La huelga de guionistas y actores nucleados en la SAG – AFTRA se convocó a mediados de julio, en un claro enfrentamiento contra las cadenas de televisión y los estudios cinematográficos más importantes de Hollywood. A esta huelga que lleva más de dos meses, se unió el Sindicato de Escritores de América (WGA), según informó Brett Ryder de la revista The Economist. Mientras les trabajadores adoptaron medidas contundentes para asegurar que su voz fuera escuchada, los CEOs de los estudios respondieron con falta de empatía y sensibilidad las demandas planteadas. Esta interrupción laboral pone al descubierto un desafío que pone en jaque a la base que sostiene la industria cinematográfica, más importante del mundo.
En los años 40 del siglo pasado, la industria cinematográfica estadounidense se vio sacudida por una doble huelga similar y en aquel entonces, si bien fue un hecho sin precedentes, las tensiones no eran tan fuertes como las actuales. Hoy en día, están en constante crecimiento, a medida que los efectos de esta doble huelga se hacen sentir en todos los rincones de la industria.
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En las salas de juntas de los estudios, donde se acumulan los fondos de producción, están asentándose las realidades de una temporada sin estrenos de renombre ni alfombras rojas. Además, hay temores de que pronto podría haber una escasez de contenido para mantener el flujo en sus plataformas de transmisión. Mientras tanto, río abajo en el ecosistema del entretenimiento, los publicistas y las agencias de marketing, que dependen de los clientes para promocionar, se enfrentan a una situación financiera precaria. Varias películas han tenido que posponer sus fechas de estreno, ya que no pueden ser promocionadas adecuadamente por sus protagonistas.
Sin embargo, después de tres meses de iniciada la huelga de guionistas de Hollywood, finalmente parece haber señales de movimiento. Tras la suspensión de las negociaciones cuando les escritores abandonaron sus puestos el 2 de mayo y sin novedades durante 14 semanas, la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP) expresó su interés en retomar las conversaciones. Aunque aún es incierto lo que la AMPTP propondrá en esta reunión, es claro que las dos partes discutirán principalmente sobre la transmisión y en última instancia, este conflicto se centra en cómo la transmisión ha transformado la industria y, lo que es aún más fundamental, cómo se crea televisión en la actualidad.
Los paros laborales, en su esencia, se centran en cuestiones económicas, y estas huelgas simultáneas no son una excepción. Tanto actores como escritores buscan una compensación más justa por su trabajo, además de limitaciones en el uso de la Inteligencia Artificial (IA). Por otro lado, los estudios argumentan que no tienen tantos recursos para distribuir como les gustaría, ya que han incurrido en gastos significativos mientras mantienen sus servicios de transmisión. Este estancamiento amenaza con afectar aún más la salud financiera de la industria cinematográfica, poniendo en riesgo uno de sus activos más valiosos: las salas de cine.
La huelga de la WGA comenzó el 2 de mayo, mientras que el SAG-AFTRA se sumó al reclamo el 13 de julio. Después de 14 semanas de silencio, los estudios tuvieron un primer acercamiento con los gremios.
La industria del entretenimiento ha estado en una especie de carrera armamentística en la lucha por la supremacía en la Era de la Transmisión. Hollywood tiene una historia de reaccionar inicialmente con cautela ante los cambios en los hábitos de consumo, solo para luego adoptar esos cambios como herramientas para obtener mayores ganancias. Esta tendencia se observó cuando los estudios inicialmente resistieron la idea de licenciar sus películas a cadenas de televisión, pero luego se dieron cuenta del potencial de la pantalla chica. También hubo resistencia ante el VHS y el DVD, hasta que finalmente se aprovechó el lucrativo mercado del alquiler y la venta de videos domésticos.
La llegada de la transmisión, encabezada por Netflix, coincidió con una disminución en las ventas de DVD. El Gigante del Streaming capitalizó hábilmente la estructura de compensación de los estudios, lo que contribuyó a su éxito. Con su ventaja como pionero y su amplia biblioteca de películas adquiridas, así como contenido original exitoso, Netflix se convirtió en una potencia que generó miles de millones en ingresos anuales. Sin embargo, el cambio a la transmisión no ha sido sin desafíos para los estudios. Aunque muchos han lanzado sus propios servicios de streaming en respuesta al auge de Netflix, los resultados han sido mixtos. La pandemia agravó aún más la situación, ya que las producciones se vieron afectadas y la demanda de contenido aumentó.
