Desde los residuos de crustáceos marinos investigadores de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) buscan generar formulados alimenticios como fuente de proteínas y antioxidantes naturales y dar un destino útil a las 76 mil toneladas de desechos generados por la industria pesquera.
En la actualidad, esos restos son descartados en basurales municipales y en otros casos directamente sobre la costa marítima, lo que origina un serio problema a nivel ambiental.
Según la secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación en 2014 el desembarco de crustáceos en las costas argentinas fue de alrededor de 130 mil toneladas. El mayor porcentaje de captura corresponde al langostino, seguido por la centolla y el camarón. A estas tres especies debe sumarse la incipiente captura de cangrejos por flotas artesanales que representa cerca de 2 ton/mes.
La investigadora del Centro de Investigación y Desarrollo en Fermentaciones Industriales (CINDEFI), dependiente de la UNLP y del Conicet, Ivana Cavello, explicó que el estudio tiene como objetivo buscar un método de obtención de quitina (un carbohidrato que forma parte de las paredes celulares de los hongos, del resistente exoesqueleto de los arácnidos, crustáceos e insectos y algunos órganos de otros animales, con múltiples propiedades en la biomedicina, en la agricultura, en la industria alimenticia, etc.) a partir de residuos de crustáceos basado en el uso de enzimas. Se busca así minimizar los efectos de los tratamientos químicos tanto sobre la calidad de la quitina, como sobre el medio ambiente.
El grupo de trabajo considera indispensable plantear una potencial solución al problema ambiental causado por la contaminación orgánica proveniente de la disposición de los desperdicios del procesamiento pesquero. “La demanda de nuevos procesos amigables con el ambiente impulsa a dirigir nuestros esfuerzos para trabajar en un nuevo concepto, una mirada productiva sobre los desechos de estas grandes industrias que permita valorarlos como fuente de productos de alto valor agregado e interés en el mercado mundial”, remarcó Cavello.
La quitina encuentra múltiples aplicaciones en áreas como la biomedicina, en la agricultura y las operaciones post-cosecha, en el tratamiento de aguas residuales, la industria cosmética, la industria alimenticia y algunos tipos de plástico biodegradables.
Por ejemplo en la agricultura entre las aplicaciones más comunes se encuentra el recubrimiento de semillas con películas de quitosano para su conservación durante el almacenamiento, sistemas liberadores de fertilizantes y como agente bactericida y fungicida.