El santuario que lleva su nombre en barrio porteño de Liniers, recibe a miles de fieles desde la madrugada para honrar al santo y pedir su la protección.
La misa central, fue presidida por el Primado de la Argentina cardenal Mario Aurelio Poli, señaló que como hijos de Dios “no fuimos creados para la mentira y la falsedad; sino para caminar en la luz de la verdad que nos hace libres y nos deja vivir en paz”.
A un día del debate en la Cámara de Senadores de la Nación del Proyecto de Ley sobre Aborto Legal, el arzobispo, pidió a los señores senadores que “no interrumpan la honrosa y laudable tradición de legislar para el bien común, con leyes que abran a la esperanza de nuestro pueblo, a favor de la cultura de la vida, protegiendo a los más débiles e indefensos y que esperan participar de nuestra historia”.
Ante el “serio y grave desafío”, que hoy vivimos en nuestra Nación, en el que “se juega la aventura de niños y niñas concebidos que esperan nacer en el vientre de sus madres”.
“El proyecto de ley de “interrupción voluntaria del embarazo”, pone a los indefensos y vulnerables seres humanos que se están gestando en un camino sin salida, excluidos de la legítima defensa, sin juicio ni proceso. Solo les corresponderá el deber de aceptar morir sin más. Porque sabemos que detrás de la incomprensible palabra interrupción no hay nada más”, manifestó. Y exhortó a cada cristiano a elevar “la voz de los que no pueden hablar; en defensa de las dos vidas: la de la madre y la del bebe”.
“No juzgamos a nadie”, dictaminó, “y menos a las madres que por motivos que solo ellas y Dios saben, a veces bajo presión, sin trabajo, solas, y padeciendo hasta el final la incomprensión de su entorno, optan por el aborto, que siempre será un drama”. “Para ellas los brazos de la misericordia siempre estarán abiertos para consolar, perdonar y animar a seguir caminando”.