En el marco de la COP30, celebrada en Belém (Brasil), la Mesa Redonda de Soja Responsable (RTRS) reunió a investigadores, especialistas en sostenibilidad, representantes del sector productivo e instituciones financieras para debatir cómo la soja certificada puede acelerar la mitigación climática. El panel, realizado en la AgriZone de Embrapa, puso en primer plano estándares, datos científicos y nuevas herramientas que están redefiniendo el futuro del cultivo.
La directora ejecutiva de la Mesa Redonda de Soja Responsable (RTRS), Marina Muscolo, abrió el encuentro destacando el rol global de la organización, con sede en Suiza y más de 220 miembros en 30 países. Subrayó la evolución del estándar, que integra certificación de propiedades agrícolas y de cadena de custodia para soja y maíz, con 108 indicadores distribuidos en cinco pilares que van desde el cumplimiento legal hasta la protección ambiental. “Ya existen evidencias de impacto en Brasil y Argentina, como mejoras en el suelo y restauración de vegetación nativa”, afirmó.
Uno de los ejes centrales fue el proyecto piloto de agricultura regenerativa, presentado por la consultora Helen Estima Lazarri. La iniciativa evalúa indicadores de calidad del suelo, carbono, diversidad vegetal y menor uso de insumos sintéticos, con el objetivo de crear un nuevo estándar dentro de RTRS. “La demanda global exige prácticas que combinen productividad, resiliencia y beneficios ambientales de largo plazo”, sostuvo.
El investigador de Embrapa Soja, Marco Antonio Nogueira, aportó evidencia científica sobre los impactos positivos de prácticas como siembra directa, rotación y uso de braquiaria, que mejoran la materia orgánica y fortalecen la resiliencia productiva. Recordó que estudios en fincas certificadas confirman beneficios derivados de la restauración de vegetación nativa y el control de insumos.
La visión del sector privado estuvo a cargo de Fabiana Reguero, Head de Sostenibilidad de Amaggi, quien afirmó que más de mil millones de toneladas de soja certificada producida por la empresa reflejan una estrategia que integra responsabilidad ambiental y competitividad. “La certificación genera previsibilidad, reconocimiento internacional y acceso a mercados exigentes”, destacó.
En materia de carbono, Mateus Rosado, Coordinador de Desarrollo de Negocios de Carbono de Bayer, resaltó la importancia de metodologías sólidas y sensores remotos para medir emisiones con precisión. Consideró que el estándar RTRS ofrece una base confiable para diferenciar buenas prácticas y direccionar incentivos climáticos.
El sistema financiero también estuvo representado en el panel. Taciano Custodio, Head de Sostenibilidad del Rabobank, señaló que estándares verificables como RTRS reducen riesgos percibidos y permiten ampliar el acceso a crédito verde. “La trazabilidad y la medición independiente fortalecen la confianza de los inversores”, indicó.
Desde la perspectiva del mercado global, Pamela Moreira, Senior Manager de Sostenibilidad LATAM de Bunge, informó que la demanda de soja certificada creció 12% en 2024. Destacó que los compradores priorizan cadenas con trazabilidad y compromisos climáticos, y que la plataforma RTRS facilita conectar oferta y demanda de créditos y productos certificados.
Finalmente, Joshua Wickerham, Senior Advisor de ISEAL, reforzó que la credibilidad de un estándar depende de auditorías independientes, mejora continua y transparencia en los datos. Recordó que RTRS integra estos principios desde 2020. “La certificación y la trazabilidad son fundamentales para viabilizar pagos por servicios ambientales y créditos de carbono”, afirmó al concluir.




