La “nueva normalidad” que trajo consigo la merma en los casos de coronavirus nos permitió retomar una vieja costumbre: participar y recorrer encuentros y convenciones que mantienen vivos ese niño interior que todos llevamos adentro.
Nunca logré determinar si mi fanatismo por Star Wars, Volver al Futuro y Los Cazafantasmas, entre otros, nació desde mi particular gusto por lo que conocemos como “cultura pop” o si fue esta la que alimentó mi entusiasmo por esos largometrajes que trascendieron la pantalla y nos regalaron múltiples alternativas para el disfrute.
Lo cierto es que ya sea por el cine, los videojuegos, las series de televisión, los cómics, y en menor medida el animé y los juegos de rol, desde chico fui desarrollando una pasión que perduró el paso de los años y que todavía hoy me conecta con aquellos tiempos de descubrimientos permanentes y curiosidad extrema.

Dentro de esta locura, me fui haciendo habitué de exposiciones, ferias y encuentros relacionados a la temática. Un fiel ejemplo de ello, una presencia casi perfecta en las distintas ediciones de la Comic Con. Ya sea a través de las bondades que la tecnología nos ofrece para acortar distancias y meternos en aquellas que se desarrollan lejos de nuestro país, como de manera presencial en su versión “argenta”.
La “nueva normalidad” que trajo consigo la merma en los casos de coronavirus, me ofreció también una especie de regalo inesperado, o al menos olvidado: un mail de confirmación de un evento que había sido suspendido oportunamente y que por “cuestiones logísticas” -creo que es un buen eufemismo para referirme a mi perfecto y ordenado cuelgue en el que vivo- nunca efectué el pedido del reintegro del dinero de las entradas.
Primero, lo primero
Antes de que el mundo dejara de ser tal cual lo conocíamos, en momentos en los que a ciertos funcionarios les preocupaba más el Dengue que el Covid-19 y en el que pocos utilizábamos las letras del alfabeto griego de forma cotidiana, más precisamente el 6 de marzo del 2020, la organización de la Comic Con Argentina anunciaba a su primer invitado internacional para su nueva edición a realizarse 23, 24 y 25 de mayo. El nombre en cuestión: Ray Park.
Para quienes no lo conocen, hablamos de un actor escocés, reconocido por interpretar a Darth Maul personaje antagonista en Star Wars: Episodio I – La amenaza fantasma. No, Episodio I no es la primera película del genio de George Lucas, pero lo podemos charlar en otro momento.
Con el almanaque ya marcado con rojo indeleble para no olvidarme de tamaña cita -¿Ya les dije que mi fuerte no es ser muy organizado?-, me llegó una nueva novedad: la realización de la primera “StrangerXP”, una convención para fanáticos de la serie Stranger Things.
Para quienes no la conocen, y sin puntualizar demasiado para no “spoilear”, se trata de una serie de ciencia ficción creada por los hermanos Matt y Ross Duffer, que cuenta la historia de un grupo de amigos -típico Club de los Perdedores a la altura de los niños perdidos del cuento de Peter Pan, Los Goonies, o un poco más acá Cuidado Hércules Vigila- que descubren una movida rara con niños en un laboratorio secreto del gobierno estadounidense, pelean contra seres de otra dimensión, descubren que el gobierno ruso también están metido en el tema, suman al grupo a una nena con superpoderes… Además, nos regalan en cada capítulo milquinientos guiños a todas esas películas, series, música y cuestiones relacionadas a la cultura pop que tanto nos gustan.
Si no la vieron, una vez que terminen de leer esta nota y todas aquellas que componen esta nueva entrega de Oxímoron, háganlo y disfruten de un lindo viaje por diferentes momentos de nuestras vidas.
Ante el descubrimiento del inédito evento, aprovechando que una de mis hijas estaba enganchada con la serie, y ante el ofrecimiento de una persona que había comprado cuatro entradas pero sólo iba a utilizar dos, decidí comprarle esos dos tickets con la pretensión de disfrutar de una actividad padre-hija en un terreno en donde tal vez no quedaría a contramano -reconozco que ya no conozco a todos esos cantantes, youtubers e influencers que los centennials hoy en día conocen-.
Pero… se vino el mundo abajo por culpa de un virus a la altura de las mejores historias de ciencia ficción que mencionamos y me quedé con las ganas de conocer a Ray “Darth Maul” Park, como así también de disfrutar de una linda jornada en la convención de ST.
