El Instituto Nacional de la Música (INAMU) presentó el libro “La Vida Mía”, obra de Leda Valladares en el marco de su centenario (2019) y debido a la repercusión de la obra, sigue su camino didáctico; como el que nos marcara la misma Leda; tanto para ser distribuido en escuelas como espacios de educación artística de todo el mundo.
Además de testimonios de grandes referentes de la música popular, el libro cuenta con partituras y cancionero donde subraya el valor la obra de Leda y para que este mismo material – de autoría colectiva- siga siendo estudio de nuevas y futuras generaciones.
En este trabajo podemos consultar y cotejar de dónde viene el canto ancestral, como así también albergar las diferencias melódicas y de contenidos en cuanto a su región. “La Vida Mía”, es imprescindible a la hora de valorar artistas anónimos, rescatando lo que nos une y nos distingue respecto a quienes viven otras realidades, otros paisajes, otras costumbres; como así también unir todos los sonidos, acercando a la raíz a consagrados artistas de zonas urbanas.
El libro “La Vida Mía”, cuenta con las colaboraciones y textos de León Gieco, Charo Bogarín, Gustavo Santaolalla, Litto Nebbia, Suna Rocha, Marcela Abruzzese, Acoplase-Rueda de Canto Comunitario con Caja, Adolfo Colombres, Clara Cortázar de Goettmann, Rubén Cruz, María de Michelis, Miriam García, Miguel Garutti, Alejandro Iglesias Rossi, Silvia Iriondo, Silvio Killian, Fara Korsunsky, Lucía Montero, Fabiola Orquera, Nancy Pedro, Lucía Piossek, Liliana Rega, María Carolina Romero, Miriam García, Martín Ruiz Torres, Daniel Soruco.
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Si bien Leda de chica se había cultivado musicalmente de blues, jazz y piezas clásicas, fue incursionando en terrenos culturales geográficamente más cercanos como el grupo que armó a los veinte años, y resumió bajo una sigla (FIJOS) de cinco atributos: Folklóricos, Intuitivos, Jazzísticos, Originales y Surrealistas; Y junto a Enrique “Mono” Villegas, Gustavo “Cuchi” Leguizamón, Adolfo Abalos, Manuel Gómez Carrillo, Rodrigo Montero y Lucía Bolognini Míguez, conocida como Lois Blue.
Pero aún seguía insatisfecha con su destino, aun estudiando Filosofía en la Universidad Nacional de Tucumán, clarinete en la Academia de Bellas Artes y, más tarde, también se dedicó al estudio de las Ciencias de la Educación.
Un día Leda encontró el llamado en una siesta cafayateña, mientras unas mujeres ensayaban bagualas y vidalas para tiempo de carnaval. Lejos de molestarla bajo inmediatamente a arroparse de esa sabia en sonidos milenarios y esas voces curtidas por los siglos.
Un momento gozne que le estampó el destino sumergiéndola en esos “jadeos y trepidaciones”, como gustaba decir.
Leda es una adelantada. Es la recopiladora y recuperadora de un patrimonio inconmensurable. Capaz que su rebeldía innata la hizo trazar el Mapa Musical Argentino, trabajando arduamente, con un rudimentario Geloso, a sol y sombra por lugares inhóspitos; o la ternura tímida frente a corazones ermitaños donde podía correrle los cerrojos del corazón y que le entreguen generosamente el canto de las piedras. Lo cierto y el eterno gracias a ella, hoy no sería posible disfrutar de esas melodías llenas de sal y de tiempo y que están inmortalizados gracias a su amor y su trabajo.
Miriam García, asesora y participación del libro, además de cantora, actriz y discípula de Leda), expresó: “Leda es una templaria del canto con caja, una guardiana de uno de nuestros saberes más antiguos. Su obra vanguardista es un puente entre el pasado más remoto y una mirada futurista, una visión que supera los límites de lo normal, y se involucra en el más allá, en lo que vendrá. Rescató, custodió y difundió como nadie un yacimiento musical ancestral de nuestro país y de América.