Luego de su presentación del ‘Frutos del país’ en el Xirgu de San Telmo este fin de semana, Franco Luciani seguirá haciendo rodar el nuevo trabajo en Rosario, el próximo sábado 22 de Julio a las 21 en Galpón 11 (Estévez Boero 980), con todo el entusiasmo que implica haber abordado un disco enfocado en melodías y danzas populares del centro y noroeste argentino. El armonicista, cantante y compositor argentino presenta su undécima placa de estudio, en modo cuarteto junto con Pablo Motta en contrabajo, Leonardo Andersen en guitarra y Bruno Resino en percusión. Aquí un extenso y jugoso reportaje para comprender su búsqueda y por supuesto, su vigencia.
¿Con tantos álbumes en tu espalda ¿qué significa para vos lanzar uno nuevo y qué reflexión haces frente a una importante cosecha en tu haber en tal sentido?
– Para mí lanzar un nuevo material siempre es muy importante. El camino va acumulando muchos discos, muchísimas participaciones que he tenido, pero siempre el nuevo material es muy importante porque es la imagen de un momento puntual histórico de cada persona y de la coyuntura. Es la fotografía precisa de una persona, de un artista. La reflexión es haber llegado a grabar ya once discos, donde los muy variados, con enormes e históricos nombres de cada uno de estos géneros, participaciones que me llevan a haber grabado más de ciento cincuenta temas con diversos artistas nobles que uno les da una mano, como así las he recibido de ellos, como grabaciones con Mercedes Sosa, Eva Ayllon, Pedro Aznar, Fito Páez… Es muy grande el camino. La reflexión es “cuánto se hizo, no?”, cuánto se hizo en veinte años y también sobre esa construcción saber que hay mucho por hacer. Eso es lo lindo. Con muchas ganas de hacer mucho más, no por ambición sino porque esto es una rueda hermosa que con el esfuerzo y la dedicación de cada día uno la lleva a cabo, y mirando atrás lo recorrido, en mi caso me siento orgulloso, agradecido y con el mismo entusiasmo.
¿Por qué hiciste foco en el centro y norte del país?
-Porque tenía muchas ganas de grabar estos géneros, que son los géneros populares por excelencia de nuestro folklore. No los únicos, pero sí desde la danza, esa que tiene coreografía y una estructura, y que son tan populares. Desde la danza, desde la canción misma, desde la composición. Estoy hablando de la zamba, la chacarera, el gato, el bailecito, el escondido… Géneros que a mí me acompañaron desde el inicio, desde Cosquín. Son músicas que nunca he dejado de tocar, que estoy tocando constantemente en mi carrera. Pero hacía mucho que no hacía un disco con este enfoque, porque son clásicos de hoy y de siempre, más allá del cliché de la respuesta. Hay clásicos de los Hermanos Àvalos que tienen sesenta o setenta años, como clásicos contemporáneos, como el gran Raúl Carnota. Son géneros que a mí me encantan con la armónica, y me gusta mucho jugar e improvisar desde un lugar más cercano a la melodía. Tenía muchas ganas de encarar de una manera precisa, muy puntual, estos géneros que siempre están en mi música. Insisto, pero esta vez pensados de una manera más criolla, más bailable. Es un disco que permite desde el primer tema poder danzarlo. Eso es lo que ofrece el repertorio del Centro y del Norte. Hoy ya es una música nacional, ya todos lo sentimos así. Pero obviamente tienen el foco en estas regiones del país.
¿Qué cosas cambiaron en vos a partir de esa búsqueda y selección?
