La sociedad va construyendo, a través del tiempo, lenguajes urbanos. Las jergas, por ejemplo, se crean desde una necesidad de comunicarse desde otro lugar. De este modo, los grupos buscan consolidar y, por ende, perpetuar sus propias señas de identidad y pertenencia.
En este sentido, el papel del otro es imprescindible para que el individuo pueda sentirse uno mismo. Es así como a lo largo de nuestra historia, aparecieron distintos modos de comunicación. Distintos lenguajes.
¿Emulando a Rayuela? ¿Explorándolo desde las reglas del azar?
Por qué no. Como sea, quedan invitados a perderse en sus entramados, vanguardistas, anticuados o como uds. prefieran o elijan llamarlos.
Teje
Las travestis se han encontrado en situaciones en las que necesitan una comunicación propia, entonces hicieron dos lenguajes: uno es el carrinche que es una mezcla con el lenguaje carcelario (chongo, loca, babada), y otro más específico que no es tan elaborado, pero que tiene que ver con poder hablar entre ellas sin que entendieran otros, por ejemplo la policía o el cliente. El teje, en la jerga de las travestis es una palabra comodín.
“Es la palabra cómplice entre nosotras, de lo que no queremos que el otro se entere: tráeme el teje, por la cocaína; o mira el teje, es cuando tiene la billetera con dinero. Es lo que el otro no puede entender.”, dice Marlene Wayar, de la organización Futuro Transgenérico.
El teje viene de “teje y maneje”. De lo que se trama. El teje no se entiende, sino que se sobreentiende.
Lunfardo
Quizás uno de los lenguajes más conocidos es el lunfardo, que surgió en Buenos Aires a fines del siglo XIX gracias al aporte de la inmigración. Comenzó como un lenguaje carcelario. Se dice que la palabra lunfardo proviene de lombardo, a quienes en Italia, los asociaban con los hampones. Tiene componentes de varios orígenes: italiano, inglés, alguna palabras gauchescas, el “vesre” y el cocoliche. Les dejo un ejemplo de una narración propia apelando a este lenguaje.
Eran 7 gomías.
Uno era petitero y se metía siempre en bardos, otro mequetrefe con balurdos en todos lados; un chabón era macanudo y fachero y su hermano un chichipío. El más pebete, un poco mersa y chinchudo y el más jovaina un chantapufi. Pero el más copado era el farabute. Usaba un sarso del tiempo de ñaupa y Perramus. Siempre encajetado con alguna papirusa facilonga, vivía de metejón en metejón y les arrastraba el ala a todas. Las invitaba al biógrafo. A pesar de la mishiadura, y que andaba seco, siempre rascaba alguna chirola y agenciaba algún pelandrún para que le preste un checo bien de bute para ir a sacudir el esqueleto en algún antro. Pero un día lo agarraron en babia y una pispireta, no quiso pisar el palito. Primero le hizo la pera y después lo mandó a los caños. ¡Chau Pinela!, le dijo la mina. Andá que te cure Lola!!!. Yo me las pico, y que te garúe finito !!!! ¡A la flauta! dijeron algunos. ¡A la pipeta!, dijeron otros Al farabute le explotaba el marote. Estaba hecho boleta. Fue a ver a Sutano y luego a Mengano. No lo rescató ni una pichicata. No lo salvó ni Mongo Aurelio. Pero…. ya se sabe: el calavera no chilla.
Tumbero
Utilizado en la actualidad en villas y cárceles de casi todo el país, proviene del lunfardo y se fue aggiornando con modismos propios, que varían y se suman constantemente. La palabra tumbero, proviene de tumba, y no tiene nada que ver con la muerte. Así se denominaba en los cuarteles a la comida de muy mala calidad que se les daba a los soldados. José Hernández, ya la utilizaba en el Martín Fierro
Sin sueldo y sin uniforme
Lo pasa uno aunque sucumba
Confórmese con la tumba
Y si no… no se conforme
En el mundo carcelario, el que se destaca es un «poronga» y el que no un «pancho». El «autito» es un homosexual, el «coche» el que tiene pareja en el mismo pabellón, «colectivo» significa desorden, y «liberti» es sinónimo de libertad. Félix Roberto Carballo, un ex jefe penitenciario con más de 20 años de servicio, nos deja ver que la mayoría de los vocablos están relacionados con la sexualidad. Por ejemplo, un «fórmula uno» es el preso más apetecible, y el «quitamarido» el que consigue que su «amante» deje a su pareja. Muchas palabras ya pasaron a ser usadas por casi todo el mundo, como el caso de «violeta» (violador) o las alusiones a la policía como «botón», «rati», o «vigilante», o también las popularizadas «boga» por abogado, «bardear» por irse al carajo y «buchonear» por delatar.
También existe el lenguaje no verbal, el de los signos. Los tatuajes: La serpiente enroscada en una espada, está expresando el compromiso de matar a un policía. La rosa y las manzanitas mordidas son exclusivas de los presos homosexuales. La calavera significa que el portador del tatuaje no dudará en matar. Imágenes de santos, vírgenes, Cristo o el Diablo es muy común en los presos acusados por violación. Los agnósticos y ateos suelen tatuarse dibujos de palomas, flores, estrellas o palmeras. Les dejamos un puñado de términos “traducidos” de los tantos que se emplean en las cárceles.
