarca y Buenos Aires”, añadió el director del Senasa.
Recomendó al consumidor ser consciente de los riesgos a los que expone a la producción de la Argentina cuando compra una planta, “por ello debe adquirirlas en establecimientos habilitados por Senasa e Inase”.
“Los viveros registrados en dichos organismos, cuentan con la documentación correspondiente que avala el origen certificado y la sanidad controlada de las plantas. Por este motivo, cuando se adquiere una planta cítrica, el vivero debe otorgarle al comprador una guía de sanidad para el tránsito de plantas y/o sus partes y el rótulo con holograma de Inase de esa planta”, sostuvo. .
La sanidad y la calidad de la producción se origina en el vivero, por este motivo los operadores deben utilizar y trasladar material cítrico certificado, producido y mantenido bajo cubierta plástica y malla anti insectos.
El material sólo debe adquirirse en aquellos viveros inscriptos en el Instituto Nacional de Semillas (Inase) y en el Senasa, dado que cumplen con los estándares fitosanitarios de producción de plantas necesarios para lograr una producción de fruta sana y de calidad.
En la Argentina la actividad citrícola emplea aproximadamente a 200.000 personas en forma directa y, para Cortese “allí donde haya HLB habrá una producción arruinada, miles de familias estarán en riesgo de perder su principal sostén económico. El HLB no es perjudicial para la salud humana ni animal”.
La prevención pasa por no ingresar ni multiplicar cualquier tipo de planta de la cual se desconoce la procedencia: sólo basta un ejemplar enfermo para dispersar una plaga que ponga en peligro la economía de toda una región.