-El cambio que ha generado en mí es la manera de pensar el desarrollo de los temas. Hay algunas zambas que son un poco más libres y me permiten un campo de acción de improvisación, que es algo que hago comúnmente, pero también es algo que las chacareras, las zambas, los gatos, los bailecitos, los voy a tocar -y pasa lo mismo con el equipo- de una manera más cercana a la melodía original, y a pesar de que la improvisación está, sin tanto alejarse de la melodía, de la armonía e incluso del lenguaje. Porque hoy el folklore ha cambiado mucho, y es maravilloso que eso suceda; no se toca de la misma manera que hace sesenta años. Pero yo en este disco a veces busco eso también, busco el sonido actual del que estamos hechos los músicos de hoy, que es inevitable, pero a su vez en algunos temas puntuales busco jugar a ese sonido más tradicional. Eso es realmente lo que me cambia este disco por ahí en comparación a otros. Pero ojo, insisto: esto es algo que en participaciones, invitaciones, lo hago constantemente. Lo que pasa es que aquí decidí en un nuevo material mío y en este momento, en el desarrollo y las presentaciones de este disco, apuntar a ese objetivo.
¿Cómo hacés para sostener los frutos del país, musicalmente hablando en un mundo dominado por el mainstream y los sonidos impuestos?
-Mantener estas búsquedas, defender estos espacios, estos sonidos, estas ideologías musicales, en este momento no es fácil. Cuando digo que en el folklore que la zamba, la chacarera, el gato, el bailecito, el escondido, el tango, la milonga, el vals, la música del litoral, el chamamé están muy vivas, eso no hay dudas, es así. El problema es el lugar que ocupan en la vidriera y cuántos les da la luz que los destaca. Ahí sí ya se abre otra discusión, porque son momentos complicados, es hora de replantearse muchas cosas. Me parece que hay géneros muy comerciales, que son efímeros y que son parte del día a día y que siempre estuvieron, y que está bien que estén; el problema es cuidar otros elementos. Estoy hablando de una soberanía cultural que tiene un impacto social, político, económico en el fondo. Me estoy yendo muy lejos, pero todo es parte de un gran Todo. Estamos en un mundo que por ahí busca la insensibilidad del ser humano, así que eso es un poco ir en contra de esa mirada muy vacía en muchos casos. La verdad es que los intérpretes, los creadores, la actividad realmente existe, está activa, realmente es un fuego con fuerza y con luz, pero que hay que cuidar porque está en un lugar muy ventoso, por decirlo de una manera metafórica. No deberíamos estar a veces cuidando de esa orfandad, desde lo que necesitaría el género para estar más vivo. No se debería estar en esta situación en un país con una cultura increíble, siempre fue una influencia abismal en comparación a otros países de la región. Yo veo en el exterior cuando viajo el respeto que se le tiene a la música argentina en Europa, en el mundo. Pero bueno, eso es parte del trabajo. Primero lo hicimos por una cuestión lúdica, nos enamoramos, nos dimos cuenta de lo que portaba culturalmente, y acá estamos por todos esos elementos, todo empuja a la construcción de la defensa de nuestra cultura.
Cantás en Brasitas, ¿imaginás un disco en ese rol como prioridad?
-Además de Brasitas, canto también algunos estribillos, también el tema Canta zamba, que es la segunda parte de una zamba compartida mitad y mitad con En sombras tú. Es algo que llegó para quedarse desde ya hace unos años. No sé si me imagino un disco exclusivamente desde ese lugar. Sí puede ser que la voz esté mucho más presente, de hecho está más presente en otros discos, es algo que no lo esfuerzo; lo dejo fluir según lo que a mí me pide y lo que siento que me pide la obra. En “Anda en el aire” canto muchīsimo más, y es un disco de 2018, que es ganador del Premio Gardel, que va y viene entre el folklore y el tango. En “Tango improvisado”, con el Maestro Colángelo, también ganador del Premio Gardel 2021, disco netamente de tango, canto un par de estribillos, a modo de estribillista… Eso va a estar siempre. Es algo que ha llegado para quedarse. Pero siempre me gusta este ida y vuelta desde mi voz inicial, que fue la armónica, y que tanto me permite decir más allá de las palabras, y mi voz cantada, que ha llegado para quedarse porque ha sido muy bien recibida. Es algo que me gusta mucho. Pero voy viendo qué me pide cada material, cada nuevo paisaje
Fuiste solista, dúo, trío, ¿qué caracteriza este trabajo en modo cuarteto y cómo fue ese proceso compartido?
