Se estrenó El Destello en el escenario de Itaca Complejo Teatral, con la autoría de Stela Camilletti. Esta obra argentina surgió de Experimento Cúbico, un proyecto internacional generado en pandemia, por autores y directores de diferentes países (España, Grecia, Argentina, Bolivia y Chile), realizando un proceso de escritura personal en interacción colectiva, resultando del mismo, seis dramaturgias originales y diferentes.
En El Destello, se narra una serie de situaciones que corresponden a un pasado, una historia construida con hechos que quedaron ocultos cuyas consecuencias quedan a la vista en un viaje en un barco en el medio del mar.
Una familia que al principio muestra una funcionalidad clásica, pero con rispideces que, a lo largo de la trama, se irán incrementando. Sin dudas y desde el comienzo, la obra tiene la virtud de crear un clima tenso, de reclamos postergados y de un cuestionamiento casi permanente del motivo del viaje emprendido.
Queda claro que el padre de familia –Leandro- los ha llevado y embarcado en una nave hacia una isla paradisíaca y hacia un puerto que cada vez está más lejos. Reina en ese barco la incertidumbre de un destino añorado pero inalcanzable.
Es en esa atmósfera caldeada por los ánimos exacerbados por la falta alimentos, pero más por la falta de incentivos. Cada miembro de la tripulación se aísla en su propio mundo interior y es donde afloran, los recuerdos y las historias de cada uno de ellos y cómo vivieron y percibieron hechos que los marcó para el resto de sus vidas y que, en ese barco, afloran y se muestran en una dimensión dolorosa y dramática.
En El Destello, cada personaje es como es, más sus propias historias; una marca indeleble que los condiciona y que de alguna manera deben resolver. La aparición de un nuevo tripulante, hará que todas las verdades que hasta ese momento se mantuvieron ocultas y secretas, se muestren para llevarlos a un final imprevisible.
Con actuaciones convincentes, seguras y determinantes, cada personaje se encarna en cada actor / actriz y lo define a la perfección con un lenguaje corporal muy bien trabajado, pero también dentro de una escenografía que permite esa expansión actoral.
Un barco con tres sectores o plataformas, en las que los actores se mueven y rotan. Cada parlamento tiene su lugar, adecuado y preciso. Todo un logro crear una escenografía que por sí misma describe un barco, con algunos elementos propios, pero también la establece escenarios dentro de un escenario.
Un juego de luces preciso y oportuno, acompaña los pasos de los actores quienes llevan un vestuario que le da a cada uno de ellos, un perfil definitivo.
La obra lleva la autoría de Stela Camilletti y la dirección es de Antonio Peredo. El elenco lo forman: Ernesto Falcke (Leandro); Camila Giraud (Carla); Natalia Pascale (Ana); y Owen Toledo (Damián).
La iluminación estuvo a cargo de Ricardo Sica; la sonorización es de Javier Tapia (Capi); el diseño escenográfico de Ayelén Betti; la realización de Ayelén Betti y Daniel Betti; el vestuario de Anita Figueroa; la asistencia de dirección de Milagros Mongia; y la producción queda en manos del Complejo Teatral Ítaca (Argentina), El Bunker Casa de Creación (Bolivia), y El Astillero (España).
