En el 2008, un grupo de arqueólogos encontró una vasija de barro en la reserva india de Menominee, en Wisconsin, Estados Unidos. Dentro de la pieza se encontraron semillas, las cuales fueron llevadas por un grupo de estudiantes para cultivarlas.
Las semillas en cuestión tenían unos 850 años y fueron entregadas en 2014 a un selecto grupo de agricultores de la reserva india Lac Courte Oreilles Ojibwe, los descendientes de la reserva en donde que fueron encontradas las semillas.
Según el coordinador de la investigación Braian Etkin fue muy importante ” traer de vuelta la especie de esta calabaza” y poderla plantar “para asegurar que esta calabaza no se extinga”.
La plantación y germinación de la semilla fue totalmente natural, y dio como resultado una especie de calabaza que estaba extinta desde hace varios cientos de años. Los tallos rastreros de la planta han alcanzado hasta siete metros. La primera cosecha ha producido una docena de calabazas del tipo alargado. La más grande medía casi un metro y pesaba 8 kilos.
Gracias a esta nueva producción, la calabaza denominada Gete-okosomin, vocablo de las tribus anishinaabe que significa algo como “calabaza muy vieja”, pronto estará en los mercados.
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Fuente: Capital.cl