El problema para la mayoría de estas empresas no son los ingresos; es el gasto. Hasta hace poco, se gastaba más dinero que nunca en más programas de televisión y películas. Como señaló la Motion Picture Association en su informe de 2021 sobre el estado del mundo del espectáculo, en ese año se produjeron 1.826 series originales para la transmisión. La cantidad de programas de televisión lanzados prácticamente se duplicó entre 2019 y 2021.
A pesar de la aparente reticencia de los estudios, el aumento en la demanda de trabajo para escritores y actores en la era de la transmisión ha demostrado que hay oportunidades y ganancias disponibles. Sin embargo, las tensiones persisten y las negociaciones siguen siendo fundamentales para el futuro de la industria del entretenimiento.
En Hollywood esperaban que el CEO de Disney, Bob Iger, considerado el líder corporativo más en sintonía con el talento, surgiera como un mediador sensato que pudiera poner fin al estancamiento laboral. Hasta que dijo lo que pensaba durante una entrevista con CNBC, allí expresó su “decepción” con las demandas de los gremios en huelga y dejó en claro su frustración porque los gremios no estaban, en su opinión, comprendiendo los problemas que enfrenta la industria. “Hay un nivel de expectativa que tienen que simplemente no es realista”, dijo. “Y se están sumando al conjunto de desafíos que este negocio ya enfrenta que, francamente, es muy disruptivo”.
Días más tarde, Fran Drescher, presidenta de SAG-AFTRA, contraatacó. “Allí está sentado con su ropa de diseñador, acaba de bajar de su jet privado en el campamento de multimillonarios, diciéndonos que no somos realistas”, sostuvo. “¿Cómo lidias con alguien así que es tan sordo? ¿Eres un ignorante?”, añadió.
Inicialmente, la huelga de la WGA tuvo un impacto limitado en muchas producciones, debido a que los guiones suelen ser elaborados con años de antelación y la creación cinematográfica no requiere la presencia constante de escritores en los sets. Sin embargo, esta lucha forma parte de los reclamos actuales de la WGA. No obstante, las películas dependen de les actores, y la huelga del SAG-AFTRA ha forzado el cese de numerosos proyectos de Hollywood.
Aunque la cartelera de los cines aún no se ha visto afectada por la huelga, la promoción de estas producciones sí ha sufrido un impacto. Tres destacados blockbusters, Mission: Impossible – Dead Reckoning Part 1 (Christopher McQuarrie), Barbie (Greta Gerwig) y Oppenheimer (Christopher Nolan), se proyectan en cines alrededor del mundo. Sin embargo, les actores ya no están participando en las actividades promocionales asociadas con estas películas.
Debido a la falta de actores para promocionar las películas ya filmadas, muchos estudios han tenido que ajustar sus calendarios de lanzamiento. Por ejemplo, la película Challengers de MGM, dirigida por Zendaya, que estaba programada para inaugurar el Festival de Venecia, retrasó su estreno hasta 2024 para permitir la participación de la actriz en la alfombra roja.
La cancelación masiva de series, la retirada y eliminación de contenido original de la plataforma HBO Max, así como la reestructuración y cambio de nombre en Estados Unidos (ahora llamada Max), generaron inquietudes sobre la pérdida de contenido valioso y la falta de compromiso con la calidad creativa y la preservación cultural. Sin mencionar los despidos masivos a los que se vio afectado todo el conglomerado Warner desde su adquisición por parte de Discovery.
Aunque es comprensible que los estudios ajusten las fechas de estreno debido a la falta de estrellas para la promoción, existe la preocupación de que esta escasez de películas en los cines, tan pronto después de una prolongada ausencia, pueda tener un impacto negativo en la industria cinematográfica global en su conjunto.
Fuente Nota al Pie/ Gentileza de la periodista Analía Yanil Coliva