A la fábrica (o los trabajos y los días)”, la pieza de gran despliegue visual que pone el foco en el mundo del trabajo, con 28 intérpretes en escena y dirección de Sergio Sabater. Las funciones son los domingos a las 19.30. en el teatro Beckett (Guardia Vieja 3556, CABA).
En esta obra conviven la danza, la música y la expresividad de los cuerpos junto con el lenguaje audiovisual presente en una pantalla cuyas imágenes interpelan al trabajador en escena.
En tal sentido Sergio Sabater, director de la obra, comentó: “El imaginario de la obra está muy vinculado al cine de Gleyzer. Algunas imágenes y hasta los himnos de sus películas funcionaron como verdaderos disparadores a la hora de construir las escenas”. Y agrega: “En tiempos de precarización e intolerancia invitar a la reflexión sobre los mecanismos de producción de riqueza es también una manera de poner la lupa, de la mano del arte, sobre las contradicciones que nos atraviesan en el presente”.
La pieza teatral ya tuvo dos exitosas temporadas en la sala del Teatro Payró y en el Centro Cultural San Martín y ahora regresa a la cartelera porteña para sumergirse en el complejo mundo laboral teñido de luchas, conquistas y derrotas que en algunos casos se paga con la vida.
A la Fábrica interpela a toda la producción de carácter industrial que, desde la primera revolución industrial hasta la actualidad, la relación entre máquina – hombre – producción – producto lleva implícita la permanente reivindicación de las condiciones laborales, el salario y sobre todo, la dignidad del trabajador.
En ese entramado social que apela a la historia de las luchas sindicales (el caso de la fábrica INSUD, en La Matanza), se presenta en tres actos que son los turnos: mañana, tarde y noche. Los 28 actores en varios pasajes reivindican su condición de actor y actriz y no sólo eso, sino que además incorporan sus condiciones laborales personales, con un dramatismo que conmueve.
Un despliegue coreográfico que impacta visualmente en el público, pero que además es tan intenso el mensaje y la expresión corporal que no permite permanecer indiferente. De alguna manera la obra logra involucrar a todos, por la sencilla razón que el público, alguna vez fue o es un trabajador. Sólo hace falta ser parte de la historia.
Impactante y conmovedora A la Fábrica pone al descubierto la mecánica laboral en una síntesis que por momentos estremece y en otros aparecen una suerte de contradicciones y experiencias que sólo una jornada laboral puede mostrar, al trabajador en su total dimensión.
Es a través de un sincronizado y potentes movimientos, junto al despliegue intempestivo por momentos, del uso de la potencia física y del lenguaje corporal -acompañado por la fuerza vocal- refleja el cansancio experimentado durante la jornada laboral; y es el agotamiento y la fuerza de volver a empezar cada día que funciona en la obra, como fuente de creación y eje organizador de las distintas escenas.