Músico, compositor y amante de los Beatles y las series inglesas de los ´60, tuvo una carrera tan prolífica como desconocida aun en su amada Inglaterra. Hasta que desapareció del mapa y hasta hoy nada se sabe de él.
Tiene que salir alguna vez: 3, 2, 1… ¡Ahí vamos!… ¡Knight-ssssssssssssssss-brid-ggggg-eeeeee!!!… ¡South-ammm-ppppp-tooooooonnnn!!!… ¡Ken-sinnnnn-gggggg-to-nnnnnnnnn!!!! ¿Cómo demonios hace la chica de los parlantes para anunciarlos en una pronunciación tan condensada en monosílabos cuando el Underground (el subte de Londres) está por alcanzar la próxima parada?
Da-ggggggg-eeeennnnnn-haaaaa-mmmmm… Haaa-mmmm-er-sssssssssss-mi-ttttttthhhhhhh… ¡Lei-ce-ssssssssss-terrrrrr-S-quaaaaaaaaaaaaa-reeeeee!!!… Un acento que, una noche de estas, descubrirá algún científico medio smokey y luego nos lo venderá una multinacional envasado en una simpática cajita para que lo introduzcamos en la boca como una dentadura postiza.
Para Ed Ball (1959), sin embargo, ese acento es tan familiar como un gobierno desafortunado para cualquier argentino. Ed Ball es de Chelsea, el barrio de los anticuarios y las femmes extra slim de Londres. También en el barrio de los Sex Pistols y del Sex’n’Drugs de Malcolm McLaren a finales de los ’70. Pero la paradoja es que podemos preguntar por Ball en todo Londres y la respuesta será siempre un silencio, como preguntar en Manila por Federico Moura.
Como nadie en este absurdo planeta, Ed Ball se entregó a los brazos del legado de los Beatles, la musa fluorescente que sobrevuela como en un viaje de LSD la mayoría de sus inspiradísimas & retorcidas canciones.
En los ’80 Ball encabezó The Times… Television Personalities & otros proyectos paralelos (en los que lideró y colaboró) como Teenage Filmstars, O Level, Love Corporation, Conspiracy of Noise, Biff Bang Pow! y los Boo Radleys, en los cuales se las ingenió para recrear… revivir la psicodelia británica de finales de los ’60 y el mainstream pop.
“Es uno de mis compositores favoritos”, concede Alan McGee, artífice del sello Creation, músico & amigo de Ball. “En algún punto la prensa y el resto de los medios tropezaron con su talento. Es una de las personas más musicales que conocí. Depende del modo en que lo percibís, es como que él pone demasiada música en sus discos. Aunque posiblemente ése sea su talento. Escuchen ‘Pure’, de The Times. Ese es el único disco verdaderamente psicodélico de los ‘90”.
En contraste con la opinión de McGee está la crítica especializada, sobre todo la de Britannia, que consideró a The Times como “una banda poco original cuya música no representaba más que “una referencia demasiado directa a modelos del período mod de Inglaterra de mediados de los ‘60”. El periodo aludido engloba discos como “Pop Goes Art” (1982), “I Helped Patrick McGoohan Escape” y “This Is London” (1983), “Hello Europe” (1984), “Blue Period” y “Go With The Times!” (1985), “Enjoy The Times” y “Up Against It” (1986), todos reeditados en 2000 por el sello Art Pop.
Si bien en la superficie la intertextualidad es patente, en un plano algo más subyacente y en el contenido lírico The Times alcanza un nivel de realización, digamos… admirable para una banda británica de los ’80. La referencia a los Beatles y los periodos pre-psicodélico y psicodélico es indiscutible.
Dos referentes del periodo mencionado funcionan como nexo. Uno es la serie televisiva “The Prisoner” (El Prisionero), escrita e interpretada por el actor Patrick McGoohan cuando languidecía 1967. Y en segundo término el guión de “Up Against It” escrito el mismo año por Joe Orton tras un encargo especial de los Beatles para ser utilizado en lo que hubiera sido la tercera película de los Fab Four.
Finalmente, los Beatles no tuvieron el coraje de filmar ese guión. Según consta en el diario íntimo de Orton, el motivo del rechazo estaría relacionado con el hecho de que en aquel guión “los chicos eran sorprendidos con las manos en la masa, se veían vinculados en actividades políticas de dudosa orientación, aparecían travestidos, cometían un asesinato, iban a la cárcel y mantenían relaciones adúlteras”.
Pero según Paul McCartney, el rechazo no tuvo que ver con que la obra fuera delirante. “No la hicimos porque era una obra gay. Brian Epstein y su núcleo podían apreciarla y la encontraban muy divertida, pero los Beatles no compartíamos esa visión. No por estar en contra de lo gay, sino simplemente porque nCARTo lo éramos”.
En 1983 Ed Ball leyó la obra de Joe Orton y de inmediato escribió una canción inspirada en “Up Against It”. Grabada por The Times e incluida en un EP de seis canciones, “I Helped Patrick McGoohan Escape” traía consigo una nueva versión del tema que daba título al EP y un cover de “Danger Man Theme”, la música central de la serie que había hecho famoso a McGoohan años antes de que hiciera “The Prisoner”.
Años más tarde, en 1985, Ball colaboró con Tony Conway (de los Mood Six) en una adaptación para teatro del guión de Orton. La intención era poner es escena una versión condensada del guión, en un solo acto, pero finalmente terminaron co-dirigiendo una producción completa a la que incorporaron música original escrita especialmente por Ball. Esas canciones vieron la luz en el disco de The Times “Up Against It”.
El resto de la carrera de Ball, el nuevo testamento… está enlazado afectivamente al sello Creation de McGee, donde grabó con The Times (paulatinamente convertido en distintos monstruos) el álbum “Beat Torture” (1988), el pastiche acid house & miniaturas acústicas “E For Edward” (1989), un inspirado por Gainsbourg “Et Dieu Crea La Femme” (1990), el citado “Pure” (1991), “Pirate Playlist 88” (1992) y “Alternative Commercial Crossover” (1993).
Sus cuatro álbumes solistas “L’Orange Mechanik” (1989), “If A Man Ever Loved A Woman” (1995), “Catholic Guilt” (1996) y “Why Do I Need A Gun I’m Chelsea” (1999) son excelentes. Aunque quedaron desinflados frente a la edición casi simultánea de un disco considerado como su verdadera masterpiece: “Buy Our Record, Support Our Sickness” (Comprá nuestro disco, financiá nuestra locura), que grabó solo y bajo el alias de Teenage Filmstars. Desde entonces, nadie supo nada más de Ed Ball. Y pensar que el tipo pronunciaba tan bien…