“Tienes un email”
El sinsabor de marzo 2020, quedó en el olvido -de la misma manera que las entradas compradas- cuando a mediados de septiembre de 2021, un mail con la confirmación del evento nos invitaba a retirar aquellos tickets que nunca fueron dados de baja -¿Ya les dije que mi fuerte no es ser muy organizado?-.
La cita: el 7 de noviembre. El lugar: el Goldencenter eventos de Parque Norte, un espacio que parecería haber ganado nuevamente terreno en el marco de este tipo de iniciativas y por sobre todas las cosas, de características compatibles con el tan necesario protocolo covid.
Si bien las ganas de retomar cierta “habitualidad” eran enormes, también lo era la intención de seguir cuidándose y no hacer locuras.
“Vamos”
La nula actividad social y la imperiosa necesidad de sumar horas de vuelo en este tipo de actividades tras el parate pronunciado sumaron también a un amigo -padrino de mi hija- a la recorrida por la “StrangerXP”. Con un agregado, que había sido olvidado: para ese mismo día, teníamos entradas para participar de la “Feria Ciruja”, otro encuentro de características parecidas, que también retomaba sus encuentros, pero que por primera vez se mudaba al mítico Microestadio Malvinas Argentinas, en La Paternal.
Como no podía ser de otra manera, decidimos salir lo más temprano posible -tampoco tanto porque todo empezaba desde el mediodía recién- y honrar todas las entradas adquiridas en una doble jornada para ponernos al día con la “manija eventera”.
Expectativas cumplidas
Sin lugar a dudas, la StrangerXP cumplió con nuestras ansias. No solo por la destacada organización del evento, sino por estar a la altura de los fanáticos de la serie, tal vez con más cariño, fanatismo, y cabeza que con grandes corporaciones detrás para llevar a cabo el desarrollo de cada uno de los espacios.
Simpáticas atracciones, escenografías que invitaban a llenar la memoria de los celulares con fotografías y videos, actividades interactivas para los presentes y juegos.
Como frutillas del postre, el tradicional desfile y competencia entre los más osados “cosplayers”, y las proyecciones en pantalla gigante del primer capítulo de la serie y el del cierre de la última temporada emitida, un diferencial para destacar.
Nos fuimos de allí, no sin antes recorrer na vez más los cientos de stands dispuestos a lo largo y a lo ancho de los salones, como para ofrecerle compañía a nuestra “bolsa de obsequios” con el merchandising oficial del evento que nos habían entregado una vez que cruzamos la puerta de acceso.
Ciruja, recargada…
La Feria Ciruja es un grupo de coleccionismo que a través de Facebook permite la interacción y el esparcimiento de sus miembros, amantes de la cultura retro. Allí, se pueden compartir colecciones, realizar consultas sobre determinados objetos y sobre todas las cosas, comprar y vender a precios accesibles juguetes, figuras de colección, revistas, comics, juegos, VHS, entre otros.

La mecánica es simple y reflota el valor de la palabra y el compromiso. Si un quiere determinado producto, le pone “MIO”, el vendedor te lo reserva, y lo retiras en las juntadas semanales o mensuales que hasta el comienzo de la pandemia se llevaban a cabo en Gascón 104, en CABA.
La vuelta al ruedo, como mencioné previamente, se llevó a cabo en el Microestadio “Malvinas Argentinas” de la calle Gutenberg 350.
Y hacia allí fuimos los tres. Porque si bien habíamos caminado un montón, todavía quedaba mucho más por caminar. Y no iba a ser una caminata más. Iba a ser la primera con mi hija y mi compadre por un espacio del que también éramos habitués antes de que un chino decidiera comerse al otro lado del planeta una sopa de murciélago –Esto no está chequeado-.
Por nostalgia, por la necesidad de cerrar un círculo con aquel objeto que de pibe no pudiste tener, por negocio, por diversión y hasta para fomentar lazos. Estas son algunas de las motivaciones que llevan a personas de todas las edades a participar de “La Ciruja”.
Y por este último fin fuimos nosotros. Para disfrutar de recorrer, a pesar del calor, cada uno de los stands. Junto al compañero de aventuras de siempre, y mi hija, que se movía como una más entre los feriantes, buscado sus propios tesoros y revolviendo canastos repletos de figuras, sorprendiéndose una y otra vez.
Con las piernas cansadas y varias bolsas con objetos -y llamativamente uno de los tres con sus ahorros intactos- emprendimos el camino de regreso.
No sin antes de realizar una parada técnica para disfrutar de las bondades de unas ricas hamburguesas que oficiaron de “almuerienda” -si se permite el término- y el corolario de una jornada que marcó el regreso de una parte de nuestras vidas que pensamos ya no volvería.