En la sala González Tuñón del Centro Cultural de la Cooperación, se produjo el estreno de la obra La Culpa es de la Tierra, pieza teatral del Grupo Libertablas, en versión libre de Luis Rivera López, sobre el poema trágico Bodas de Sangre de Federico García Lorca y con la magistral actuación de Mónica Felippa.
Una obra que transita, los amores controvertidos y con ese halo de prohibición que jaquea la interrelación de esos personajes que no están en escena pero que cuya omnipresencia aparece en dialogos desdoblados y la magnifica interpretación, acabada y sin fisuras que logra Mónia Felippa, quien expone su experincia en los escenarios.
Además, es necesario destacar que la obra adquiere su verdadera dimensión, a partir de la internalización de la actriz con su personaje; una creación continua y desprovista de dudas. Una verdadera interpretación en toda la extensión de la palabra Y si de palabras se trata, Felippa ofrece un parlamento claro y preciso y con un compromiso actoral que despliega generosamente con su voz, su canto y su expresión corporal, junto la voz clara y dulce de Naya Ledesma quien se presenta con su guitarra y otros instrumentos de percusión.
La pasión, el amor y deseos clandestinos, se relatan en esta obra que recurre en forma eficaz y original, a marionetas de cuidado diseño que cobran vida y se integran a la historia gracias a la inevitable magia del teatro y que en este caso también se muestra descarnada y brutal, pero al instante se transforma sutilmente en una resignación y cae en las contradicciones propias de la humanidad.

Una estética de ramas y troncos transformándose también en personajes, a la luz de la luna surcando el ambiente y una serie de mixturas musicales en vivo, dan vida a esta historia surgida de la mano del gran Garcia Lorca quien todavía se sigue explorando y sigue ofreciendo propuestas magníficas como La Culpa es de la Tierra.
La obra presenta una tarea colectiva, primordial para esta propuesta que comienza con una escenografía que no solo ambienta un espacio del tipo rural, sino que también permite el desplazamiento de la actriz que utiliza casi todo el escenario con fecundo desplazamiento. Es destacar la iluminación de perfecta sincronización con el texto que sigue los pasos de la actriz y crea justas y precisas ambientalidades.
La versión de Luis Rivera López, si bien traslada la obra hacia otra geografía y en otro ámbito, deja entrever su enorme respeto a la historia que quiso contar García Lorca, dejándola a salvo, pero sin mezquinar su impronta personal que denota años de experiencia y de su tránsito por las tablas de todo tipo y color.
La dirección de Rivera López y de Gustavo Manzanal, logran darle agilidad a la obra que por otra parte, no decae en ningún momento y consigue mantener al público en alerta y la espera de la resolución del conflicto. Un verdadero logro constituir un equipo de gran performane y de gran compromiso colectivo y que esto se trata el teatro.
En declaraciones de Luis Rivera López: “Se trata, sin dudas, de una obra cumbre de la literatura en lengua española de todos los tiempos. Su actualidad reside en la relación directa entre las acciones de los personajes y los instintos más básicos del ser humano: las pasiones, las represiones y la posibilidad humana de transgredir las convenciones establecidas, aunque las consecuencias puedan ser trágicas. El pasado nos atormenta y actúa en nuestro presente mientras nuestros antepasados ya muertos (nuestra cultura) nos marcan el camino que debemos seguir. El amor no correspondido, la lucha contra uno mismo y el deseo de morir y matar. Una actriz titiritera de probada experiencia y maestría (Premio Javier Villafañe a la mejor titiritera y recientemente de aclamada labor en Salvajada de M. Kartún en el Teatro Nacional Cervantes), junto a una ejecutante musical en vivo, autora de melodías y canciones, dan pie a la posibilidad de un verdadero acto de prestidigitación actoral-titiritero y musical. Las escenas son abordadas desde la capacidad de narración de la actriz, cambiando de personaje, tanto mediante títeres de diversas técnicas, como volcándose sobre su propio cuerpo, potenciando el desarrollo de las situaciones”.
La hicieron posible
- Actriz y titiritera: Mónica Felippa
- Música y ejecución en vivo: Naya Ledesma
- Títeres, escenografía y vestuario: Alejandro Mateo
- Realización escenográfica y títeres: Guillermo Bechthold
- Video: Dante Sultani
- Fotografías: Lucía Rivera López
- Producción ejecutiva: Sergio Rower
- Iluminación y puesta en escena: Luis Rivera López
- Asistente de Dirección: Andrés Manzoco
- Dirección: Luis Rivera López y Gustavo Manzanal
- Prensa: Paula Simkin
La funciones serán los sábados a las 20 h en el Centro Cultural de la Cooperación (Av. Corrientes 1543, CABA), en la sala R. González Tuñón.
