Cuando lentamente se van apagando los fuegos del soterramiento del ferrocarril Sarmiento y el tren bala a Rosario por inviables, una nueva idea de dudosa realización viene a sumarse: la construcción de la nueva Estación Central Obelisco, que unirá todos los ferrocarriles en el punto más estratégico y transitado de la Ciudad de Buenos Aires.
Esta idea no es novedosa, el proyecto RER se había presentado en forma genérica y muy diferente al actual a fines de década del ´60, y hace más de un siglo existió otra estación central ubicada entre la Casa Rosada y la Aduana Taylor, la que fue destruida por un incendio en 1897. Esta terminal representó en su momento un descalabro en términos operacionales y de desarrollo de la ciudad.
Pero el nuevo proyecto, con sus agregados tecnológicos, le da visos de espectacularidad y sofisticación pero no le quita impericia en su desarrollo.
Llevar todos los ferrocarriles a un solo punto de intercambio, con el agregado de avanzar unos sobre otros, llegando desde el sur hasta Colegiales, La Paternal o Belgrano por ejemplo, es el sueño de cualquier pasajero del conurbano que desee atravesar la ciudad sin cambiar de medio de transporte.
Ahora bien, si desmenuzamos un poco el asunto, y sin entrar en cuestiones de impacto ambiental, nos encontraremos con los primeros problemas.
Empecemos por las frecuencias. ¿Cuántas vías serán necesarias para llevar por un túnel la mayor parte de los trenes del Roca? Nada más que dos suena a poco.
¿Y por el norte? ¿También se piensa colocar dos vías subterráneas para los servicios del Mitre y el San Martín?
Se dice en la presentación que se brindarán solamente algunos servicios hasta la estación Obelisco, ¿pero se hizo un cálculo acerca de cuántos pasajeros tomarán un tren que los deje en Constitución o Retiro solamente?
Si tomamos en cuenta que en la actualidad los ferrocarriles Belgrano y San Martín cuentan con tracción diesel solamente, significa que también tendrán que ser electrificados, ya que no resulta aconsejable llevar bajo tierra coches motores o locomotoras con motores de combustión interna.
También resulta llamativo que en la presentación del video animado no se haya tenido en cuenta que el sistema de alimentación de los trenes del norte y del sur son diferentes.
Mientras en el Mitre la alimentación es por tercer riel y de 800V, el Roca se alimenta por catenaria y con 25000V, con lo cual una de las dos líneas tendría que cambiar o agregar alguno de los sistemas antes mencionados.
El proyecto es ambicioso, pero visto desde esta óptica, la ciudad estaría obligando a la nación a cambiar casi todos sus ferrocarriles y a desembolsar recursos infinitamente superiores a los 1800 millones de dólares estimados para la construcción de los 16 km de vías y túneles contemplados en el proyecto original, con lo cual concretaría un negocio verdaderamente redondo: cambiar todo, gastar poco y que el resto lo pague otro.