Esperando el Tren, pieza teatral que se ofrece en la sala Teatro del Artefacto (Sarandí 760, CABA), los viernes a las 21. Las esperanzas y desilusiones políticas y sociales en un pueblo solitario, donde un vendedor ambulante se enfrenta a sus peculiares habitantes mientras esperan un tren que tarda mucho en llegar.
La obra tiene la autoría de Ricardo Hana, tiene la dirección de Manuela Serrano Bruzzo, con quien El Ágora habló antes de la primera función y delineó por donde pasa esta historia.
¿Cómo surge tu llegada a la dirección de esta obra?
El autor Ricardo Hana, tenía ganas de montar esta obra y primero pensó que la dirija otro director y comenzó a elegir el elenco, pero tuvo complicaciones y el proyecto naufragó. Hasta que finalmente nos ofreció la obra a mí y a Lourdes Cerdán para llevarla a cabo y que es la co directora. Allí nos pusimos a trabajar; leímos la obra y nos pareció interesante el tema, pero además está escrita de una manera interesante.
¿Qué te llamó la atención de este texto?
Más que nada en el tiempo en que transcurre el relato que son los años 90; un momento en que las privatizaciones de empresas del Estado era lo común, entre ellas la empresa de los ferrocarriles y que hoy se posiciona como una posibilidad cierta. La obra se sitúa en una estación de tren que debe tener un destino diferente para la que fue creada. Y tiene un trasfondo político y puede funcionar como un recordatorio de todo lo que nos pasó a los argentinos en esos años y que no nos pase de nuevo. Creemos que es un tema que encaja justo en estas elecciones.
El texto refleja esa situación…
El texto también refleja eso, pero además tiene algunas cosas delirantes que a mi particularmente me gusta. Plantea situaciones que no son reales y que sólo la magia del teatro lo puede hacer y resolver.
¿Cómo resolvieron esas “cosas delirantes”?
Incorporamos varios recursos teatrales como el grotesco, absurdo y realismo, son esos tres los que trabajamos y el texto acompaña para incorporar estos estilos.
Los actores habrán tenido que trabajar en ensayos para incorporar estos estilos….
Los actores son muy buenos, todos son egresados de esta escuela de teatro; imagínate que son cuatro que interpretan siete personajes y con algunos recursos que permiten contar esta historia. Y si tuvieron que trabajar. Ensayar mucho. Hay que verla, entretiene y posee una comicidad interesante.
Sólo en el teatro independiente se puede hacer este tipo de producto colectivo.
Si, aquí prima la creatividad, ante la falta de algunos recursos que el teatro comercial sí tiene o puede conseguir con mayor facilidad. Este es un proyecto colectivo en el que cada uno tiene su rol definido, pero tiene mayor libertad para aportar. Lo creativo es lo esencial en el teatro independiente. A veces es necesario tener una escenografía que sea realista, en la obra hemos solucionado ese tema con mucha creatividad y se asemeja a la realidad (risas).
Un tren que no llega
Esperando el Tren pone sobre el público, el mandato de no repetir una historia conocida por sus resultados. Una estación de tren con un tren que pasa de tanto en tanto, pero nadie en el pueblo sabe cuándo eso sucederá.
Mientras tanto, un vendedor de esos que van de pueblo en pueblo por el interior de una provincia cualquiera queda varado en la estación rodeado de incertidumbre y víctima de sus promesas incumplidas a una jovencita pueblerina con ganas de emigrar.
Un Jefe de Estación que cumple con todos los rituales propios de un “funcionario” estatal y un ferretero entusiasmado por el avance de la modernidad y hasta un puntero político que todo lo soluciona.
Ante el avance de un proyecto, unos y otros se unen en defensa de la estación y del tren, aunque hace mucho que ya no llega o no para en esa estación. Lo desopilante ocurre y entre ellos algunos recursos muy bien utilizados que dan pie la aparición de otros tres personajes, todos ellos muy bien construidos y actuados, en el marco de una dirección eficaz y en la que todo está calibrado para convertirse en una obra que transmite una reflexión, pero también entretiene.
La historia aborda sus triunfos y miserias, amores y desamores, mientras se preparan para defender su estación, esperando un tren que les permita avanzar. La trama se sitúa en los años 1990, una de las décadas que, en nuestra opinión, resultaron más complicadas para nuestro país.
La metáfora de un país que atraviesa un profundo vaciamiento se plasma en la historia de siete personajes interpretados por cuatro actores, quienes aguardan algo que los llene y revitalice para poder continuar luchando y defender su espacio, aunque sea pequeño y algo olvidado. Este espacio es donde alguna vez fueron felices y llenos de esperanza.
La directora
Manuela Serrano Bruzzo tiene formación en arte dramático en la Escuela de Teatro de Buenos Aires bajo la dirección de Raúl Serrano, junto con su estudio de comedia musical con el renombrado Julio Bocca, marcaron el inicio de su apasionante carrera.
A lo largo de los años, Manuela ha participado en diversas producciones teatrales, desde “Yo amo a Shirley”, donde deslumbró como bailarina bajo la dirección de Alicia Bruzzo, hasta co-dirigir “Sobre el daño que causa el tabaco a la humanidad” junto a Raúl Serrano. Su talento se ha desplegado en obras como “Éter Retornable” (asistente de dirección bajo Gerardo Begérez), “La Corista” (asistente de dirección bajo Alejandro Magnone) y “El Viaje de Don Juan” (asistente de dirección/producción bajo Raúl Serrano).
En el ámbito cinematográfico, Manuela también ha dejado su huella, destacándose en películas como “Nunca es un buen día para que un zombie toque a tu novia”, donde brilló como actriz bajo la dirección y guion de Hernan Lerner y Georgina Lizarraga, así como en “Subte-Polska”, donde demostró su versatilidad como actriz bajo la dirección, guion e idea de Alejandro Magnone.