Dentro de las cadenas agroalimentarias qué más exportan en la Argentina, el complejo que incluye uva/vino es uno de las ofrece el efecto multiplicador más significativo. La vitivinicultura genera por hectáreas cultivadas 5,6 veces más dólares que una de soja según el Observatorio Vitinivícola argentino.
Así lo certifican los datos oficiales al 2020 de los Ministerios de Desarrollo Productivo y de Agricultura, Ganadería y Pesca y el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), relevados por el Observatorio Vitivinícola argentino- de la Corporación Vitivinícola Argentina (Coviar) gestionada por la Bolsa de Comercio de Mendoza-.
Es por ello que este estudio y análisis comparativo de los complejos agroalimentarios exportadores fue presentado al equipo técnico del Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación, para que sea analizado y evaluado por el ministro Matías Kulfas, con la solicitud de eliminar los derechos de exportación (retenciones) que actualmente pagan los principales productos de la vitivinicultura, un sector clave de las economías regionales presente en 18 provincias argentinas.
“En este contexto y contemplando el efecto multiplicador que tiene la vitivinicultura como generadora de divisas, creadora de empleo y su aporte a la construcción de marca país, es pertinente discutir el rol e impacto que tienen los derechos de exportación que hoy paga el sector. Un menor costo por la eliminación de las retenciones nos ayudaría a ser mucho más fuertes en los mercados y crecer más en las exportaciones”, afirma el presidente de Coviar, José Alberto Zuccardi.

Según estos datos y con relación a la generación de divisas, una hectárea cultivada con uva genera exportaciones promedio por un total de USD4.800. Esto es casi el doble de lo que exporta una hectárea de maní (USD2.683) y representa 5,6 veces más de lo que la soja exporta por hectárea, que equivale a USD857.
Respecto a la generación de empleo el complejo exportador de la uva (incluidas aquí las ventas de uvas en fresco y pasas, vino fraccionado y a granel y jugo concentrado o mosto, según el informe del Observatorio, por cada 100 hectáreas cultivadas y en producción, la vitivinicultura genera alrededor de 72 puestos de trabajo. Es decir, diez veces más que los empleos que genera el maní (7 por cada 100 hectáreas en producción) y ampliamente superador a la cantidad de mano de obra que demandan los complejos exportadores de cebada, girasol, trigo, maíz y soja. Todos estos sectores emplean a entre 1 y 3 personas por cada 100 hectáreas cultivadas.
“Estos datos reflejan el efecto dinamizador que tiene la vitivinicultura para las economías regionales y la potencialidad para generar divisas genuinas y crear empleos en zonas rurales”, destaca el director del Observatorio Vitivinícola Argentino, Daniel Rada.
Otro punto a destacar es la presencia en el mundo y la diversificación de mercados que tiene la vitivinicultura argentina. En este sentido, “el complejo uva con sus productos exportables llega a 108 mercados (países) del mundo. En tanto el complejo maicero llega solo a 66 países, mientras que el maní accede a 63 y la soja a 44 mercados”, informan.