Aguileando: intención de tener sexo con alguien a quien se ha elegido. Alto: bueno, excepcional. Armeti: armado de cigarrillo. Astilla: repartir el botín de un robo o cualquier otra cosa. Auto: homosexual pasivo. Bajá cancha: invitación a pelear. Bondi: problema. Carpuseando: mira a alguien con intención de tener relaciones sexuales. Coche: homosexual pasivo. Cochebomba: Hombre que mata por encargo del carcelero o por orden del director a interno que denuncia al servicio penitenciario. Kolino: loco. Cobani: Policia garca. Corchito: cigarrillo con filtro. Embroyo: carpa hecha con frazadas que se usa para tener relaciones sexuales. Fiche: oficial de policía. Fuelle: calentador. Gato negro: sirviente. Gorra: policía. La piloteo: que maneja muy bien la faca. Mangangá: tonto. Media teca: más o menos. Merluza: cocaína. Mulo: sirviente, que lleva cocaína en el estómago. Pajarito: bebida alcohólica, elaborada clandestinamente por los internos con levadura, agua de arroz, azúcar y fruta rallada. Palmera: cama. Paloma: bolsa atada a una soga que se descuelga por las ventanas y en la cual se transporta fundamentalmente comida entre los pabellones. Pingüino: estúpido. Pitufear: ir de un pabellón a otro, sin autorización del guardia. Reflaco: no creíble. Rescatarse: darse cuenta. Sacar mano: hablar mal de otra persona. Sapo: candado. Soldado: interno que prepara las facas para la pelea. Tocar pito: llamar la atención. Transa: vendedor de droga. Verduga: mujer, esposa. Zorzalera: cama alta.
¿Y ahora qué pasa?
Blogger
Y no podemos dejar de mencionar el lenguaje propio de los adolescentes, y no tanto, que se fue creando con el uso de los chats y mensajes en las redes sociales. Algunos lo llaman el lenguaje blogger, y se nutre especialmente de acrónimos y siglas. Aquí van algunos ejemplos:
- WTF: Proviene del inglés “What the fuck?” y traducida significaría “¿Qué demonios?”
- LOL: Hay dos versiones sobre su procedencia. Una opción es “Lot of laughs” (Muchas risas), y la otra “Laughing out loud” (Reírse en voz alta).
- FF: Usada en Twitter significa “Follow Friday” (Sigue el viernes) y se utiliza como hashtag (etiqueta) para recomendar cuentas a seguir.
- TT: Se usa también en Twitter y significa: “Trending Topic”. Usada cuando un tema es muy comentado en esa red social.
- MAPS: Utilizada como graffiti y en las redes sociales significa: “Mejores Amigos Para Siempre”.
- BFF: Idéntico al anterior. Por BFF se entiende: “Best friends forever” (Mejores amigos por siempre).
- TKM: El famoso “Te quiero mucho”.
- OMG: Se utiliza para expresar asombro. “Oh my god” (Oh Dios mío).
- WAGS: Término que refiere a las esposas y novias de los futbolistas y famosos y que significa: “Wives and girlfriends”.
- FYI: “For your Information” (Para tu información) es utilizado principalmente como primera frase de un mensaje.
- Hemos recorrido algunos de los lenguajes que se fueron construyendo a través del tiempo y de las necesidades.
Son la base de la comunicación de muchos.
Pero para lograr la comunicación verbal es necesario tener lengua. Y no siempre se pudo contar con este “atributo”:
La lengua cortada
Cada mes se extinguen dos lenguas indígenas de las 6.700 que se hablan en el mundo. En nuestro país, tenemos 39 pueblos indígenas –mbyá-guaraní, mocoví, pilagá, toba-qom, wichí, huarpe, entre otros–, algunos son numerosos y otros más pequeños. Según las estimaciones del último censo poblacional (INDEC, 2010), de los 40 millones de habitantes, el 2,4 % se declara indígena, es decir, más de 950 mil personas.
Pedro Rey, representante de la comunidad wichí de Tres Pozos en El Impenetrable chaqueño, lo explica a Perfil : “La lengua nos identifica, es la representación máxima de nuestra cultura y queremos conservarla. Es clave para nosotros que se cumpla la Ley de Educación Bilingüe. Hoy por hoy, sólo está vigente en la primaria, entonces los chicos al iniciar la secundaria la van olvidando porque nunca llegan a aprenderla y dominarla bien. Pueden hablar pero no escribir, y así se esfuma”. “Es una culturización, no una educación”
Blas Wilfredo Omar Jaime, es un jubilado argentino de 87 años que nació en Nogoyá y es el único hombre en la faz de la tierra, reconocido por la Unesco, que sabe hablar el idioma Chaná, una lengua indígena que se daba por perdida hace ya más de 100 años.
Este idioma lo aprendió de su madre, porque en la sociedad Chaná, una etnia nativa de tipo matriarcal, eran las mujeres quienes transmitían, de forma oral, la cultura, y también impartían justicia. Sin embargo, con la llegada de los colonizadores esa lengua pasó a tener un uso únicamente clandestino. Blas recuerda los años de represión, cuando “los nombres aborígenes fueron prohibidos y a las niñas que hablaban chaná les cortaban la punta de la lengua”. Era para que no transmitieran su cultura ni su lengua. Este es uno de los tantos episodios que han debido sobrellevar miles de pueblos indígenas. Quizás por eso, los percibimos tan callados. Recordemos que Argentina no reconoció los derechos de los pueblos originarios hasta 1994.
Fuente: Perfil/ La tinta/ Foto: Racool_studio