Garantizar calidad y superar los desafíos que imponen los nuevos tiempos son dos premisas permanentes en el sector industrial yerbatero para posicionarse entre los consumidores. “La mejor manera de mantenerse en el mercado es asegurando calidad”, dijo sin dudar Pedro “Pepe” Stepañuk, de Molinos La Misión, de Oberá, que elabora la marca Mate Rojo. Por ese motivo, esta empresa familiar incursionó en el programa de Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) que el Instituto Nacional de Yerba Mate (INYM) pone a disposición de los secaderos y molinos.
Las Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) garantizan que la yerba mate se obtiene optimizando los procesos de elaboración y la seguridad del personal. Por eso, con la mirada puesta en satisfacer la demanda de los consumidores, el INYM pone a disposición del sector yerbatero la posibilidad de realizar sin costo la auditoría y la certificación que otorga el Instituto Argentino de Normalización y Certificación IRAM. Esto, tanto para secaderos como para molinos y fraccionadores.

“Uno viene escuchando sobre Buenas Prácticas, pero sin tener una idea muy clara y ahí aparece el Instituto acercando esa posibilidad, y eso es muy valioso porque el mundo va hacia eso, va hacia una producción auditada y controlada, y la mejor manera de mantenerse en el mercado es cuidando y asegurando la calidad del producto”, explicó Stepañuk.
La materia prima que utilizan proviene de mil hectáreas cultivadas de yerba mate propia ubicadas en la zona centro de Misiones, con las que elaboran y destinan unos 150 mil kilos mensuales del producto en el Nordeste argentino. “Decidimos mantenernos en esas cifras y cuidad la calidad”, enfatizó una vez más.
Por su parte Héctor Chemes, director de Sociedad Argentina de Nuevos Emprendimientos SA (Sanesa), la primera firma en obtener el Sello de Indicación Geográfica (IG), que también impulsa el INYM, sostuvo que “la tecnología hace que los hábitos de consumo deriven hacia otros formatos, y esa es una tarea constante de innovación y de ingenio de cada organización para atraer a nuevos materos”.

“Investigación y desarrollo son aspectos fundamentales porque el mercado está ávido de productos naturales y que aporten propiedades funcionales a la salud”, agregó Chemes.
Las primeras tres marcas en llevar el sello IG impulsado por el INYM fueron las envasadas por Sanesa: Natura, Urrutia y Costa Norte. “El IG es una herramienta muy buena porque hoy al consumidor le interesa saber cuál es la historia del producto, cómo se hace, qué beneficios aporta, cuál es la realidad de la comunidad donde se obtiene”, evaluó Chemes.
En 18 años de vigencia, las acciones del INYM para asegurar la calidad y posicionar la yerba mate, se evidencian desde los cultivos hasta el envasado del producto, con programas que optimizan los procesos de producción y elaboración, en concordancia a las exigencias del mercado nacional e internacional. Puntualmente focalizadas en el último eslabón yerbatero, además del Sello IG y de las BPM, cabe citar también la incorporación al Código Alimentario Argentino de criterios microbiológicos para el análisis de la yerba mate elaborada y el financiamiento a investigaciones científicas sobre las propiedades del alimento, desarrolladas en forma conjunta con el Conicet y Universidades del país.
Así, cada paquete de yerba mate que llega a las manos de los consumidores contiene mucho más que el producto en sí; es el resultado de un trabajo en cadena y donde el proceso tiene como uno de sus ejes principales la maximización de la calidad. “Siempre pensando en dar un buen producto, hemos mejorado los procesos de molienda y estacionamiento; otra tarea fue incorporar nuevas opciones de consumo, como yerba mate despalada, orgánica y saborizadas en paquetes tradicionales y en saquitos, y además del sello IG, logramos la certificación FSC 22000 de inocuidad alimentaria “, dijo el Director de Sanesa. “Tenemos –continuó- un sistema de control de calidad en el cual se da respuesta a los planteos que hacen los consumidores, ya que Sanessa envasa sus propias marcas y también las marcas de terceros”.
Yerba con IG en las góndolas
El sello de Indicación Geográfica “Yerba Mate Argentina” fue impulsado por el INYM y en marzo del 2016, mediante la Resolución 13/2016, la Secretaría de Agregado de Valor del Gobierno de la Nación aprobó los protocolos y el isologotipo, con lo cual el producto pasó a integrar el exclusivo lote de alimentos argentinos que poseen este tipo de reconocimiento.
Hasta la fecha son 9 empresas con 14 marcas y 6 formatos diferentes (envases de distintos volúmenes: de ½, ¼, 1 kg, 2 kg, 10 kg y 50 kg) las que posicionan el producto yerba mate con el sello IG, con beneficios para los consumidores porque les permite conocer más sobre el producto y para los establecimientos comerciales que reciben reintegro a las exportaciones.
De esta manera, se distingue la calidad del producto con el origen geográfico. Dicho de otro modo, se lo vincula con las características propias de la zona productora (aspectos productivos, sociales, históricos y culturales), que en este caso integran las provincias de Misiones y Corrientes, lo que le confiere identidad. Quiere decir que cada paquete de yerba mate que lleva este reconocimiento es sinónimo de alimento sano y natural obtenido en una región con factores naturales y humanos singulares, y con un legado histórico cultural.