-A mí me gusta siempre jugar con los músicos con mucha equidad; es una cuestión ideológica mía. Igual siempre mi concepto es el de solista y desde ahí pasando la pelota desde la armónica y la voz cantada en algunos casos, como voz principal, eso siempre es así. Obviamente que en discos co-liderados eso se reparte de otra manera, pero no dejan de ser discos solistas. Una cosa son mis participaciones, pero si yo cuento mis once discos, en ellos siempre hay un juego constante con los artistas, pero siempre soy líder o co-líder. Construí mi carrera de esa manera. Ahora, insisto, como bien dije recién: acá hay un juego constante; no me gusta para nada la idea de un mero acompañamiento. Esto es un diálogo, a veces uno habla más, tiene más que decir, o tiene por ahí el discurso más destacado, pero sólo no tendría el mismo efecto. De eso se trata. Pero sí, definitivamente soy un solista que va construyendo su camino de esa manera.
¿Qué escucha Luciani cuando no está atado al trabajo y las obligaciones artísticas?
-Lo cierto es que escucho muchas músicas y que he sido un músico camaleónico que hace muchos géneros diferentes, por eso tampoco estoy muy lejano de cosas que también toco. De un tiempo a esta parte estoy escuchando un compositor y arreglador británico, si no me equivoco, que se llama Max Richter, que hace una música clásica medio contemporánea, de hecho hizo un juego con las tan famosas Estaciones de Vivaldi, como una recomposición. Es hermoso lo que hace, que aparte se escucha en series y en películas . La música clásica siempre me gustó mucho. Es algo que incluso hago y he hecho con armónica; no es una cosa de todos los días, pero está. Me gusta mucho la música del Barroco, me gusta mucho Bach, que también es material maravilloso para estudiar. Lo mismo me pasa con el jazz. Amo ese género, que es por excelencia el género para desarrollar la improvisación. Pero la variedad es muy grande. Obviamente el folklore y el tango están siempre. Desde Yupanqui, a quien amo como escritor también, como así el chamamé más tradicional. Es mucha la variedad… Obviamente el rock, en el que hay tantos gigantes, no solo en el mundo sino en Argentina. La música de Spinetta siempre ha sido una inspiración para mí y de alguna u otra manera he grabado cosas suya. Más allá de mi tronco, que son la música folklórica y el tango, es mucho más amplio y es lo que siempre está sonando en casa.
Hace como una década hicimos una nota y me contabas el tiempo que dedicabas a los ensayos, mil horas si mal no recuerdo aunque suene tonto mi comentario. ¿Qué sigue enamorándote de tu armónica? y, aunque suene obvia, ¿cómo aceitás el hábito de usarla?
-Bueno, los tiempos también van cambiando. Si bien hoy también son intensos, recuerdo tiempos de mucha intensidad. Hay momentos y momentos. Uno cuando empieza, en su adolescencia y primeros años de profesionalismo y formando su carrera, está tal vez atado de una manera muy particular al atril (a la música, al estudio). Después se puede ir variando según las obligaciones que uno tiene, que siempre están ligadas a la música. A veces uno no tiene mucho tiempo de estar trabajando puntualmente en un estudio, pero uno está en actividad igualmente, uno está aceitando la armónica. Eso es una manera de aceitar e hábito de usarla. Es cierto que uno tiene constantemente grabaciones, ensayos, conciertos, muy variados! A veces uno se aceita, usando tu término, con esta experiencia: a veces me toca tocar tres o cuatro veces seguidas repertorios con participaciones totalmente diferentes. Entonces uno ya tiene una gimnasia y sabe cómo aprovechar el tiempo para concentrar el estudio y la incorporación de lo que tiene que tocar. Pero la armónica no afloja nunca. De hecho estoy trabajando constantemente en el instrumento, incluso estoy escribiendo obras. Quiero hacer un álbum de obras para el instrumento. A modo de estudio, pero no un método sino obras de estudio, que en armónica no abundan. Y aún menos pensando que el elemento sea música general, pero apuntado a la música argentina de tango y folklore. Así que es el día a día, y por más que suene medio tonto o un poco romántico, realmente uno no deja nunca de descubrir el instrumento. Pero estoy seguro de que hablo por todas las personas del arte. Es siempre un volver a empezar, de alguna u otra manera, o es un reconstruir, pero con toda la experiencia, o es un seguir construyendo con nuevos ladrillos lo que uno ya viene haciendo.
