Con algunos personajes inspirados en ‘La Casa de Bernarda Alba’ de García Lorca, la obra Piedad esquina Libertad cuenta la historia de un prostíbulo porteño de principios de siglo XX.
La casa de tolerancia ‘Madame Justine’ abre las puertas a los señores de la alta burguesía para que puedan deleitarse con sus bellas muchachas, comenzando un abanico de historias paralelas que tienen como protagonistas a las chicas y algunos personajes con intereses en el negocio, en un período de la historia de la Argentina en donde la prostitución estaba regulada.
La obra consigue retratar un recorte de la historia, con personajes entrañables algunos, otros endurecidos por la vida en la casa, no faltando las rebeldías con sus castigos y situaciones apremiantes y extremas. La pluma de la dramaturga Manu Echenique, no sólo es un desafío, sino un avance hacia la historia de nuestro país que, a lo largo de la obra, se torna en un alegato a la condición de la mujer y a un universo femenino que vuelve a reivindicarse.
Con actuaciones convincentes, una iluminación que sigue los pasos de las actrices y un vestuario adecuado, llamativo y acorde con el relato que se cuenta, se pinta de cuerpo entero a los personajes de esta historia que por momentos emociona.
Es una historia que marca a fuego una época en dónde no había lugar para una mujer al poder, la madama se encuentra por primera vez con el disfrute de estar al mando. Al igual que Bernarda sobre sus hijas, Justina maneja la casa con severidad y violencia.
Unos días después de la muerte de Antonio, la llegada al burdel de una nueva integrante en la casa, ella es exiliada política que traerá las nuevas ideas feministas que comenzaban a delinearse del otro lado del océano. Refugiada en el prostíbulo y lejos de su Italia natal, propiciará nuevos aires de cambio y esperanza para las mujeres del lugar.
En este nuevo escenario, Justina se redescubrirá a sí misma, e intentará pese a sus propias contradicciones mantener el orden y el poder que tanto le costó conseguir. Cada mujer intentará sobreponerse a su propia historia, aplacar sus miedos, coser sus heridas y casi sin quererlo, comenzarán a preguntarse por primera vez qué lugar quieren ocupar en una sociedad que les hizo creer que su voz no importaba y que sus deseos no tenían espacio.
En diferentes niveles del teatro, la acción se desarrolla con una amplitud de voces que narran recortes de la historia de algunas de las chicas. Pero también incursiona, lo violento de la época, en la impunidad y en la vulnerabilidad de las mujeres, ya vulneradas.


Fue estrenada el pasado 20 de septiembre, en el Complejo Belgrano (Av. Belgrano 2608). Dramaturgia: Maru Echenique. Actúan: Matías Alarcón, Maria Barci, Lucía Correa Vazquez, Giovanna di Vincenzo, Maru Echenique, Verónica Esclouset, Agustina Justine, Barbara Mantilla, Nelly Morelli, Hernan Muñoa, Mariano Reynaga, Delfina Villalón.
Diseño de vestuario: Maru Echenique. Animaciones: Verónica Esclouset. Música original: Santiago Stuchetti. Fotografía: Ine Tiberio. Asistencia de dirección: Lucia Andrada. Prensa: Okm Prensa. Producción: Maru Echenique. Coreografía: Ceci Cavallero. Dirección vocal: Chechu Bechech. Dirección general: Pablo Drigo.