Con más del 54% de los votos en la segunda vuelta presidencial, Rodrigo Paz se convirtió en el nuevo presidente de Bolivia, poniendo fin a dos décadas de hegemonía del Movimiento al Socialismo (MAS). Su triunfo, inesperado en las encuestas iniciales, marca un punto de inflexión en la política boliviana.
Hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, el mandatario electo de 58 años llega a la presidencia tras una extensa carrera en la política tarijeña —fue diputado, concejal, alcalde y actualmente senador por Comunidad Ciudadana, el partido del expresidente Carlos Mesa—. Nacido en España durante el exilio de sus padres, Paz propone un programa de desarrollo que define como “capitalismo para todos”, basado en incentivos fiscales y créditos productivos para sacar a la economía boliviana de la informalidad.
Su propuesta, bautizada también como “platita para todos”, fue clave para conquistar el voto rural y periurbano. Con este esquema, busca aumentar la recaudación sin recurrir al Fondo Monetario Internacional, una alternativa que su rival, Jorge “Tuto” Quiroga, sí contemplaba.
Otro de los ejes de su programa es la Agenda 50/50, que plantea redistribuir los fondos públicos en partes iguales entre el gobierno central y las regiones. La propuesta captó el apoyo de las autonomías departamentales, tradicionalmente críticas del centralismo ejercido por el MAS.
Sin embargo, Paz también promete mantener gradualmente algunos programas sociales emblemáticos de los gobiernos de izquierda —como bonos y subsidios— hasta que los sectores más vulnerables puedan prescindir de ellos.
El factor popular en su fórmula fue su vicepresidente electo, Edman Lara, ex policía y figura mediática en redes sociales, especialmente en TikTok. Aunque sus declaraciones polémicas generaron controversia, su presencia ayudó a conectar con las clases populares y con Cochabamba, bastión histórico del MAS.
Rodrigo Paz asume el poder en un contexto complejo. Bolivia atraviesa una profunda crisis económica, con una inflación interanual del 23%, la más alta desde 1991, y una escasez crítica de dólares, que afecta el comercio y el abastecimiento de combustible.
El nuevo mandatario reconoció que la crisis energética será su primera prioridad. En su primera conferencia de prensa tras el triunfo, confirmó que ya inició contactos con Estados Unidos, Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina para colaborar en el suministro de combustibles.
Restablecimiento de relaciones con Estados Unidos
Uno de los anuncios más destacados fue la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, interrumpidas desde 2008 durante el gobierno de Evo Morales. Paz confirmó conversaciones con el subsecretario de Estado norteamericano Christopher Landau, y recibió el respaldo del secretario de Estado Marco Rubio, quien celebró la “oportunidad transformadora” que representa esta nueva etapa bilateral.
El futuro gobierno promete recortes en el gasto público, pero también un programa de préstamos subsidiados y exenciones fiscales para pequeñas y medianas empresas, junto con una política de descentralización económica que busca empoderar a las regiones.
Rodrigo Paz asumirá oficialmente el cargo el 8 de noviembre, en medio de una sociedad polarizada y una economía en tensión. Su principal desafío será lograr el equilibrio entre la estabilidad fiscal, la inclusión social y la reconstrucción de la confianza ciudadana tras casi veinte años de un mismo ciclo político.
Con información de ANSA, France24, Reuters
 
			 
		     
                                 
                    




 
							 
							 
							