Charly se preguntó alguna vez ‘¿Para quién canto yo entonces?’ ¿te tocó atravesar por momentos ese interrogante existencial?
-Realmente es muy interesante cuando uno se plantea a veces ese interrogante existencial. A veces uno piensa que la cultura aporta, y a veces aparece la pregunta sobre qué es lo que uno está haciendo y aportando. Lo estoy haciendo realmente? Lo estoy haciendo bien? Yo creo que son preguntas felizmente sin respuesta, porque lo que sucede es que uno va construyendo en el andar. Hay momentos donde uno puede llegar a encontrar una respuesta que pareciera ser definitiva: “esto es lo que me ha tocado hacer a mí en este mundo” (por algo uno recibe los mejores comentarios de la gente, que uno agradece. Y uno se sorprende porque es lo que uno ama y la gente encima agradece. Ahí es cuando uno se plantea que ese es el valor, esto era importante. Las cosas no están hechas porque sí, por un mero entretenimiento u ocio. Pero bueno, luego puede volver a replantearse qué me toca hacer a mí en este mundo. Es de una difícil respuesta, pero principalmente lo que puedo decir es que uno lo hace porque lo ama. Esto empezó como algo lúdico y con el tiempo se fue transformando y hoy uno no se puede ver de otra manera. Esto pasa en cualquier actividad humana, cuando se hace esa raíz fuerte, así sea en el arte o en el deporte, que por ahí son profesiones que están muy expuestas. Esto va para el amplio universo.
¿Qué representa para vos presentarte este mes y cómo girará Frutos en 2023?
-Siempre es muy importante no solo hacer un disco sino presentarlo. Porque uno saca a relucir, presenta, ofrenda por primera vez el material en ese formato. Pensándolo como pensó el álbum. Así que para mí siempre es importante, más allá de mi actividad constante de la música en vivo, un disco es fundamental. Así que para mí es un placer esta presentación que tendré en Buenos Aires en el Xirgu el 15 de julio, y en mi querido Rosario natal el 22 de julio. Son dos sábado consecutivos. Así que estoy muy entusiasmado con esto. E inmediatamente me voy de gira, con un proyecto que se llama Tablado de Tango, que tiene base de producción en París, y que es con el Chino Laborde y diferentes guitarristas según se va dando la gira. Rudi Flores originalmente, pero ahora estará Moscato Luna, luego Raúl Chiocchio. Es un proyecto muy interesante y me va a tener desde fin de julio hasta el veintipico de agosto, un poco menos de un mes, en este caso muy puntual por el sur de Francia especialmente. Después volveré y seguirán las presentaciones de Frutos del país. Esa es la intención. Tengo una serie de conciertos, de participaciones. Voy a estar girando en algunos conciertos por convite de un querido y admirado músico como es el Chango Spasiuk (voy a volver a Rosario en septiembre con eso, como invitado especial tocando un par de canciones, lo mismo en Córdoba y Buenos Aires). En octubre vuelvo a viajar al exterior. Así que se vienen dando cosas muy interesantes. Para mí siempre es un placer tocar en casa, en el país, en mi ciudad natal y en mi ciudad actual, de donde es mi hijo. Todo el amor ligado a mi tierra, a mis lugares. Va a ser muy importante que me acompañen, así que están todos invitados.