En el Patio de Comidas del Shopping de Avellaneda colocaron una copia de la muñeca utilizada al comienzo de la serie coreana emitida por Netflix, “El juego del calamar” para que los chicos participen de un entretenimiento. La directora de la Asociación “Libres de Bullying”, licenciada María Zysman, y el Defensor del Pueblo Adjunto bonaerense, Walter Martello, elaboraron una declaración para concientizar sobre la necesidad de reforzar la prevención.
En el primer capítulo se muestra el grado de violencia presentado en la serie, donde los jugadores parten de una línea de salida y deben caminar hacia el otro extremo del predio y cuando la muñeca se daba vuelta deberían quedarse quietos. Hasta esta explicación es un tipico entretenimiento que se ha jugado en colegios y veredas en Argentina parecido al “Cigarrillo 43 o al semaforo. Lo terrible de la serie es que el que se mueve es asesinado en el momento.
Consideraron que se debe realizar un abordaje diferente respecto a estos tipos de productos culturales que, en el caso de la serie de Netflix, están calificados para mayores de 16 años.
El documento destaca que “cuando el juego (incluso los juegos “violentos” o agresivos) es planteado y organizado por los mismos niños podemos pensar en lo saludable del mismo. Podemos acompañarlo e incluso intervenir activamente. Cuando el juego es propuesto (¿impuesto?) por el afuera, y además es sumamente violento, es grave”.
“En los últimos días hemos recibido pedidos de ayuda ante la ´propuesta` de un shopping de Avellaneda que consiste en recrear uno de los juegos de la serie. En el patio de comidas del establecimiento instalaron una muñeca gigante (idéntica a la del primer juego de la serie) alrededor de la cual chiquitos de 6, 7 años corren (semáforo rojo, semáforo verde o uno dos tres cigarrillos cuarentaytres) y deben detenerse cuando la muñeca lo dice. El que no lo hace sufre el disparo de soldados (recrean a los de la serie) ubicados alrededor del círculo”, agrega.
“¿Cuál es el límite entre las propuestas empresariales y los derechos de los niños, niñas y adolescentes? ¿Se le puede ofrecer “cualquier cosa” a los niños y las niñas? ¿Todo es excusa para convocar a las familias a un patio de comidas?”, se preguntan en la declaración.
Concluyen: “Sabemos que los chicos expresan con el cuerpo, la conducta o el juego, aquello que los atraviesa y les preocupa. Generemos espacios de expresión y acompañamiento, ofrezcamos nuestra mirada, nuestros brazos, nuestra escucha para que nos cuenten sus miedos y dolores. Recibamos los sufrimientos infantiles. Recibámoslos, no los generemos buscando ganar dinero”.